LA TEOLOGIA DE PABLO REFERENTE AL PUEBLO JUDIO
En el contexto de Romanos 9, Pablo está hablando del rechazo de Israel y el llamado de los gentiles. Luego de describir los privilegios disfrutados por Israel como nación en los versos 4-5 que dicen:
…que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
Luego de esto apunta las diferencias que existen entre Israel y lo que se llamaría el Israel de Dios, en los versos del 6-9 que dice así:
No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes. Porque la palabra de la promesa es ésta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.
De modo que Pablo está haciendo claro que “El Israel de Dios” no es la nación de Israel como tal, como pensaban los judíos cuando hablaron con Cristo en Jn. 8:33, donde decían, somos linaje de Abraham, pero Cristo les respondió, si fueran hijos de Abraham las obras de Abraham harían, basándose en la obra que hizo Abraham en Gn. 15:6 que solamente fue creer en Dios, para que le fuera contado por justicia.
De manera que así como vemos que Dios desechó a Ismael un hijo nacido también bajo el linaje de Abraham, y también como desechó a Esaú hijo también según la sangre del linaje de Abraham, queda de esta manera claro que la promesa no fue hecha a una descendencia según la carne, sino a una descendencia según una promesa, ya que los hijos de Abraham según la carne, no son los hijos de Dios, pero los hijos de la promesa, son contados como la simiente, y estos hijos de la simiente y los hijos de la promesa son los mismos, y pueden ser judíos o gentiles. Como en este caso Isaac fue hecho heredero de la promesa, así lo son todos los cristianos según Gal. 4:29; 3:39 que dice:
Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.
Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.
De modo que las promesas de Dios son hechas para los hijos espirituales y ninguna de ellas puede fallar, ya que las promesas de Dios son en El sí y en El amen.
Pablo siendo judío, habla del pueblo judío, y lo pone al mismo nivel que los gentiles en cuanto a redención se refiere, habla de un remanente, como fue el caso de Elías cuando estaba en el monte Horeb. Dios se había guardado siete mil cuyas rodillas no se habían doblegado ante Baal. Todavía queda en el pueblo judío según la sangre un remanente que no trató de justificarse delante de Dios a través de la ley. Sino que aceptaron la promesa de salvación a través de la fe, estos son de los que habla Pablo que es ese remanente.
El gran problema de Israel como nación es que trató de encontrar la justificación con Dios a través de la ley, dando máxima prioridad a la revelación que recibió Moisés en el desierto, sin embargo Pablo mismo dice que la ley sirve para que lleguemos a Cristo, para que la justificación sea por la fe:
De manera que la ley ha venido a ser nuestro ayo para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe. (Ga. 3:24: ss)
Una de las características que tenía la ley, era mostrar el carácter de Cristo, Jesús se refirió a esto cuando dijo en Jn. 5:39:
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;
De modo que cuando la ley dice, no mentirás, es como si Dios dijera, no mentirás porque yo no miento, o cuando dice, no codiciarás es como si Dios dijera: no codiciarás porque yo no codicio. Por esto es que cuando Dios envió una ley en el desierto, para la nación de Israel estaba en otras palabras diciendo: si ustedes como nación quieren llegar a ser perfectos, tienen que vivir según las palabras y mandamientos que esta ley dice, ese fue el caso del joven rico que se encontró con Jesús.
Cuando el muchacho preguntó que debía hacer para heredar la vida eterna, irónicamente Jesús le dijo, los mandamientos conoces, haz esto y vivirás (Mr. 10:17-ss), es decir una persona podía, o al menos tenia la manera humanamente hablando de ser salvo, y era cumpliendo la ley, luego nos damos cuenta que no existe hombre sobre la faz de la tierra, que no sea Jesucristo, que al mismo tiempo sea capaz de cumplir la ley sin fallar. Es en este punto de la vida cuando Pablo dice lo que dijo en Ro. 7:7-25 donde se enfrenta al momento en que se da cuenta que su persona como hombre, pecador, caído le imposibilita cumplir la ley, la razón mas importante que el da en esos versos de porque un ser humano no puede, mientras esté en la tierra, cumplir con la ley, la encuentro en el verso 14 que dice:
Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado
Por cuando la ley es espiritual y nosotros somos carnales, es imposible que de alguna manera humana yo pueda alcanzar la justicia de Dios, a través de la ley, una vez que Pablo entiende esto dice las palabras mas preciosas de ese capítulo 7 a mi entender que están en el verso 24-25ª que dice:
¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro…
Entonces no es por ley, es por la fe en Cristo y eso es lo que hace que se logre la reconciliación con Dios, este es el punto donde falla el pueblo de Israel como nación, porque como dice Jn. 1:9-11:
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Entonces los versos 12 y 13 sentencian la idea cuando dice el apóstol Juan:
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
A modo de resumen queda claro que nunca hubo en la mente de Dios la idea de una separación de Israel como nación y la iglesia como pueblo o esposa de Cristo, siempre ha sido el medio de adopción la fe, ya que sin ella es imposible agradar a Dios.
La razón primordial por la que un dispensacionalista considera, o apoya tal división es porque según ellos no tiene sentido que la iglesia, la esposa de Cristo, atraviese una tribulación. Para eso mi pregunta es ¿Acaso no ha pasado la iglesia tribulación desde que Cristo murió hasta nuestros días? ¿Cómo justificamos los martirios que ha habido a través de la historia de cristianos que han tenido que morir por la causa del evangelio? ¿O es que ellos no pertenecían a la iglesia? ¿Existe algún tipo de tribulación más horrendo que morir como murió por ejemplo Ignacio de Antioquia, devorado por las fieras?
O ¿Qué hay de la cantidad de cristianos que murieron quemados como antorchas vivas en los patios de Nerón el emperador de Roma? Alguien dijo una vez que la iglesia ha permanecido firme y creciendo lavada por la sangre de sus mártires.
“Dios me hizo el mensajero del nuevo cielo y la nueva tierra” escribió Colón. Su convicción creció con los años especialmente después de su famoso viaje. Colón se auto consagrado a reunir lo que el llamó El libro de las profecías. Más de una colección de predicciones tanto bíblicas como clásicas del fin del mundo, y el regreso de Cristo. Este volumen mostró como Colón creyó que su exploración había servido como un plan divino, citó a escritores antiguos como Agustín y el filósofo Estoico Séneca, para mostrar como el descubrimiento de las islas del oeste habían sido el preludio predicho para la victoria final de Dios.
