Friday, January 9, 2015

Los cien eventos más importantes en dos mil años de historia cristiana: El edicto de Milán en el 313 dC










Tres acuerdos cambiaron el cristianismo de ser una secta ilícita y perseguida a ser una religión acogida y dominante en el Imperio Romano.


Vino de una cumbre de dos hombres que se reunieron en una ciudad Italiana en la región norte llamada Milán en enero de 313 dC. Los dos hombres eran los emperadores romanos, Constantino gobernando en el oeste y Licinio en el este. Se reunieron bajo auspicios felices, como su común comunicador dijo. Después de años de lucha de poder por la púrpura imperial, el mundo romano disfrutaba un cierto grado de paz. Y después del fallo de la gran persecución (iniciada por los emperadores Diocleciano y Galerio en el 303-304 dC) la iglesia cristiana había comenzado a recobrar su estabilidad. Constantino y Licinio cambiaron sus planes a asuntos que afectaban el bienestar del imperio.
Ellos determinaron primero que todo asistir a “la reverencia pagada a la divinidad”. Esto requería una garantía de una completa libertad para los cristianos, poniéndolos a la par de aquellos que seguían otras religiones. El llamado Edicto de Milán proveía todo esto. Este evento marca el abandono final de todas las políticas del Imperio Romano de persecución de cristianos. La era de los mártires estaba llegando a su final. La transición a la era del Imperio Cristiano había comenzado.

Provisiones para el Edicto.
La conferencia de Milán indudablemente resultó en un concordato. Pero sus términos son conocidos por nosotros solo por un rescripto publicado seis meses después por Licinio.
Este rescripto fue enviado desde su capital en Nicomedia, actual Izmit, Turquía, al gobernador de la cercana provincia de Bitinia. El escritor cristiano Lactancio  ha preservado el original de este rescripto en latín, mientras que Eusebio lo mantiene en griego.
Aquí están las mayores provisiones de este rescripto:
“Nuestro propósito es conceder tanto a los cristianos como a todos los demás completa autoridad para seguir cualquier adoración que cada persona desee, por lo cual cualquier divinidad que habite en los cielos pueda ser benevolente y propicia a nosotros, y a todos los que son puesto bajo nuestra autoridad. Por lo tanto creímos saludable y apropiado establecer nuestro propósito que ninguna persona sin importar quien sea, le sea reusada completa tolerancia, quien haya rendido su mente tanto a la secta de los cristianos o a la religión a la cual cada individuo se sienta más cómodo en atender. Es nuestro placer abolir todas las condiciones cuales quiera que hayan sido impuestas en tiempos anteriores con relación a los cristianos. Que cada uno que aquellos que tengan un deseo común de seguir la religión de los cristianos pueda desde este momento libremente e incondicionalmente proceder a observar dicha religión sin ninguna molestia ni desasosiego”.
El rescripto salió para asegurar un tratamiento imparcial para todos. Ninguna diminución debe ser hecha en honor de ninguna religión. Pero el más fuerte de los sabores a favor de los cristianos en visto en las instrucciones de restaurar todas las propiedades de los cristianos que habían sido confiscadas durante la persecución. Esto aplicaba a las propiedades que pertenecían a personas como a iglesias y sin importar quien fuera el dueño actual de las mismas, quien podía aplicar a la compensación del estado.
Al implementar estas reglas el gobernador estaba dando a los cristianos su más efectiva intervención asegurando que los términos fueran publicados para todos.
“Estas acciones, Constantino y Licinio concluyeron, asegurarían que el favor divino hacia el imperio el cual hemos experimentado en muchos asuntos, debería continuar por todo el tiempo para que nos de prosperidad y éxito junto con felicidad para el estado”.

Significación del Edicto.
En realidad, los temas de Constantino en el imperio oeste ya estaban disfrutando la tolerancia y prosperidad que este rescripto esperaba. De todas maneras la significación del edicto las mantenía inmovibles.
Solo unos meses antes Constantino se había vuelto el primer emperador romano en echar suerte con el cristianismo. A pesar de que el edicto de Milán decretó la paridad estricta solo para los cristianos, junto con otros religiosos, retrospectivamente se podía leer entre líneas el inicio de las cosas que este edicto traería consigo. Antes del final del siglo IV, el cristianismo ortodoxo se había vuelto la única religión oficial del imperio romano.
Para la cristiandad los cambios eran momentáneos. Hasta nuestros días las iglesias y el estado perpetuarían su hermandad algo que se hizo visible en el siglo IV. Mientras tanto, algunos cristianos independientes han considerado la revolución constantiniana como la caída del cristianismo, una caída casi tan tenebrosa como la caída de Adán y Eva.
Una cosa es clara: la tolerancia incondicional para todos decretada en Milán no duraría mucho, ni siquiera prevalecería por siglos. Los nobles sentimientos del rescripto de seguro captan nuestra atención hoy sencillamente por esta razón que hemos expuesto.

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