Wednesday, December 18, 2013

El nacimiento de la postura Amilenialista

 
 
Amilenialismo
El Milenio hoy
 
Agustín cambió su opinión y la de la iglesia en occidente por los próximos 1500 años.

 
Una de las cosas interesantes de Agustín de Hipona el famoso norteafricano que se convirtió al evangelio en 386 dC es como y por que el cambió su punto de vista durante sus cuarenta y cinco años de carrera como escritor Cristiano. Quizás su más influyente cambio está encontrado en “La Ciudad de Dios” su gran obra literaria,, con una amplitud masiva de alrededor de mil páginas en la traducción moderna le tomó cerca de una docena de años en completarse.
Allí en el libro XXII, Agustín fija su comprensión madura del Milenio de Apocalipsis 20:3-6. Su nueva posición que es llamada como Amilenialismo se convierte en el punto de vista de la mayoría de los cristianos en occidente, incluyendo los reformadores por casi mil quinientos años.
El milenio ahora
Agustín había seguido el punto de vista de la mayoría de los cristianos anteriores a él, lo que había sido conocido como chiliasmo (de la palabra griega para mil años). El tradujo esto al latín en la palabra Mileniarismo.
Ahora en La Ciudad de Dios Agustín vio los mil años de Apocalipsis 20 no como un tiempo especial en el futuro, sino como el período que comenzó con la primera venida de Cristo, lo que es la era de la iglesia Cristiana, a través de esta era los santos reinarían con Cristo, no en la plenitud del reino venidero preparado para los benditos de Dios el Padre, pero, en una forma inferior.
De hecho, el pueblo de Dios no reina hoy con Cristo, dijo Agustín, la iglesia no debería ser el reino de Cristo, el reino de los cielos, (aunque Agustín sugiere diferentes significados de reino en las Escrituras).
Entonces ¿Qué hay de la maldad que el pueblo experimenta en el reino de Cristo? Agustín dijo: el diablo está encadenado a lo largo de todo el período desde la primera venida de Cristo hasta el fin del mundo, que será la segunda venida de Cristo, esto no quiere decir que el diablo sea incapaz de tentar a los cristianos alejados de Cristo, sino que no le es permitido ejercer su total poder de tentación ya sea por fuerza o por engaño a seducir a los cristianos. Aun cuando el diablo es desatado por un poco de tiempo, al final del milenio de la iglesia su envestida revelará no solo la profundidad de su malvado poder, sino también la maravillosa perseverancia del pueblo Cristiano. “El Todopoderoso lo desatará para que la Ciudad de Dios pueda ver en cuan poderoso enemigo se ha convertido para la inmensa Gloria de su Redentor, Ayudador, Libertador”
Agustín dijo: “La primera resurrección de la cual Juan habla es una resurrección espiritual y esta tiene lugar a lo largo de la historia de la iglesia en la muerte espiritual, oye la voz del Hijo de Dios y pasa de la muerte a la vida y asi ellos continúan en lo sucesivo en esta condición de nueva vida”. Aquellos que no hayan venido a la nueva vida en esta era, en la segunda resurrección pasarán a la segunda muerte con sus cuerpos.
Agustín nunca dejaba un problema sin resolver si podía evitarlo, tomó los tronos de Apocalipsis 20:4 como “los asientos de las autoridades por las cuales la iglesia es gobernada ahora” el juicio que ellos ejercen ahora es lo que Jesús les habló cuando dijo: “cualquier cosa que hatareis en la tierra será hatado en los cielos”.
Esta interpretación acoplada con este énfasis en la iglesia como el reino, no dejaba noción de que Agustín había previsto: en la edad media la iglesia sería vista como el lugar donde las reglas de Dios serían ejecutadas en la tierra a través de la monarquía papal.
El cielo es la cosa
Esta era la nueva forma de entender las últimas cosas, y la pregunta naturalmente surgió: ¿Por qué Agustín abandonó la interpretación dominante de cristianos muchos de los cuales eran profundamente respetados?
Primero Agustín debía mucho a un notable escritor Cristiano africano llamado Ticonio, quien murió alrededor del 400 dC, sabemos muy poco de él pero lo suficiente para estar seguros de que estos escritos conformaron las creencias de Agustín.
Segundo Agustín cada vez más se enfocaba en la vida en los cielos, ambas ahora y en lo adelante. La realidad terrenal e histórica iba siendo cada vez menos importante para él. La verdadera plenitud estaba más allá de este mundo. La idea de un Milenio literal en la tierra después del regreso de Cristo era para el demasiado burda.
Tercero Agustín estaba luchando con reacciones al saqueo de la “ciudad eternal” de Roma por los  godos en 410 dC. Muchos cristianos con este punto de vista habian invertido mucho capital espiritual en la permanencia del imperio romano y por lo tanto habían sido perturbados cuando la ciudad cayó. Agustín quería cortar toda la historia secular a su tamaño, todo lo que importaba era la historia de la Ciudad de Dios.
Cuarto Agustín había venido a ver todo el período entre la primera venida de Cristo y su segunda venida como una era única uniforme y sin interrupción por ningún evento especial que iniciara nuevas eras en la historia de la salvación. Por eso mostró tan poco interés en la revolución de Constantino.
Agustín creía que los própositos de Dios serían siempre cumplidos, el evangelio estaba avanzando hacia las naciones en las cuatro esquinas de la tierra, los santos que habían resucitado a la nueva vida a través del bautismo estaban siempre reinando con Cristo y siempre sufriendo hostilidades demoníacas.
El evento histórico desicivo había tenido lugar en Belén, Nazaret y Jerusalen y estos iban a tener total cumplimiento solo cuando Cristo viniera otra vez. Con la primera venida de Cristo había comenzado “los últimos tiempos” de la era terrestre, la consumación estaba más allá de este mundo cuando Cristo reinara en medio de su pueblo restaurado, cuando las luchas y preocupaciones de esta era hayan terminado.
 

Tuesday, December 17, 2013

Premilenialismo Histórico: Visión a largo plazo


 

 
 

Premilenialismo histórico: visión a largo plazo.

 

Muchos de los pensadores entre primeros cristianos no tenian problemas con la demora del regreso de Cristo, pero si tenian problemas con aquellos que aseguraban que el regreso de Cristo era inminente.



Los días vendrán cuando las vides crecerán, creia Papias de Hierapolis, “cada una teniendo diez mil ramas, y en cada rama diez mil ramitas, y en cada verdadera ramita diez mil retoños, y en cada uno de los retoños diez mil racimos, y en cada uno de los racimos diez mil uvas y cada uva cuando sea esprimida dará doscientos galones de vino, y cuando alguno de los santos eche mano en un racimo otro racimo gritará, ‘Yo soy mejor racimo tómame a mi, bendice al Señor a través de mi”


Papias (60-120 dC) fue quizás el primer autor post bíblico en describir el milienio visible en el reino de Cristo. El gnóstico hereje Cerintos (c 100 dC) elaboró los placeres físicos del milenio, incluyendo los placeres nupciales a un grado que escandalizó a los ortodoxos. Muchos de los primeros cristianos ortodoxos y herejes encontraron la sensual expectación del milenio como algo irresistible. Pero a medida que el cristianismo ganó experiencia en estas expectaciones estos cristianos encontraron suficientes razones para ser cautelosos.
 

Mientras que los años se convirtieron en décadas, y las décadas en siglos se hizo claro que a pesar de las esperanzas de algunos, el milenio no había comenzado con la resurrección de Jesús, aunque muchos estudiosos modernos especulan esto puede haber causado consternación, no hay evidencia ni en la exhortación interna ni en las respuestas a la crítica externa de que esto haya preocupado a alguien.

Los cristianos rutinariamente pedían en sus oraciones que el fin del mundo fuera pospuesto. Parece que el retraso no era simplemente una cuestión, aquellos que esperaban el milenio estaban confiados que vendría, la cuestión era simplemente cuando.

Mientras los años pasaron aquellos que creían en el milenio empezaron a considerar el evento que lo iniciaría, si la resurrección no había empezado el milenio tal vez la segunda venida si.
Justino Martir (c. 100-165 dC) compartía el punto de vista de Papias, en su “Diálogo con Tripho” Justino afirma su espera de que los fieles se levantarían de los muertos y reinarían con Cristo por mil años en una Jerusalen reconstruida, aun cuando el difería de Papias en dos puntos interesantes.

Primero Justino dijo abiertamente que no todos los cristianos compartían su expectacion “Yo y muchos otros somos de esta opinión y creemos que tal evento tendra lugar, pero por otro lado muchos que pertenecen a la pura y pia fe y son verdaderos cristianos piensan de otra manera” tal tolerancia no fue dada por otras enseñanzas como la resurrección de la muerte “muchos que son llamados cristianos dicen  que no hay resurrección de la muerte, y que sus almas cuando mueren son llevadas al cielo no me imagino que sean cristianos”

Segundo Justino Martir unió el inicio del milenio que el esperaba con la segunda venida de Cristo y no con la resurrección de Cristo como Papias creía. Justino creía que los cristianos fieles resucitarían de los muertos para vivir con Cristo en la Nueva Jerusalen. Cuando el milenio fuera completado el resto de la humanidad resucitaría de los muertos, entonces todos recibirían el juicio final. Este parece ser el primer escrito post bíblco que pone el milenio después de la segunda venida así claramente poniendo la era presente antes del milenio, de esa forma Justino Martir parece haber sido el primer premilenialista.
Escritores subsecuentes siguieron sus ideas. Ireneo de Lyon (c. 130-200) es mejor conocido por su vigorosa defensa del cristianismo contra los gnósticos en asuntos tales como la resurrección corporal de la muerte, en su libro “Contra todas las herejías” Ireneo sigue las enseñanzas de Papias manteniendo que cuando los fieles difuntos resucitasen reinarán con Cristo por mil años de felicidad. Jerusalen será reconstruida, la hambruna no será conocida y los animales vivirán en armonía entre ellos y con los hombres, sin embargo, como Justino y no como Papias Ireneo esperaba que esto pasara después de la venida del anticristo y la segunda venida de Cristo.

Justino e Ireneo hablaron del milenio como un evento lejano que ellos esperarían para algún día, su única importancia para la vida Cristiana era el recordatorio de la esperanza que debía guiar la vida Cristiana. Pero para finales de los 100 muchos cristianos comenzaron a ver señales de que el milenio era inminente, los más inquietantes eran los Montanistas.
Probablemente en el 172 dC Montano comenzó a proclamar que Jerusalen iba a descender en algún lugar cerca de Frigia (centro oeste de Asia Menor) Montano y sus asociadas femeninas Prisca y Maximila dijeron que el milenio habia comenzado y que Dios les había dado a ellos autoridad sobre la iglesia Cristiana, y que rechazar sus pronunciamientos era considerado blasfemia contra el Espíritu Santo según Lc. 12 y por lo tanto un pecado imperdonable, Montano fue eventualmente condenado por la iglesia pero no su escatología.
Para principios de los 200 dC Hipólito de Roma predijo que Cristo establecería el Milenio en el 496 dC, siendo Hipólito uno de los pocos escritores tempranos en predecir una fecha para la segunda venida, pero no por las razones que se cabría esperar. Mejor conocido por su “Tradición Apostólica” que contiene uno de los primeros textos sobrevivientes de una oración para consagrar el pan y la copa durante la comunión, Hipólito trabajó por esta fecha en su innovador estudio del libro de Daniel  que llegó a ser el sobreviviente de uno de los comentarios de uno de los libros de la Bibla.

Por esta fecha la cuestión de la segunda venida era un tema vivo, unos pocos capítulos antes de su predicción Hipólito habló de un necio líder de una iglesia siria que había dejado a su congregación en el desierto esperando la segunda venida. “Otro líder esta vez en Ponto (Norte de Asia Menor) ha predicho que Cristo vendría en el plazo de un año, su congregación confió en el ya que no confiaron en las escrituras por si mismas así que cuando el año terminó sin la segunda venida estaban devastados. Muchos perdieron la esperanza en las Escrituras y en la religión, las vírgenes se casaron, los hombres que retiraros sus graneros y aquellos que vendieron sus poseciones eventualmente se encontraron en la quiebra.

La espera del Milenio fue ganando una mala fama así que Hipólito quiso humedecer la espera, primero trabajó en las fechas del nacimiento de Cristo, cinco mil quinientos años después de que el mundo fue creado, luego contó que el Milenio debía empezar seis mil años después de la creación del mundo, de este modo el mundo debería acabarse después de siete mil años lo cual era un punto de vista muy común en esa época. Claramente entonces Cristo debería regresar quinientos años después de su nacimiento y cerca de tres siglos después que el libro de Hipólito. De este modo poniendo la segunda venida de Cristo tan lejos en el futro probablemente ayudaría a Hipólito a desactivar las esperanzas de los cristianos que esperaban el Milenio pronto.

Otro intento de humedecer las expectaciones del Milenio fue hecha por el gran pensador del siglo III Orígenes (c. 185-254) Orígenes tomó placer en la alegoría y los simbolismos y no sintió necesidad de interpretar Daniel ni Apocalipsis literalmente, dijo: “Sí, los mejores cristianos serán principes y gobernadores, pero ellos también gobernarán sobre las almas de mas baja condición y también les enseñarán acerca de cosas más profundas y sublimes para que ellos puedan ser formados en piedras vivientes que puedan tomar su lugar en la Jerusalen espiritual que estaba por venir.
Las alegorías de Orígenes se enfocaron en obras realizadas por las almas fieles más que en un despliegue milenial cronológico, de esta manera Orígenes podría constrastar la pagana sumisión al destino contra el sentido del cristianismo que la decisión de algunos podía hacer la diferencia. Un creciente número de pensadores cristianos vendrían a preferir este acercamiento.

Cuando la gran persecución irrumpió sobre la iglesia en 303 dC hubo una especulación de que la gran tribulación podría haber llegado con el emperador Diocleciano como la primera bestia de Apocalipsis 13 y el Cesar Galerio como la segunda bestia.
Luego Constantino gana la batalla al emperador en el 312 dC e inmediatamente pone un alto en la persecución, promete restaurar las propiedades de la iglesia y se ofrece para actuar como su patrocinador y patrón. Los cristianos sobrevivientes a la persecución estaban extáticos “El ángel del poderoso concilio, el gran capitán, y el líder del ejército de Dios, de repente apareció” escibió Eusebio de Cesarea (c. 260-340) haciendo referencia a Constantino.

Con esas jubilosas circunstacias ¿Quién necesitaba esperar por un Milenio en el futuro inmediato?  Fue entonces fácil concluir que el milenio había en efecto llegado y que la segunda venida de Cristo podría ocurrir en cualquier momento después que el Milenio fuera completado esto era un punto de vista post-milenialista.

Tuesday, August 20, 2013

Predicación Expositiva –El Antídoto Para la Adoración Anémica

 Predicación Expositiva –El Antídoto Para la Adoración Anémica

Por Albert Mohler 

Los cristianos evangélicos han estado especialmente atentos a la adoración en los últimos años, lo que provocó un renacimiento del pensamiento y la conversación sobre lo que la adoración realmente es y cómo debe hacerse. Aunque este interés renovado por desgracia, ha dado lugar a lo que algunos han llamado las “guerras de adoración” en algunas iglesias, parece ser que lo que una vez llamó a AW Tozer la “joya perdida” de la adoración evangélica está siendo recuperado.
Sin embargo, si la mayoría de los evangélicos están de acuerdo rápidamente que la adoración es central en la vida de la iglesia, no habría consenso para una pregunta ineludible: ¿Cuál es el centro de la adoración cristiana? Históricamente, las iglesias más litúrgicas han argumentado que los sacramentos son el corazón de la liturgia cristiana. Estas iglesias sostienen que los elementos de la Cena del Señor y el agua del bautismo presentan con más fuerza el evangelio. Entre los evangélicos, algunos llaman al evangelismo como el corazón de la adoración, la planificación de todos los aspectos de los servicios –canciones, oraciones, el sermón – con la invitación evangelística en mente.
Aunque la mayoría de los evangélicos mencionan la predicación de la palabra como una parte necesaria o habitual de la adoración, el modelo imperante de adoración en las iglesias evangélicas se define cada vez más por la música, junto con innovaciones tales como el teatro y presentaciones de video. Al retirarse la predicación de la palabra, una serie de innovaciones de entretenimiento tomará su lugar.
Las normas tradicionales de adoración ahora están subordinadas a una demanda de relevancia y creatividad. Una cultura mediática de las imágenes ha sustituido a la cultura centrada en la Palabra que dio origen a las iglesias de la Reforma. En cierto sentido, la cultura de la imagen orientada de evangelismo moderno es un abrazo de las mismas prácticas rechazadas por los reformadores en su búsqueda de la verdadera adoración bíblica.
La música llena el espacio de mayor parte de la adoración evangélica, y gran parte de esta música se presenta en forma de coros contemporáneos marcados por muy poco contenido teológico. Más allá de la popularidad de los coros como una forma musical, muchas iglesias evangélicas parecen sumamente preocupadas de reproducir presentaciones musicales con calidad de estudio.
En cuanto al estilo musical, las iglesias más tradicionales cuentan con grandes coros –a menudo con orquestas y pueden incluso cantar los himnos establecidos de la fe. Las contribuciones Corales son a menudo de escala masiva y de calidad profesional. En cualquier caso, la música llena el espacio y conduce la energía del servicio de adoración. La planificación intensa, la inversión financiera y la prioridad de la preparación se centran en los aspectos musicales de la adoración. El personal profesional y un ejército de voluntarios pasan la mayor parte de la semana en los ensayos y sesiones de práctica.
Todo esto no se pierde en la congregación. Algunos cristianos adquieren las iglesias que ofrecen el estilo de adoración y la experiencia que se ajuste a sus expectativas. En la mayoría de las comunidades, las iglesias son conocidas por sus estilos de adoración y programas musicales. Los que quedan insatisfechos con lo que encuentran en una iglesia puede pasar rápidamente a otra, a veces usando el lenguaje de expresión para explicar que la nueva iglesia “satisface nuestras necesidades” o “nos permite adorar.”
La preocupación por la verdadera adoración bíblica estaba en el centro mismo de la Reforma. Pero incluso Martin Lutero, quien escribió himnos y requirió a sus predicadores que fuesen entrenados en el canto, no reconocerían la preocupación moderna por la música como legítima o saludable. ¿Por qué? Debido a que los reformadores estaban convencidos de que el corazón de la verdadera adoración bíblica fue la predicación de la palabra de Dios.
Gracias a Dios, la evangelización tiene lugar en el culto cristiano. Frente a la presentación del evangelio y la predicación de la palabra, los pecadores se sienten atraídos por la fe en Jesucristo y la oferta de la salvación se presenta a todos. Del mismo modo, la Cena y el bautismo del Señor son honrados como ordenanzas por mandato del propio Señor, y cada uno encuentra su lugar en la verdadera adoración.
Por otra parte, la música es uno de los dones más preciosos de Dios a su pueblo, y es un lenguaje mediante el cual podemos adorar a Dios en espíritu y en verdad. Los himnos de la fe transmiten un rico contenido confesional y teológico, y muchos coros modernos recuperan un sentido de la doxología anteriormente perdida en muchas iglesias evangélicas. Pero la música no es el acto central del culto cristiano, como tampoco lo es la evangelización, ni siquiera las ordenanzas. El corazón de la adoración cristiana es la predicación auténtica de la palabra de Dios.
La predicación expositiva es central, irreductible y no negociable a la misión de la Biblia de la adoración auténtica que agrada a Dios. La simple declaración de John Stott dice el tema con valentía: “ Predicar es indispensable para el cristianismo.” Más específicamente, la predicación es indispensable para la adoración cristiana –y no sólo indispensable, sino central.
La centralidad de la predicación es el tema de los dos testamentos de la Biblia. En Nehemías 8 nos encontramos con el pueblo demandando que el escriba Esdras trajese el libro de la ley a la asamblea. Esdras y sus colegas de pie sobre una plataforma elevada, leyeron el libro. Cuando se abrió el libro para leer, la asamblea se levanta sobre sus pies, en honor a la palabra de Dios y responde, “¡Amén, Amén!”
Curiosamente, el texto explica que Esdras y los que le ayudar a “Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.” ( Nehemías 8:8 ). Este notable texto presenta un retrato de la predicación expositiva. Una vez que el texto se leyó, se explicó detenidamente a la congregación. Esdras no organizó un evento u orquestó un espectáculo –él simplemente y cuidadosamente proclama la palabra de Dios.
Este texto es una acusación aleccionadora de mucho del cristianismo contemporáneo. Según el texto, la demanda de la predicación bíblica estalló dentro de los corazones de la gente. Se reunieron como congregación y convocaron al predicador. Esto refleja una sed intensa y sed de la predicación de la palabra de Dios. ¿Dónde está ese deseo evidente entre los evangélicos de hoy en día?
En demasiadas iglesias, la Biblia está casi silenciosa. La lectura pública de la Escritura se ha caído de muchos servicios, y el sermón ha sido dejada de lado, reducido a un breve devocional anexo a la música. Muchos predicadores aceptan esto como una concesión necesaria a la era del entretenimiento. Algunos esperan poner en un breve mensaje de ánimo o exhortación antes de la conclusión de los servicios.
Como Michael Green deliberadamente dijo: “Esta es la era de los sermoncitos, y los sermoncitos hacen cristianitos.”
La anemia de la adoración evangélica, —toda la música y la energía a un lado — es directamente atribuible a la ausencia de una verdadera predicación expositiva. Tal predicación confrontaría a la congregación con nada menos que la palabra viva y activa de Dios. Esa confrontación dará forma a la congregación mientras el Espíritu Santo acompaña a la palabra, abre los ojos, y aplica la palabra a los corazones humanos.

Wednesday, July 31, 2013

El hombre mas importante que haya caminado sobre la faz de la tierra






El hombre más importante que haya caminado sobre la tierra


La epístola a los Hebreos contiene una enseñanza y estilo literario que hace que sobresalga de entre las otras. No hay evidencia interna en cuanto a su autor, pero hay innumerables bases para establecer que fue el Espíritu Santo quien inspiró al que redactó esta carta. Dentro de sus puntos singulares está el que en las otras epístolas se contempla a la raza humana dividida entre judíos, gentiles e iglesia de Dios, mientras que aquí solo se observa la iglesia y la no iglesia. Nunca se ve la división judío-gentil. Se ve claramente el fluir de la dispensación de la Ley con sus ritos y ceremonias, simbolismos y figuras para transformarse en la Dispensación de la Gracia con todas esas promesas hechas realidad en Cristo. Es por eso que sin lugar a dudas uno de los temas más tratados en la epístola es la supremacía de Cristo, desde un punto de vista superior a todo cuanto, hasta este momento la religión judía tenía como centro. El autor de Hebreos usa todo los simbolismos y rituales de la ley para demostrar que todo eso tiene su cumplimiento en Cristo.
Basándonos en esta gran importancia y exaltación de la persona de Cristo en la carta a los Hebreos, hemos querido desarrollar este trabajo acerca de la persona de Cristo, nuestro objetivo es dar un breve comentario acerca de todos los temas que trata la carta de Hebreos relacionados con su gran contenido cristológico.
La idea básica de esta carta es que solo Jesucristo trae a los hombres la revelación completa de Dios, y que solo Él nos capacita para entrar en  la misma presencia de Dios. El autor empieza contrastando a Jesús con los profetas de tiempo antiguo. Dice que El vino al final de estos días que estamos viviendo. Los judíos dividían todo el tiempo en dos edades la presente y la por venir. Entre ambas colocaban el día del Señor. La edad presente era totalmente mala; la edad por venir iba a ser la edad de oro de Dios. El día de Señor seria como los dolores de alumbramiento de la nueva era.
Por eso es que nuestro autor comienza de una forma diferente su carta, en este caso no se ve un saludo, ni una recomendación, sencillamente se rompe con una de las realidades más extraordinarias de la Palabra de Dios, y escritas en el griego más elocuente posible de la época, Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas…
Las dos expresiones muchas veces y muchas maneras están formadas por una sola palabra polyméros y polytrópos. Esto obviamente apunta a una alta elocuencia en la persona que escribe, pero lo cierto es que la sola frase de Dios ha hablado es una apertura extraordinaria para que la gente que recibiría la carta entendiera que lo se está diciendo no viene de otra fuente que no sea de la Palabra directa de Dios, por otro lado si tenemos en cuenta que la audiencia es mayormente judía, nadie podía negar que Dios había hablado, ya que ellos son testigos de todo lo que Dios ha hecho con ellos desde el primer día hasta ese momento. El autor dice que los medios usados por Dios para traer su revelación variaron en el tiempo antiguo, nosotros al igual que los que reciben la carta sabemos que eso fue cierto ya que Dios usó sueños, visiones, teofanías, en fin, con el objetivo de traer su revelación. Otro detalle curioso de la introducción de la carta es que el autor define que Dios usó todo esto en otro tiempo. De este modo se está dejando claro una separación de tiempo, el tiempo pasado y el tiempo postrero. Donde obviamente el medio de revelación, o la forma por la que la revelación ha llegado ya no es la misma.
De modo que en estos postreros tiempos, no cabe duda para ninguno de nosotros basado en lo que dice el apóstol Pablo en su carta a los Gálatas 4:4
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley”
No hay duda según este pasaje que el evento ocurrido en Belén de Judá en un establo, dio comienzo a lo que conocemos como el inicio de los últimos tiempos, con el nacimiento de Jesús, la humanidad comenzó a vivir en los tiempos del fin, es por eso que, es por eso que el término “revelación progresiva” llega a su fin con el nacimiento de Cristo.
Desde el punto de vista etimológico la palabra revelación tiene que ver con la acción de ir descubriendo una cortina, como un escenario donde se va mostrando progresivamente lo que hay detrás del telón, eso es lo que Dios fue haciendo en otro tiempo polytrópos y polyméros a los padres y los profetas, pero ahora Dios mismo ha venido en forma humana para llegar mostrar la máxima revelación de su ser a la humanidad, por eso encontramos un pasaje inaugural en el evangelio de Juan que dice:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios….Todas las cosas por El fueron hechas, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho…aquella luz verdadera que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba y el mundo por Él fue hecho, pero el mundo no le conoció….Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer.”
Esto quiere decir que de ahora en adelante el centro del evangelio, el centro de la Ley judía, todo el sistema sacrificial y todo cuanto el pueblo había estado acostumbrado a ver y a obedecer, se resume en una sola persona: Jesucristo, el Hijo de Dios, el Verbo hecho carne.
Por eso es que el autor de Hebreos comienza a desempaquetar un tema crucial que se desarrollará en toda la carta, Jesucristo es superior a todo lo que nosotros hemos estado creyendo y obedeciendo, es más Jesucristo es el cumplimiento de todo lo que nosotros hemos estado esperando.

I. La superioridad del Hijo de Dios (1:5 – 4:13)
De ahí que su primer tema a desarrollar será la superioridad del hijo de Dios un tema que se ve desde el  capítulo 1:5-4:13. La creencia judía de los ángeles se remonta al principio de la historia judía y se puede ver un desarrollo en cuanto al pensamiento que se puede dividir sin ningún problema en tres importantes etapas, esto nos hace ver la intención del autor de demostrar la superioridad de Cristo sobre los ángeles. Las etapas son: el periodo bíblico, el periodo talmúdico, y el periodo post talmúdico. En sentido general para un judío un ángel era un mensajero ya que la palabra tanto hebrea (mal’ak) como griega (angelos) significa mensajero, eran seres sobrenaturales que moraban en el cielo y que de vez en cuando irrumpían en este mundo para revelar la voluntad de Dios y ejecutar sus mandamientos. Para el periodo bíblico se pensaba que los ángeles aparecían a los hombres en forma de seres humanos de extraordinaria belleza y no siempre eran reconocidos como ángeles, podían volar por el aire y se hacían invisibles a la vista humana, podían desaparecer en forma de fuego, como el caso de Elías que fue llevado al cielo en un carro de fuego, gradualmente en el periodo postbíblico el pensamiento comenzó a desarrollarse y los ángeles empezaron a ser corporizados según la misión que iban a llevar a cabo, generalmente en forma humana, por eso podemos ver pasajes como Nm. 22:23 donde el asna de Balaán ve al ángel con una espada, o pasajes como Ez. 8:2.
El Hijo superior a los ángeles (Hebreos 1:1- 2:4).

Hebreos 1:1 – 2:4 puede ser dividido en tres secciones: 1:1-4; 1:5-14 y 2:1-4. La introducción al libro Hebreos 1:1-4, es una total declaración de que Dios habla en la historia.  En el pasado  Dios habló a través de los profetas, pero “en los últimos días” Jesús es la palabra final de Dios.  Ninguna otra cosa es dicha. Jesús es el último profeta (Dios ha hablado a través de él, v. 2º.). Él es el último sacerdote (Él ha hecho purificación por nuestros pecados v. 3b).  Y él es el último Rey (Él está sentado a la diestra de Dios, entronado en real resplandor  v. 3c).

Se enfatiza que la revelación de Dios se completa y finaliza en Cristo; la introducción usa solamente dos verbos principales en el griego: “hablando” (v. 2) y “se sentó” (v. 3). Estos dos verbos son puntos importantes del pasaje ya que preparan el escenario para el tema de todo el libro.  Observe la recurrencia de estos textos claves en el capítulo siguiente.

La segunda sección: Hebreos 1:5-14 está comprendida de una serie de siete anotaciones del Antiguo Testamento:

1.       Salmos 2:7
2.       II Samuel 7:14
3.       Deuteronomio 32:43 (en la Septuaginta).
4.       Salmos 104:4
5.       Salmos 46:6,7
6.       Salmos 102:25-27
7.       Salmos 110:1

El autor usa estas citas para probar lo asentado en Hebreos 1:4; que el “nombre” del Hijo es más excelente que el de los ángeles.  Note especialmente la anotación del Salmo 110:1 con el verso 13 de Hebreos 1.  Ahora bien el mandato de “Siéntate a mi diestra” recalca lo dicho en el capítulo 1:3 que “el Hijo se sentó”.  El Hijo se sienta a la derecha del Padre, una posición jamás ofrecida a los ángeles.  Entonces, en el entrenamiento de Jesús, es el cumplimiento del Salmo 110:1 y prueba de su superioridad sobre los ángeles.

Finalmente, Hebreos 2:1-4 nos ofrece una advertencia basada en el argumento del capítulo 1.  Ya que Cristo es superior a los ángeles,  “debemos poner mucha atención a lo que hemos oído” (2:1).  La palabra “oído” trasladará al lector hasta la introducción. Así que “hemos oído” es que Dios “nos ha hablado por su Hijo” (1:2).  Si la gente en tiempos pasados tomó con responsabilidad el mensaje de Dios entregado a los Profetas a través de los ángeles, ahora con mucho más responsabilidad debemos tomarlo, porque el claro mensaje de salvación es traído por Cristo.

Porque el hijo se hizo humano (2:5-18).

El argumento del capítulo 1 de que Jesús es superior a los ángeles, algo debe argüir que la muerte de Jesús ha cancelado su superioridad.  ¿Cómo podría un hombre que muere ser superior a los ángeles? El autor de los Hebreos parece tener tal objeción en mente en Hebreos 2:5-18.  En esta sección el autor nos muestra con el sufrimiento y la muerte de Jesús, lo hace superior a los ángeles.

El autor inicia señalando qué linaje, no ángeles, tendrá dominio sobre la tierra al venir (v. 16).

Esta declaración implica que los ángeles ejercitan autoridad sobre los asuntos del mundo presente, expresada en algunos escritos como: Dt. 32:8 en la Septuaginta; Daniel 10:20, 21¸12:1, Efesios 6:12).  En referencia con el Salmo 8:4-6 el autor describe el linaje como “un poco menor que los ángeles”, coronado con gloria y honra, con todas las cosas “debajo de sus pies”.

El hace referencia a que aunque nosotros no veamos ahora el linaje en completo control de lo que le rodea, sí podemos ver al Jesús, el perfecto Hombre coronado “de Gloria y Honra”, porque él ha sufrido la muerte por todos y por su muerte, Jesús ha alistado completamente el destino de la raza humana.

Jesús es, de hecho, el  “autor” o “pionero” de la salvación de “El linaje” de hombres (He. 2:10).  El estableció la manera de salvación posible para aquellos que puedan seguirle.  Por causa de Jesús, el dominio de su linaje sobre el mundo ha venido a ser asegurado.  Por su encarnación Jesús es uno de nosotros y no se avergüenza de llamarnos “hermanos”.

Por participar en carne y sangre y ser sujeto a la muerte, Jesús ha destruido al diablo y al poder de la muerte.  Por humanarse Cristo está calificado a ser el supremo Sacerdote que puede hacer el sacrificio por los pecados del mundo.  Porque Él ha sufrido y experimentado toda la tentación; Él puede ayudar al humano en sus tentaciones.

El hijo superior a Moisés, Hebreos 3:1-19.

Hasta aquí en el libro de Hebreos, Jesús ha sido mostrado ser superior a los profetas y a los ángeles.  Él se hizo hombre (en carne humana) y a través de su sufrimiento y muerte vino a ser el Sumo Sacerdote quien es poderoso para simpatizar con las necesidades humanas.

En el capítulo 3, el autor nos va a demostrar que Jesús es superior a Moisés, quien los judíos consideraban ser el más grande apóstol (mensajero) y el más grande Sacerdote (mediador) entre Dio si su pueblo, en el Antiguo Testamento.  Los lectores de entonces son valerosos al “considerar a Jesús” quien es ahora “El apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra confesión (v. 1).  Como el Edificador e Hijo en la casa de Dios, Jesús tiene más mérito y más honor que Moisés, quien era un sirviente en la casa.  Y nosotros, el pueblo de Dios, estamos en su casa.  Aquí, como en el capítulo 1 concerniente a los ángeles, el nombre de Jesús como “Hijo” es supervisor a aquellos quienes son llamados “sirvientes”.

El autor continúa en los versos 7-19 con una advertencia (1-10) y una exhortación (12-13) confiriendo fe y esperanza en Cristo (14).  La advertencia está basada en lo anotado en el Salmo 95:7-11, un salmo usado por los judíos al inaugurar el sábado semanal como período de reposo. La anotación puntualiza el fracaso de Israel, después del Éxodo, al entrar al “reposo” de Dios (a la tierra de Canaán)  (Las palabras “Rebelión” y “Tentación” del verso 8 son traducidas de los nombres Hebreos; Meribah y Massah. Israel manifestó incredulidad y carencia de confianza en Dios en el primer año de su deambular por el desierto hasta Massah, y en los cuarenta años a Meribah (vea Éxodo 17:1-7; Nm. 20:1-13; Dt. 33:8)  Entonces, la dureza de corazón de Israel persistió desde el inicio hasta el final de los cuarenta años en el desierto).

El autor urge a sus lectores a no repetir el acto de incredulidad y apostasía de Israel.  En vez de esos, se deben exhortar el uno al otro para no venir a caer en “corazón endurecido y en falsedad de pecado” (v. 13).

El autor concluye el capítulo con una serie de cuestiones retóricas basadas en la historia de Israel (Nm. 14:1-35).  Porque lleno de incredulidad, el pueblo que Moisés sacó de Egipto no ve que Dios ha preparado para ellos la tierra prometida.  En lugar de que ellos perezcan en el desierto.

Las aplicaciones del pasaje son claras.  La muerte de Jesús puede ser vista como un nuevo Éxodo; porque los cristianos pueden ser puestos en libertad de cautiverio del pecado.  La Iglesia, bajo el liderazgo de Jesús como un nuevo y mejor Moisés y ahora en una experiencia en el desierto es como un viaje hacia el último descanso de Dios.

Fe persistente y confianza en Cristo son necesarias para alcanzar la meta.  Para incrédulos y apóstatas será prueba falta.  El tiempo de responder al liderazgo de Cristo es ahora, “hoy (el tiempo presente de prueba), cuando escuche su voz” (v. 15).  Porque “en estos últimos días” Dio s “nos ha hablado por su Hijo” (1:2).

II.                Jesús, el gran sumo sacerdote (4:14 – 10:18)
En el capítulo 4:14-16 el autor señala un importante tema de la carta a los Hebreos.  Como cristianos tenemos un Sumo Sacerdote en Jesús quien es poderoso para compadecerse de nuestras debilidades porque Él fue tentado como nosotros, más hallado sin pecado.  Desde que tenemos  este Sumo Sacerdote podemos acercarnos sin temor al Trono de Dios; sabiendo que dé El recibiremos misericordia y gracia para nuestros pecados.  El tema del Sacerdocio de Cristo, fue mencionado anteriormente en el capítulo 2:17 y 18, pero ahora será mencionado, desarrollado completamente por el autor.  La discusión de su sacerdocio y ministerio del sacrificio de Jesús comprende la principal porción de su carta, extendiéndose desde el 4:14 hasta el 10:18.

En el capítulo 5:1-4 el autor señala 2 puntos acerca de las cualidades generales necesarias para cualquier Sumo Sacerdote.  Un Sumo Sacerdote debe ser:

(1)               Poder compadecerse de la gente que representa.
(2)               Nombrado por Dios a su oficio.

En el capítulo 5:1-10, el autor nos muestra cómo en Cristo se encuentran ambas cualidades.  A través de los versos 5 y 6, El usa las anotaciones de Salmo 2:7 y Salmo 110:4, indicando que el sacerdocio de Cristo vino por designación.  El mismo Dios es quien declaró que Cristo es su  Hijo y es El también, quien ha declarado ser el perpetuo sacerdote según el orden de Melchisedec.  Los versos 7 al 10 confirman la habilidad de Cristo para compadecerse de las necesidades del pueblo a través de sus experiencias propias de: Súplicas, oraciones, ruegos, lloros, lágrimas, obediencia, sufrimiento y muerte,  “en los días de su carne”.

V. 11 al 14. Concluye el capítulo con una declaración de que el autor ha dicho mucho más acerca “del  orden de Melchisedec” (v.10), pero debido a la inmadurez espiritual de sus lectores él deja la materia por ahora y retorna a la discusión del Sacerdocio de Melchisedec en el capítulo 7.  Por ahora el asunto del autor para sus lectores cae en el entendimiento espiritual proponiendo él una exhortación en el capítulo 6 urgiéndoles a aprender una madurez espiritual.


Ir hacia la madurez (Hebreos 6).
El capítulo 6 inicia con la exhortación “vamos sobre la madurez” (v.1), en el griego un verbo pasivo es usado y literalmente significa “vamos, siendo llevados adelante” (por Dios).  La exhortación no es, por lo tanto, un esfuerzo personal urgente, pero sí una entrega personal a la influencia activa de Dios.  El poder está trabajando; nosotros necesitamos solamente disponernos para que él actúe.

De aquí el autor urge a sus lectores a moverse de las elementales doctrinas de arrepentimiento y fe en Dios y de las instrucciones diversas acerca de abluciones (lavamientos ceremoniales y no bautismo cristiano, obsérvese esto.  La palabra plural bautismo usada en el verso 2 no es la palabra usual para bautismo en el Nuevo Testamento). la imposición de manos y las cosas del futuro tales, como la resurrección y el juicio.  Esta lista de doctrinas elementales más exactamente se refiere a creencias judías y prácticas en el primer siglo las cuales fueron usadas como un fundamento sobre el cual se construyó la verdad cristiana.  El autor, sin embargo, urge a sus lectores judío-cristianos a ir más allá de sus fundamentos judíos y ser llenos de madurez cristiana.

El entonces hace énfasis de los versos 4-6 que es imposible para aquellos quienes profesaron su fe en Cristo ser traídos atrás a arrepentimiento si ellos cometieron apostasía, que es, deliberadamente dejar a Cristo como su propia fuente de salvación, o sea poner a Cristo fuera de su propia vida, después de haberle aceptado, es como crucificarlo otra vez.  Dios no tiene  otra cura para el pecado si se continúa rechazando a Cristo de esta manera.  Este principio es ilustrado en los versos 7, 8 con una metáfora agrícola.  La tierra que produce una cosecha útil, es bendita, pero la tierra que produce espinas y abrojos es maldecida y quemada.  El mensaje del autor a los lectores judío – cristiano, es claro: No es el inicio de una remisión a Cristo que determine el éxito, pero más bien es el completamiento de la Fe (O sea, una fe más completa).

En los versos 9:12 el autor reafirma a sus lectores que ellos son capaces de exhibir la evidencia de su genuina fe.  El puntualiza que Dios reconoce su trabajo de amor y su entusiasmo para proseguir con la clase de vida que deben llevar todos.  Siguiendo el ejemplo de otros creyentes, ellos también serán asegurados de recibir la misma promesa.

Versos 13-20 concluye el capítulo mostrándonos que la fe y la perseverancia son necesarias para obtener las promesas. Abraham es citado como un ejemplo del hombre que pacientemente esperó en la certeza de la promesa de Dios.  Y si nosotros confiamos en las inimitables cosas (v. 18, la promesa de Dio si su juramento, el cual confirma la promesa) también podremos  alimentarnos en nuestra fe.  Nuestra esperanza está anclada en Cristo quien nos da directamente acceso al santuario de Dios. Y quien sirve como nuestro Sumo Sacerdote según el orden de Melchisedec.  Pero… ¿Quién es Melchisedec?
¿Quién es Melchisedec?
En el capítulo de Hebreos el autor vuelve a tocar el asunto del sacerdocio de Melchisedec, acerca de lo cual el autor afirma que “Él ha dicho mucho” en 5:11. Usando una técnica típica de interpretación rabínica, el autor hace una descripción de lo que es dicho y lo que no es dicho Génesis 14:17-20, la única parte en el Antiguo Testamento donde se habla de Melchisedec. En los versos 1 y 2 de Hebreos 7, el autor repasa lo que se dice en el texto de Génesis. Melchisedec fue un antiguo sacerdote y rey a quien cuando encontró a Abraham después de venir de la batalla de bendijo. Y en respuesta, Abraham dio al rey de Salem el diezmo de todo lo ganado en la batalla. El autor explica entonces el entendimiento y significado del nombre y título de Melchisedec, e implica a esta explicación su analogía con Cristo, quien es el verdadero Rey de justicia y paz.

En el verso, el autor explica lo que no dice el texto de Génesis. No hay registro de la genealogía de Melchisedec, (nacimiento o muerte). El simplemente aparece en los registros bíblicos como una figura viviente, y nunca se ha dicho nada acerca de él, continúa vivo en las acotaciones del Antiguo Testamento y en la mente de los lectores. De aquí que el total silencio de las escrituras sobre Melchisedec, asemeja o figura al Hijo de Dios quien posee actualmente lo que Melchisedec poseyó en figura, el perpetuo sacerdocio.

En los versos del 4-10, el autor buscar probar la superioridad del sacerdocio de Melchisedec sobre el sacerdocio levítico. Su propósito en hacer esto es que él puede argumentar que si el sacerdocio de Cristo es en semejanza al de Melchisedec, y si el sacerdocio de Melchisedec es más grande que el sacerdocio levítico entonces el sacerdocio de Cristo es más grande también.

Ahora a la prueba Abraham, el padre de la nación judía, dio a Melchisedec los diezmos del despojos. La ley mosaica requería que los levitas colectaran los diezmos de sus “hermanos”, los descendientes de Abraham, pero aquí está un hombre quien no tiene relación con Abraham, que colecta los diezmos de Abraham y lo bendice. De una persona quien confiere una bendición a otra, es más grande que ella. Melchisedec, sin embargo, es más grande que Abraham y Abraham puso a Melchisedec en más alta posición que los levitas quienes eran descendientes de Abraham.

En los versos 11 al 28, el autor toma ahora un paso atrevido al afirmar que el sacerdocio levítico ha sido invalidado por sus imperfecciones. Esto significa la anulación no solo del sacerdocio sino también de todo el sistema de la ley mosaica, la cual fue recibida sobre las bases de ese sacerdocio. (v. 11-14). De aquí, un espiritual y real sacerdocio ha tomado el lugar del legal y sacerdotal (v. 15-17).
La superioridad del sacerdocio de Cristo sobre el sacerdocio levítico puede ser demostrada de 4 formas: (1). La introducción de una mejor esperanza mediante la cual podemos aspirar a estar cerca de Dios (v. 18, 19). (2) Descansando sobre un juramento divino y tal juramento no es mencionado junto al juramento levítico (v. 20-22). (3) El sacerdocio de Cristo es perpetuo porque él vive para siempre (v. 26-28. Porque de su carácter sin pecado, Cristo no necesita ofrecer sacrificios diarios como los sacerdotes levíticos. El sacrificio de sí mismo cubre todo los pecados de la gente una vez para siempre y por siempre.
Un mejor santuario y un mejor convenio (Hebreos 8).
Habiendo establecido la superioridad del sacerdocio de Cristo sobre el sacerdocio levítico en el capítulo 7, el autor ahora discute el ministerio de Cristo como Sumo Sacerdote. El punto principal del capítulo 8 es este: Jesús es ahora nuestro Sumo Sacerdote quien está sentado a la diestra de Dios en el cielo (recalcando cap. 1:3). Él está ministrando a nuestro favor en el verdadero tabernáculo del cual el tabernáculo en la tierra, fue una copia. Porque Jesús sirve como Sumo Sacerdote en el santuario en el cielo (El cielo es la habitación de Dios 9:24).
La superioridad del ministerio sacerdotal de Cristo está en relación directa a la superioridad de su “Convenio o Pacto” sobre el “pacto antiguo”. Pero asociando el ministerio sacerdotal del santuario con el concepto de “convenio o pacto”, el escrito de Hebreos en esencia está diciendo que el nuevo convenio tiene un mejor significado de acercamiento a Dios que fue el sistema de adoración inferior al viejo pacto. Esto es debido principalmente al hecho de que el nuevo pacto está fundado sobre “mejores promesas” (verso 6).
En los versos 8-12, el autor usa anotaciones de Jeremías 31:31-34 para mostrar a sus lectores judíos que igual a sus escritos predicaron de la preeminencia del nuevo pacto sobre el antiguo. El nuevo pacto promete al pueblo de Dios una motivación interior de mejor justicia, comparada con la motivación que proporcionaba la ley fuera de ellos. La posesión del Espíritu, característica única del nuevo pacto transforma lo externo de la ley (obras) en un constreñimiento interno para hacer la voluntad de Dios. El nuevo pacto promete que el Señor será su Dios y ellos su pueblo”. También promete conocimiento profundo de Dios y completo perdón de sus pecados. Con estas ventajas, el nuevo pacto ha sobresalido al antiguo, haciéndolo obsoleta.

EL TRABAJO SACERDOTAL DE CRISTO. Hebreos 9.
Hebreos 9 puede ser dividido en dos secciones: (1) Versos 1 al 10 y (2) Versos 11 al 28. La primera sección nos describe brevemente el sistema de adoración en el santuario. En el verso 1, el autor introduce el tópico principal del capítulo, describiendo el trabajo del sacerdote en el tabernáculo terrenal. En los versos 2-5, el autor menciona los muebles localizados dentro del tabernáculo. De los cuales no intenta explicarlos detalladamente. (v 5). En vez de esto, su atención se enfoca claramente sobre el punto introducido en el verso 15 el cual procede a ampliar en los versos 6 al 10.
El sacerdocio levítico regularmente el primer compartimiento del tabernáculo para la ejecución de sus deberes sacerdotales. Pero lo más relevante el ministerio sacerdotal ocurrió el Día de la Expiación. En ese día, sólo en ese día al año, el Sumo Sacerdote entraba en el Lugar Santísimo dentro de la presencia de Dios con sangre de sacrificio para ofrecerla por los pecados el pueblo. Todas estas actividades y funciones del Sacerdote tenían su clímax en ese evento anual. Era la máxima adoración que el sacerdocio levítico podrían ejecutar.
Sin embargo, el autor sostiene que el Espíritu Santo demostraba en ese evento anual la naturaleza restrictiva del antiguo pacto. El pueblo no tuvo acceso directo a Dios. Su presencia inmediata podía acercarse sólo una vez al año y sólo por el Sumo Sacerdote. Además los sacrifico ofrecidos bajo el antiguo pacto eran incapaces por sí mismos de proporcionar la adoración con una limpia conciencia, un ingrediente necesario si uno está cerca de Dios para ofrecerle un servicio y adoración aceptables.
Cercano el día de la Expiación, se apunta la necesidad de un mejor sacrificio el cual pueda ser presentado directamente en la presencia de Dios. En la segunda sección del capítulo, versos 11-28, el autor inicia describiendo tal sacrificio, el sacrificio de Cristo. En esta sección el sacrifico expiatorio de Cristo es comparado y contrastado con el sacrificio hecho por el Sumo Sacerdote en el Día de la Expiación. Tal comparación revela varias características del sacrificio de Cristo.
Primero, el sacrificio de Cristo tiene consecuencias de grandes alcances (v. 11-14). Como nuestro Sumo Sacerdote, Cristo ha penetrado en los cielos, el verdadero tabernáculo, y en la presencia de Dios ha asegurado redención eternal para los pecadores a través de su muerte.
Nota: En el verso 2 en el griego nos dice que Cristo llevó su sangre dentro de la presencia de Dios como el sacerdocio levítico llevaba la sangre dentro del lugar santísimo (v. 6). Más bien, Cristo entró “a través” de su propia sangre, esto es, sobre la base de su muerte cumplida.
Diferente a los sacrificios del antiguo pacto, el sacrificio de Jesús es poderoso para suministrar al creyente una limpia conciencia “de obras muertas, para servir al Dios vivo” (v. 14). 
La segunda característica del sacrificio de Cristo es que “era necesaria” (v. 15-22). El autor hace una analogía con un testamento legal para ilustrar que la muerte de Cristo fue necesaria para ratificar el nuevo pacto. Antes, un testamento para ser efectivo era necesario que ocurriera primero del testador. Justamente igual que en el antiguo pacto era ratificado con el derramamiento de la sangre (Éxodo 24:3-8), así el nuevo pacto o testamento fue ratificado por la sangre de Cristo, porque, sin derramamiento de Sangre, no hay remisión de pecados (v. 22).
La tercera característica del sacrificio de Cristo es: “Su finalidad” u “Objetivo” (v. 23-28) Diferente del sacrificio en el Día de la Expiación que se repetía año tras año, el sacrificio de Cristo fue hecho una vez para siempre. Expiación completa y final por el pecado ha sido asegurada por la primera aparición de Cristo sobre la tierra. Cuando El aparezca otra vez, traerá la completa salvación de todos los que lo esperamos.
Hebreos 10.
En el capítulo 10 el autor continúa la comparación del antiguo y nuevo pacto iniciado en los dos capítulos anteriores. Su línea de pensamiento puede ser dividida en 5 secciones: (1) Verso 1-10; (2) Versos 11-18; (3) Versos 19-25; (4) Versos 26-31; y (5) Versos 32-39.
La primera sección, versos 1-10 enfatiza que la ley de  Moisés, la cual gobernó los sacrificios del antiguo pacto, es una sombra de la realidad encontrada en Cristo. Los sacrificios ofrecidos año tras año en el Día de la Expiación sirvieron sólo como un memorial anual por el pecado. Ellos no hicieron libres a los creyentes una vez y para siempre de su culpa de pecado, porque eso es un problema interno el cual ni la sangre de los becerros ni de los corderos tenían poder para remediar. Sin embargo, Cristo vino al mundo no a ofrecer más ofrendas quemadas, sino a cumplir el deseo de Dios por la ofrenda de su propio cuerpo como expiación final y única por el pecado. Cristo abolió el primer sacrificio (sacrificio de ofrendas quemadas) orden para establecer el segundo (la voluntad del Padre, el nuevo pacto), versos 9 y 10.
La segunda sección, versos 11-18, concluye la comparación entre los sacrificios levíticos y el sacrificio de Cristo. El hijo de Dios ejecutó con un solo sacrificio lo que el sacerdocio levítico con constantes sacrificios nunca concluyó. Es importante notar la afirmación en el verso 12 que Cristo se ha “sentado a la diestra del Padre”. Con esta frase el autor recalca nuevamente Hebreos 1:3 para darle importancia a que la obra del sacrificio de Cristo está finalizada y que Él está sentado, entronado, soberano y poderoso con el Padre.
Como si esto fuera poco, el autor cita una última prueba de que el sacrificio de Cristo es todo suficiente y final.  En los versos 16 y 17, él anota tomando de Jeremías 31:33,34 que Dios haría un nuevo pacto con su pueblo y no recordará más sus pecados.  Si Dios promete no recordar más sus pecados, entonces obviamente no hay necesidad de ninguna ofrenda ulterior por el pecado (v. 18).  La expiación es completa en Cristo.
Con esta nota el autor finaliza su comentario sobre el tema del pacto, del santuario y el sacrificio, el cual inició en el capítulo 8.   En el capítulo 10:19, él inicia la final y mayor división de su carta (cap. 10:19 a 13:19), lo que comprende una serie de exhortaciones basadas sobre los argumentos precedentes del capítulo 8:1 al 10:18.
La tercera sección del capítulo 10 versos 19:25, inicia con un llamado a la perseverancia en la fe, la esperanza y el amor.  Sobre la base de lo que Cristo ha hecho, el autor emite tres exhortaciones. (1) Acerquémonos a Dios con plena servidumbre de fe (versos 22);  (2)  Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza (verso 23); y (3) Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a obras buenas (v. 24).
Nota: El verso 25 ofrece una correlación negativa a la exhortación en el verso 24.  Los lectores podrán perder una oportunidad para estimularse unos a otros hacia el amor si ellos dejaran de tener sus asambleas juntos.
En  la cuarta sección, versos 26:31, el autor da una advertencia correlativa a las tres previas exhortaciones.  Teniendo amonestados a sus lectores a corresponder enteradamente a lo que Cristo ha hecho (versos 19:25), él ahora hace una consideración hipotética, la otra alternativa que se puede dar, la persistente deliberada apostasía.  Para aquellos que podrían rechazar la expiación del sacrificio de Cristo e insultar el Espíritu de gracia, no hay disponible otro medio de salvación.
La quinta sección, versos 33-39  concluye el capítulo 10 con un llamado a la perseverancia.  Habiendo contemplado lo peor en relación a Cristo en los versos 26-31, el autor ahora parece contemplando lo mejor.  El inicia por recordar a sus lectores los días pasados, el tiempo cuando ellos fueron convertidos.   Que aunque fueron ridiculizados y perseguidos por su fe, no decayeron, porque sabían de las cosas mejores que tenían que venir más tarde.  Memorias de victorias pasadas se emplean para inspirar paciencia presente.  El autor, exhorta a sus lectores a no naufragar su confianza en Cristo.  La salvación pertenece a aquellos que perseveran, no a aquellos que se encogen y  vuelven atrás.
III.             La vida cristiana (12:14 – 13:19)
Héroes y heroínas de la fe  (Hechos 11).
En el capítulo 10, la fe fue mencionada como un principio de la vida espiritual y el ímpetu de una paciencia duradera.  Teniendo anotado Habacuc 2:3-4, “El justo vivirá por su fe”, con la conclusión de Hebreos 10:37-38,  “El justo vivirá por su fe”, ahora el autor  procede a probar la verdad de esta afirmación.   Él lo hace para indicar los efectos de la fe en la vida de los héroes y heroínas de la historia judía.  Sus ejemplos subrayan a la fe ser la base de la relación con Dios. “Es imposible agradar a Dios sin fe” (verso 6).

El verso primero asienta el tono que se da a todo el capítulo y da una definición breve de lo que es fe.  En esencia, fe es  “ver lo que no se ve”.

Las palabras “por fe” son usadas 18 veces en Hebreos 11.  Después de cada ejemplo, las palabras “por fe” son seguidas por un nombre o un pronombre y un verbo activo.  Por ejemplo: “Por fe Abel ofrendó” (v. 4); “por fe Noé preparó” (v. 7); “por fe Abraham obedeció” (verso 8); etc.  Cada héroe y heroína en el capítulo 11 es un vívido ejemplo de cómo se puede “ver lo que no se ve” y podría estimular al cristiano para poner su fe en acción.

Mirando a Jesús (Hebreos 12).
La línea de pensamiento de Hebreos 12 se localiza en 5 secciones (1) versos 1-3; (2) versos 4_11; (3) versos 12-17; (4) versos 18-24; (5) versos 25-29.  La primera sección, versos 1-3, en realidad forma la conclusión del capítulo 11. “La gran nube de testigos (12:1) son los héroes  y heroínas mencionadas en el capítulo previo.  Ellos son testigos no necesariamente en el sentido de espectadores quienes marcaron otras formas de correr la vida de la fe, sino en sentido de que sus vidas sirven de testimonio y valor para aquellos quienes quisieran seguir su ejemplo.

La imagen de la exhortación en el verso 2 está basada en los juegos griegos. Tal como un atleta deja todas las cosas que lo puedan estorbar para realizar una carrera en la competencia, poniendo sus ojos fijos a la meta, así los cristianos deben despojarse de embarazos de pecado y correr la carrera de la vida con los ojos puestos en Jesús, el autor y consumador de la fe.  Jesús es el más grande ejemplo cristiano de paciencia porque él vio adelante el sufrimiento y el oprobio de la cruz  y lo tomó, como un “gozo puesto delante de él” (v. 2). Sin embargo, el autor exhorta a sus lectores a considerar el ejemplo de Jesús cuando se enfrenten con oposición a su propia fe (v. 3).  Nota: En el verso 2, el autor hace nueva referencia al hecho de que Jesús “se ha sentado a la diestra del trono de Dios” (1:3).


La segunda sección (v.4-11) se explica el propósito del sufrimiento y persecución. A los lectores se les recuerda en el verso 4 que sus sufrimientos hasta aquí han sido leves comparándolos con los de Cristo, pues ninguno ha llegado a morir por él.  El autor recuerda también a sus lectores, que ellos han olvidado que la Escritura en Proverbios 3:11, 12, enseña que Dios, como un padre amorosa, usa pruebas y persecuciones para la disciplina espiritual y la educación de sus hijos. Aunque tal disciplina de pronto no parece agradable, pero al soportar la prueba la perseverancia demuestra que se es un “verdadero hijo de Dios”.

La tercera sección, versos 12 – 17, inicia con una conclusión sobre el asunto de la disciplina. El autor revierte a la figura atlética de su discurso de los versos 12 y 13 por exhortación a sus lectores a tener fuerzas en sus brazos y rodillas para estar listos hasta llegar a la meta propuesta.  En el verso 14, él utiliza la metáfora atlética para incitar a ir hacia adelante, como un consejo ético. Los lectores son exhortados a vivir en paz y santidad (v. 14) guardándose en contra de la apostasía y tratar de evitar algún estorbo en sus vidas. (v. 15). Se les aconseja (v. 16-17) guardarse contra la inmoralidad y contra aquellos que cuidan más los placeres mundanales de esta vida.  Esaú es citado como ejemplo de esto último.

La cuarta sección versos 18-24, ofrece un contraste entre el Antiguo y Nuevo pacto.  Para recibir el pacto antiguo, los israelitas tuvieron que venir a las humeantes y secas laderas del Sinaí.  En un sentido el antiguo pacto visible fue terreno, terrible que hacia vedable la relación entre Dios e Israel.  Era un pacto de temor (v. 20, 21).

En contraste, los lectores de Hebreos han venido al monte de Dios, que representa la celestial, invisible, gloriosa y naturaleza de gracia del nuevo pacto.  A través de la sangre de Cristo y su mediación nos hace partícipes del nuevo pacto pudiendo venir a la presencia de Dios, no con miedo y temblor como los israelitas al monte Sinaí,  sino con seguridad y confianza.

Podrá notarse que el término, “Iglesia de los primogénitos” del verso 23 está en plural en el griego y se refiere a aquellos creyentes quienes se consideran primogénitos con sus derechos de nacimiento y herederos como hijos de Dios, en contraste con Esaú quien despreció su primogenitura.  La frase, “los cuales están escritos en los cielos” (v. 23  K.J.V.) sugiere que los “primogénitos” están aún en la tierra pero han sido anotados en los registros celestiales.  Entonces, cuando una persona cree en Cristo, él o ella tiene acceso inmediato en la presencia de Dios y se convierte en un habitante teórico de la Jerusalén celestial, la cual está formada de millares de ángeles; de los creyentes que están sobre la tierra, y los “espíritus de los justos hechos perfectos” (los justos muertos en ambos pactos cap. 10: 14, 11:40).

La sección final del verso 25 -29  trae a una conclusión en el argumento del autor que los grandes privilegios del nuevo pacto demandan grandes responsabilidades.  El verso 25 exhorta a los lectores a ser cuidadosos y no desecharlo a “El” (Dios) que habla. La exhortación podría revocar la declaración dada en el prólogo de la carta que “en los postreros días (Dios) ha hablado a nosotros por su hijo” (1:2).  En el Sinaí los israelitas trataron de quitar su oído de la voz de Dios (Éxodo 20:18,19). Pero si los israelitas, quienes tuvieron una parcial y limitada revelación, no pudieron escapar del juicio de Dios a causa de su desobediencia a lo que oyeron ¿Cómo podrán aquellos quienes han oído la palabra de Dios hablada desde los cielos por su Hijo, escapar de su ira, si ellos rechazan la suprema revelación y bendiciones del nuevo pacto?  Cristianos, por su inmutable fundamento en Cristo podríamos ser agradecidos y adorar a Dios con reverencia y temor (v. 28).

Permanezca el amor fraternal (Hebreos 13).
La carta a los Hebreos termina con una serie de exhortaciones éticas y prácticas, que actualmente son maneras de responder al llamado  para agradecer y adorar aceptablemente según se muestra en el capítulo 12 verso 28.

La primera exhortación, “permanezca el amor fraternal” (v. 1), suaviza y asienta el tono de todas las exhortaciones que seguirán. Versos 1-6, contienen exhortaciones las cuales abarcan la relación social y moral de los lectores con otros individuos, especialmente aquellos que están dentro de la hermandad cristiana.  Versos 7-19 dirige a los lectores sobre sus deberes espirituales y religiosos dentro de la iglesia, incluyendo un recordatorio sobre el trato a sus pastores imitando su conducta y su fe (v. 7, 8).

El contenido doctrinal de la carta está dentro de los versos 9 – 14.  Los lectores son exhortados a no ser llevados de acá para allá por “doctrinas extrañas”, tales como aquellas que requieren comer comidas de sacrificio (v. 9-10).  Esta exhortación muy probablemente tiene referencia a las ordenanzas legales del judaísmo o a la mezcla judío-cristiano de aquello de lo cual ciertamente sus maestros imponían sobre sus creyentes cristianos.

El autor hace la aclaración, que los cristianos son fortificados por Gracia, no por obras de justicia ceremonialitas.  La superioridad del cristianismo sobre el judaísmo, es mostrada por un nuevo y mejor altar (v. 10)  y por el “anti tipo” y más efectivo sacrificio de Cristo (v. 12)  hecho de fe y legalismo mutuo, exclusivo bajo el nuevo pacto.  El autor, ahora urge a sus lectores judío-cristianos, por un precepto algo velado, abandonar  “las observancias religiosas externas” para ingresar a Cristo “afuera del campamento” del judaísmo (v.13). De esta manera, la carta a los Hebreos hace una final apelación a los cristianos a no abandonar su fe en el final de la obra de Cristo para retornar a las costumbres y prácticas del “pacto antiguo”.  Después del salvador sacrificio de Cristo, no más sacrificios son necesarios para que los cristianos alaben y confiesen el nombre de Jesús y muestren bondad y caridad en sus acciones con otros. (v.15, 16).

Después de un personal requerimiento para orar, hecho en los versos 18 y 19, el autor se mueve hacia su conclusión.  Los versos 20 y 21 contienen una de las grandes bendiciones del Nuevo Testamento.  El autor ruega que se entiendan sus escritos; y que Dios equipe a los lectores con un buen pensamiento.  La carta finaliza con una referencia personal de saludos.  (v. 22-25).



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