Thursday, December 24, 2015

Los cien eventos más importantes en dos mil años de historia cristiana: La experiencia de conversión de los hermanos Carlos y Juan Wesley en 1738.





Fueron ordenados como ministros y misioneros. Entonces sus corazones fueron calentados de una forma extraña, y sus vidas dieron inicio a un movimiento global.

Juan y Carlos Wesley eran dos de los diecinueve hijos que le nacieron al matrimonio de Samuel y Susana Wesley. Samuel ejercía las labors del ministerio anglicano en Epworth, Inglaterra, mientras Susana, siendo una cristiana modelo, formó en sus hijos tanto las inclinaciones académicas como espirituales.
Aunque de diferentes temperamentos, Juan y Carlos siguieron intereses similares académicos y religiosos. Ambos entraron en la Iglesia de Cristo, ino de los colegios más grandes de Oxford. Juan comenzó en 1720 y Carlos en 1726. Después de recibir su educación, Juan fue elegido miembro en el colegio de Lincoln, en Oxford y ordenado dos años más tarde.

El “Santo Club”: una misión fracasada.
El primer año de Carlos en Oxford fue algo insignificante, pero en su segundo año estableció una vida un poco más seria. Junto a un grupo de amigos formó el “Santo Club”. Ellos se comprometieron unos a otros a vivir una vida cristiana disciplinada y dedicados al estudio serio de las Escrituras, la oración, el ayuno y las obras de caridad. Carlos fue el primero del grupo en ser burlosamente llamado “Metodista” por sus compañeros estudiantes, sin embargo este título se convirtió en el distintivo de honor para estos buscadores del camino Cristiano. Juan Wesley se unió al club despues de una ausencia a Oxford para ayudar a su enfermo padre en las labores de la parroquia, y luego eventualmente se convirtió en el líder del grupo.
En 1753 los hermanos Wesley zarparon con el general Oglethorpe en su segunda expedición a Georgia, pero aun en este viaje de servicio misionero, las viejas dudas acerca de sus experiencias de salvación salieron a la superficie. Ni Juan ni Carlos pudieron encontrar la seguridad de que ellos eran en realidad hijos de Dios por su gracia. Regresaron a Inglaterra creyendo que sus vidas y ministerios habían fracasado. Juan Wesley escribió de su experiencia en Georgia: “fui a América a convertir a los indios; pero, oh, ¿quién me convertirá a mi?”

Corazones “extrañamente calentados”
La respuesta a su pregunta vino poco tiempo después de su regreso de América. Ambos, Juan y Carlos fueron influenciados por los amigos Moravos quienes portaban el mensaje de salvación por gracia por medio de la fee n Cristo.
Carlos Wesley fue el primero de los dos en ser justificado por la fe, y en el domingo de Pentecostés del 21 de mayo de 1738, experimentó el pentecostés en su vida. Escribió en su diario que el Espíritu de Dios “sacó fuera la oscuridad de mi incredulidad”. El prolífico compositor de himnos, que eventualmente compuso entre seis mil a siete mil himnos, escribió un himno para conmemorar su salvación. Mientras los estudiosos debaten acerca de cual de los tres fue el de su conversión, el más probable es el himno que pregunta: “¿Y puede ser que yo pueda ganar algún interés en la sangre de nuestro Salvador?” La última estrofa triunfantemente proclama:
Ahora no temo de ninguna condenación, Jesús, y todo en El es mío: vivo en El, mi cabeza viviente, y vestido en su divina justicia, valiente me acerco al trono eternal y reclamo la corona, a través de Cristo mi Señor.
Tres días después, el 24 de mayo de 1738, la búsqueda de Juan por la gracia de Dios terminó en una reunión casera en la calle Aldersgate en Londres. Escribió es su diario aquel famoso relato de su conversión: “En la noche fui de muy poca gana a una sociedad en la calle de Aldersgate, donde uno estaba leyendo el prefacio de la carta a los Romanos de Lutero. Alrededor de un cuarto de hora para las nueve esta persona estaba describiendo el cambio que Dios obra en el corazón a través de la fe en Cristo, sentí que mi corazón ardía de una forma extraña”
Juan inmediatamente compartió las buenas nuevas con Carlos. Carlos escribió: “Alrededor de las diez, mi hermano fue traído en triunfo por una tropa de amigos, y declaró: ‘Yo creo’. Cantamos un himno con gran gozo y participamos en una oración.”
Hasta su conversión los Wesley tenían lo que Juan describía como “una religion justa y veraniega”. Ambos fueron ordenados. Ambos predicaron, enseñaron, escribieron, compusieron himnos e incluso se dieron a sí mismos a la obra misionera. Todo lo aprovecharon. Ellos no tenían a Cristo, o mejor dicho, Cristo no los tenia a ellos. Vivían por buenas obras pero no por su fe.

Ministerio Herculeano
Con la iglesia establecida cerca de su ministerio, Juan Wesley comenzó su ministerio, predicando a mineros de carbon y plebeyos. A pesar de la oposición, su evangelismo itinerante pronto se expandió a lo largo de las islas británicas. Se estima que Juan viajó alrededor de unas doscientas cincuenta mil millas a caballo y predicó alrededor de cuarenta mil sermones. Además publicó selecciones de sus sermones y escribió de una forma voluminosa. Su uso de predicadores laicos y pequeñas sociedades dispersó el movimiento a unos ciento veinte mil seguidores para el tiempo de su muerte.
Su hermano Carlos también predicó ampliamente, eventualmente se estableció en Londres. Se convirtió en el más prolífico y habilidoso compositor de himnos en la historia de Inglaterra, escribiendo que muchos de los cuales son ampliamente cantados hoy, tales como: “O Quien Tuviera Lenguas Mil”.
A pesar de todo, sus conversiones y subsequentes ministerios no fueron eventos aislados cuyo impacto terminó después del siglo XVIII. Sus vidas continúan grandemente afectando a la iglesia. Muchas denominaciones Metodistas hoy alrededor del mundo suman más de cincuenta millones y siguen abrazando los notables elementos del ministerio de los Wesley: un énfasis en la predicación la organización de grupos pequeños para la oración y el estudio de la Palabra, la importancia de la distribución de libros y tratados y el amor por el pobre, el oprimido, que para los Wesley y sus seguidores llegaron a ser la mayor expresión de la vida religiosa.
La teología de los hermanos Wesley también tiene una influencia que continua fuera de los círculos metodistas. El énfasis de los Wesley en el rol del Espíritu Santo en la vida de los creyentes y en la iglesia ha afectado la santidad del movimiento, el movimiento Pentecosta, e incluso el reciente movimiento carismático.
Un clero educado y la disponibilidad del laicado también eran asuntos de mucha importancia para los Wesley, guiando a la fundación de muchos colegios y seminarios wesleyanos. El balance entre la vida y la mente y la vida y el espíritu, sigue siendo una tradición crítica wesleyana, que busca predicar el evangelio a queinquiera que se convierta de sus pecados, y se levanter en santidad.


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