Saturday, December 29, 2018

El fuego que inició los comienzos del Anabaptismo

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“Anabaptista” fue el apodo que le dieron a un grupo de cristianos en el siglo XVI. Este nombre simplemente significa: los que bautizan otra vez o los rebautizadores. Una persona no podía tener un apodo más sucio que este en el siglo XVI en la Europa Cristiana. Para sus enemigos, los anabaptistas eran considerados un movimiento peligroso, una amenaza para la destrucción violenta de las instituciones religiosas y sociales de Europa. Sus prácticas eran consideradas inapropiadas y antisociales. Sus creencias eran tenidas por herejías e inspiraciones satánicas. Para otras personas en otro tiempo el anabaptismo es considerado una antigua curiosidad social, el primero y verdadero movimiento fundamentalista o un movimiento cristiano. Muy resistente y genuino por estar ligado a la tierra y la expresión del duro trabajo y la frugalidad. Aun así, otros lo han considerado como el único protestantismo que realimente se sobrepuso a las perversiones de la iglesia de Roma y trajo el protestantismo a la meta que Martín Lutero, Zwinglio y Juan Calvino nunca pudieron alcanzar. 

El anabaptismo fue un movimiento religioso del siglo XVI que creció y se hizo popular en medio del descontentamiento religioso y social de la época. Su fuente inmediata fue el movimiento de reforma de Ulrico Zwinglio, que comenzó en Zúrich, en 1519. El movimiento comenzó oficialmente en 1525 y se expandió con gran rapidez hacia prácticamente toda Europa, pero especialmente en los países de habla alemana y holandesa de Europa central. 

Nunca fue un movimiento unificado, si por unificado se entiende una liturgia única de iglesia y un liderazgo común. Esto fue intencionalmente evitado dentro del movimiento debido al principio de autonomía congregacional. Debido a la feroz persecución y las barreras geográficas, el movimiento funcionó en la clandestinidad. Existen considerables indiferencias entre los varios grupos anabaptistas con relación a la interpretación de la Escritura, la teología y la práctica de la iglesia. El movimiento en otras áreas logró ciertas unificaciones que son claramente visibles. 

Como la mayoría de los movimientos religiosos de la época, incluyendo luteranos, reformados, anglicanos, el anabaptismo también tiene sus lados oscuros. Debido a la insensatez del literalismo bíblico de San Gal algunas personas literalmente se comportaban como niños jugando con juguetes y balbuceando como bebés, porque de los tales era el Reino de los Cielos. Gracias al lunatismo apocalíptico de algunos Anabaptistas de Turingia, uno de ellos dijo ser el Hijo de Dios. Por sobre todas las cosas no se puede negar el violento terror del “Reino de Dios” en Munster cuando los anabaptistas se volvieron a la violencia y a la opresión. En este último evento los anabaptistas emplearon tácticas de los católicos y los protestantes de toda Europa para la coerción de personas hacia la fe religiosa. Estos y otros son algunos trapos sucios dentro del closet de los Menonitas, pero, aun así, representan la minoría que nunca tuvo mucho apoyo y que fue rechazada por la mayoría de las personas dentro del movimiento. 

Como sus contemporáneos en otros grupos cristianos, los anabaptistas estaban muy seguros de que todos los otros grupos religiosos no heredarían el Reino de Dios sino la irresistible ira de Dios por su terquedad y rechazar la verdad que los anabaptistas habían encontrado. Sus convicciones de que ellos eran la iglesia verdadera eran tan desagradable e injustificada tanto en ellos como en los otros grupos. Los anabaptistas estaban internamente tan divididos como otros grupos debido a la persecución y al rechazo de tomar la espada. 

El concilio de la ciudad de Zúrich había comenzado a atraer sus adeptos. Las intenciones del concilio de continuar no estaban fundamentadas en asuntos bíblicos o doctrinales sino en consideraciones políticas y económicas. Grebel, Manz y otros habían comenzado a creer que la obediencia a Cristo no debería ser medida por la prudencia o el miedo. Sin embargo, ellos habían llegado a la conclusión, después de haber estudiado el Nuevo Testamento, que el nombre de cristiano solo debía ser aplicado a quienes de verdad seguían a Cristo y no a todos los que indiscriminadamente habían sido bautizados. También, negaron que existían alguna diferencia esencial entre los gobiernos cristianos y los no cristianos a raíz de sus roles políticos. Ellos creían que un “gobierno cristiano” no haría una sociedad cristiana. 

Por otro lado, Zwinglio no compartía estos puntos de vista, y esto provocó una ruptura al punto de que Grebel, Manz, y varios otros comenzaron a reunirse entre ellos para estudiar la Biblia. Como otros dos sacerdotes de Zúrich, Wilhelm Reublin y Johannes Broti quienes un hacía un año en 1524 habían comenzado a predicar en contra del bautismo infantil en las aldeas de Witikon y Zollikon en las afueras de Zúrich, este pequeño grupo llegó a la conclusión de que la Biblia no enseñaba en bautismo de infantes. Esta fue la gota que llenó la copa. Zwinglio y el concilio llegaron a la conclusión de que el grupo formado por Grebel y Manz debería ser puesto en su lugar. Se habían convertido en una amenaza para la unidad y la paz de Zúrich. El concilio les ordenó que se guiaran por las leyes del bautismo y les fue prohibido reunirse como grupo. 

Los hombres que se reunieron en la casa de Manz aquella noche de invierno estaban conscientes de la seriedad que implicaba lo que ellos estaban haciendo. Pero a medida que la noche caía, estos se convencían cada vez más de que no tenían otra opción que obedecer a Dios quien les había guiado a este nuevo y peligroso descubrimiento. Y entonces, si el registro de las ancianas crónicas huteritas es cierto, se sintieron obligados a dar el paso necesario para concretar la forma de su obediencia. En medio de oraciones y persecución se bautizaron los unos a los otros y en el mismo momento se encomendaron a construir la iglesia de Cristo en la tierra. 

Esta acción creo misioneros entre el grupo. En los días siguientes otros fueron bautizados, especialmente granjeros de las regiones cercanas a Zollikon. Continuaron reuniéndose para el estudio bíblico y la oración y para celebrar la Cena del Señor. La persecución que estaban esperando se inició de manera casi inmediata. Un número del grupo fue arrestado y puesto en prisión. Después de acoso por tres o cuatro meses por presidio y la amenaza de exilio, la primera iglesia “libre” se desintegró. 

El nacimiento del Anabaptismo

La noche había caído el 21 de enero de 1525, cuando, uno por uno, una media docena de hombres había sido visto furtivamente entrando en una casa en Neustadgasse de Zúrich, cerca de la gran catedral. Tenían razones para estar a escondidas, porque se estaban reuniendo en la clandestinidad y estaban violando la ley que había pasado anteriormente en concilio de la ciudad que prohibía cualquier tipo de asamblea. La razón para esta reunión a puertas cerradas era el estudio bíblico y la oración.

Para entonces las reuniones en grupos para el estudio bíblico eran bastante conocidas en Zúrich. El reformador Ulrico Zwinglio estimuló que teólogos y otras personas de renombre se habían reunido con frecuencia desde 1520. Zwinglio mismo había participado en algunas de estas reuniones. Pero, aunque algunos miembros de estos grupos de estudio estaban presentes esa noche de enero, Zwinglio no estaba. 

Grandes desacuerdos habían surgido entre el grupo que estaba representado principalmente por Conrado Grebel y Félix Manz por un lado y por el otro lado Zwinglio, sobre el papel del concilio de la ciudad en el progreso de la reforma en Zúrich. Zwinglio se había comprometido a dejar que el concilio tomara la iniciativa, ya que él estaba convencido de que el concilio era un concilio cristiano. Esta posición estaba en armonía con el acuerdo de que solo los cristianos podían hacer cambios dentro de la iglesia. 

Desde Suiza al sur de Alemania, Austria y Holanda.

Pero los líderes habían estado ocupados en otros asuntos. Grebel había predicado y bautizado en Schaffhausen y en San Gal; George Blaurock, un exmonje, había ido a Grisons y la región austriaca de Tirol. En mayo de 1525, Éboli Bolt se convirtió en el primer mártir anabaptista. Fue quemado en la estaca por su fe en el cantón de Schwyz. Un año más tarde Grebel murió de la plaga lejos de su casa y en enero de 1527 Manz fue públicamente ejecutado en Zúrich por ahogamiento como consecuencia del crimen de rebautizador. 

Pero al mismo tiempo, dos años después de la formación de la primera congregación, el movimiento se había expandido cientos de millas más allá del lugar donde se había iniciado debido a un increíble celo misionero. Para mayo de 1526 hubo una asamblea anabaptista en Augsburgo bajo el liderazgo del gran dotado Hans Denck. Denck había sido expulsado de Núremberg el 21 de enero de 1525 por sostener las ideas luteranas en dicha ciudad. Aunque pasó todo el resto de su vida como un fugitivo, Denck ejerció una moderada influencia en el movimiento en el sur de Alemania con un énfasis en el amor como la suma de todas las virtudes y su cuidado y retraimiento en juzgar a otros. Denck bautizó a Hans Hut en el verano de 1526. Hut fue uno de los más celosos y exitosos misioneros anabaptistas. Hut fundó iglesias anabaptistas por toda Austria. Su método era predicar, bautizar a los convertidos e inmediatamente establecer misioneros que serian enviados. Aunque muchos de estos enviados fueron ejecutados, el movimiento se expandió rápidamente. 

Las actividades de Hut también dieron el inicio a las comunidades anabaptista en Moravia. En 1528 un grupo de anabaptistas que ya no era bienvenido en los dominios de los señores de Liechtenstein decidió combinar sus recursos para una vida en comunidad, trabajo, disciplina y adoración. Su líder más influyente fue Jacob Hutter, quien por siete años trabajó para rescatar el anabaptismo del terror de la persecución de Habsburgo en Tirol y en Moravia. Hutter fue quemado en la estaca en Innsbruck en 1536. Las comunidades Hutteritas lucharon bajo cierta tolerancia relativa y enviaron exitosamente varios misioneros como estos anabaptistas les llamaban a muchas partes de Europa. 

Mientras tanto en anabaptismo se había estado expandiendo en otras partes de igual manera. Un predicador luterano llamado Melchior Hoffman vino a Estrasburgo en 1529 donde conoció a los anabaptistas por primera vez. Rápidamente se convirtió en uno de ellos. Dejó Estrasburgo nuevamente el siguiente año, llevando sus nuevas creencias al norte a Holanda y el norte de Alemania. Así como Hans Hut, Hoffman fue un vehemente predicador y bautizó muchos convertidos. Numerosos grupos de melchioritas emergieron en el fértil suelo espiritual de Holanda. 

Hoffman tenia un especial interés en los eventos futuros y en la segunda venida de Cristo y el Milenio cuando Cristo reinaría como Rey. Además, estaba muy ocupado en poner todos estos eventos dentro de la historia y llegó a decir que Estrasburgo sería la Nueva Jerusalén. Fue por esta razón que regresó a la ciudad y en 1533 con gusto fue a prisión porque creía que su encarcelamiento pondría en movimiento la secuencia de los eventos finales de la historia humana. Lo único que llegó a su fin fue su propia vida unos diez años más tarde. 

Mientras tanto otros hombres habían tomado el liderazgo en Holanda, y junto con el liderazgo también las especulaciones de Hoffman acerca del futuro y el papel de estos en los eventos finales llevando así la ciudad de Munster a una oscura tragedia. La ciudad de Munster en Westphalia se había vuelto luterana y entonces para finales de 1535 se había vuelto al anabaptismo bajo la predicación de y la dirección de Bernhard Rothmann. Cuando los anabaptistas de Ámsterdam supieron todo esto y fueron a ver que estaba ocurriendo ahí, se atrevieron a decir que Munster y no Estrasburgo seria la Nueva Jerusalén. Jan Matthis y Jan van Leyden, ambos extremistas inestables, tomaron el control de la ciudad. Donde Hoffman había enseñado a esperar pacíficamente el reino de Dios, Matthis y Leyden enseñaron que la fuerza traería dicho reino de Dios. Forzaron entonces a las personas de la ciudad a bautizarse y unirse al movimiento o de lo contrario deberían abandonar la ciudad. 

El desenfreno en la ciudad alarmó al obispo principal de Munster el cual sitió la ciudad. Pero antes de que la ciudad hubiera sido completamente sitiada, miles de anabaptistas de Holanda lograron entrar a Munster con la expectación del regreso triunfante de Cristo. Los radicales de la ciudad vieron a Leyden coronado como el rey David rigiendo con vara de hierro al instituir la poligamia. En junio de 1535 el apocalipsis llegó, pero no como ellos lo esperaban, la ciudad cayó y sus habitantes fueron asesinados.   

Dicha tragedia llegó a ser un desastre para los anabaptistas. Ahora sus perseguidores tenían lo que ellos consideraban una acorazada evidencia de que el anabaptismo con toda su insistencia en el pacifismo era en esencia más violento que cualquier otro movimiento. Las autoridades estaban convencidas de que la persecución era la única manera de contener esta violencia potencial. 

Pero los anabaptistas también vieron los eventos de Munster como una terrible perversión al evangelio. La persona más influyente en la consolidación de las creencias del anabaptismo entonces llegó a ser Menno Simons. Menno ayudó a organizar congregaciones y trabajó incansablemente por un orden de la iglesia que preservara ambos el amor y la integridad de una iglesia compuesta solo por aquellos que habían conscientemente decidido seguir a Cristo. Sus congregaciones estaban esparcidas por todo Ámsterdam, Danzig y por Cologne y el mar del norte. Menno continuó trabajando por veinticinco años, la mayor parte de ese tiempo con un precio por su cabeza. Murió en 1561. Diecisiete años más tarde sus seguidores en Holanda consiguieron obtener la tolerancia. 

Contemporáneo con Menno Simons era Pilgram Marpeck, un ingeniero civil. Su área de actividad era el sur de Alemania y Suiza, donde continuó la obra establecida por Hans Denck y Hans Hut, Estos dos habían perecido en 1527. Marpeck se convirtió en el reconocido líder de un grupo anabaptista en Alsace, Wurttemberg y Moravia. Con pasión se dedicó a la unidad de la iglesia, especialmente porque estaba afligido por la separación que había entre los anabaptistas del sur de Alemania y la hermandad suiza, seguidores de Conrado Grebel. Marpeck estuvo en desacuerdo con el uso legalista de la prohibición y la tendencia a hacer juicios apresurados con relación a las fallas de los demás. Su énfasis en la superioridad del amor y la necesidad de la paciencia en el ejercicio de la disciplina de la iglesia reflejaba la influencia de Hans Denck. 

En contraste con Holanda, la tolerancia no vino al sur de Alemania, Suiza y Moravia hasta varios siglos después. El movimiento prácticamente desapareció en el sur de Alemania y fue completamente erradicado en Austria por el fuego y la espada. Sobrevivió en Suiza en pequeños asentamientos, pero siempre bajo restricciones. A la hermandad hutterita le fue relativamente bien hasta 1590 después que sus creencias se volvieron en contra del sufrimiento en el camino de la cruz. Sobrevivieron solo cuando se exiliaban a Ucrania y de ahí a América.       

Thursday, December 20, 2018

Los Anabaptistas: Algunas curiosidades



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Los Anabaptistas son los iniciadores de la “iglesia Libre:” El principio de separación de iglesia y estado era una noción inimaginable y radical cuando fue introducida por ellos. Al igual que su defensa por la libertad religiosa era considerada una forma de anarquía. 

En los records de la corte del siglo XVI en el centro y sur de Alemania, Suiza y Austria se registra que existía una población de 12522 anabaptistas. La población del movimiento nunca fue muy grande, aun así, lograron manejar y poblar 2088 aldeas y villas en la mencionada región. 

El protestantismo no hizo incursiones sin la ayuda de príncipes y poderes estatales. Desde el comienzo, el anabaptismo era un movimiento clandestino que perdió virtualmente todo su liderazgo en los primeros dos años. 

Fue en parte, debido al anabaptismo, que las iglesias protestantes adoptaron el servicio de confirmación y los registros bautismales.

Un hombre que en el siglo XVI no bebiera hasta el exceso, o abusara de sus trabajadores o de si familia, podía levantar sospechas de ser un anabaptista y podría incluso hasta ser perseguido. 

Los anabaptistas fueron los primeros reformadores en practicar la disciplina en la iglesia. Bajo su influencia el reformador Martín Bucer intentó, sin poder lograrlo, adoptar la disciplina en la iglesia de Estrasburgo. Tuvo éxito en convencer a Juan Calvino quien si tuvo éxito en establecer la disciplina en la iglesia de Geneva. Sin saberlo, cuando la confesión de fe anabaptista de Schleitheim fue formulada, Calvino la leyó en 1544 y concluyó con estas palabras “esta ingrata y desafortunada gente ha aprendido estas enseñanzas y otras de nosotros”. Calvino era un joven católico de solo 18 años cuando la confesión de fe de Schleitheim fue confeccionada. 

Los descendientes directos de los anabaptistas hoy suman alrededor de 730000 en 57 países, con las mayores cifras en Norteamérica, Zaire, Indonesia y Rusia. Más de la mitad vive en países del tercer mundo. Hay 21 grupos distintos entre los cuales se encuentran los Menonitas, Amish, Huteritas, la Hermandad Menonita, y los Hermanos en Cristo. 

Huyendo de su arresto el anabaptista Dirck Willems atravesó un lago congelado. Cuando su perseguidor cayó en el hielo, Willems renunció a su oportunidad de salvar su vida y regresó para salvar la vida de su perseguidor. Por esta razón fue capturado, apresado y quemado en la estaca en 1569. 

Los Menonitas son el grupo más diverso entre los descendientes modernos de los anabaptistas. Comparten algunas ideas en común acerca de Cristo y el rechazo a portar armas, pero tienen una gran diferencia en su cosmovisión y estilo de vida y forma de vestir. 

Los Amish se separaron de su hermandad suizo-alemana en 1693 tras un debate sobre la excomunión y evitamiento de los miembros excomulgados. Hoy los Amish son reconocidos por sus fuertes valores comunales reforzados por su non conformismo estricto hacia el mundo en asuntos de vestimenta, y el uso de la tecnología. Las comunidades Amish más grandes están ubicadas en Pensilvania, Ohio e Indiana.

Los Huteritas, que se originaron en Moravia en 1529, practican el cristianismo en comunidad. Visten sencillos y con un estilo influenciado por las costumbres del este de Europa. En la década de 1780 migraron a América y se asentaron en Dakota del Sur y más tarde en otras partes del oeste de Estados Unidos y Canadá. 

La Hermandad Menonita tiene su origen en 1860 como una renovación del movimiento entre los menonitas holandeses en el sur de Rusia, pero han emigrado a Norteamérica, Paraguay y otros países. La Hermandad Menonita se distingue de los Menonitas, no en cuestiones de creencias, sino en la práctica del bautismo por inmersión, en vez de por aspersión. 

Los Hermanos en Cristo se originan en Pensilvania en 1750 pero solo obtuvieron estatus oficial durante la guerra civil norteamericana cuando los hombres jóvenes fueron forzados a entrar al ejército. Eran nombrados “hermanos del río” en forma de burla por su costumbre de bautizar en los ríos.    

Monday, August 13, 2018

Zwinglio: El Padre de la Reforma Suiza: El esparcimiento de la Reforma de Zwinglio






Zwinglio murió antes de que su sueño se hiciera realidad, pero sus seguidores, especialmente Heinrich Bullinger, esparcieron la influencia de su Reforma a lo largo de toda Europa, Inglaterra, y eventualmente a América.

            Ulrico Zwinglio fue el padre de la Reforma en Suiza, pero en la historia no es recordado entre los de la primera generación de reformadores. Siempre ha sido opacado por Lutero. Y el hecho de que murió en batalla deja muchas preguntas sin respuesta acerca de la carrera de Zwinglio.

            Zwinglio esperaba, al inicio, abrir una iglesia en el cantón de Zúrich que serviría como el modelo para la iglesia nacional protestante de Suiza. Una vez que esto se hubiera logrado, él planeaba expandir la doctrina de su Reforma por toda Europa, con el objetivo de que una iglesia protestante internacional fuera establecida y preservara las mejores tradiciones de la iglesia universal en la Edad Media, y al mismo tiempo sería libre de los peores abusos de la iglesia católica y no sería gobernada por el papa y su corrupta curia romana.

            La iglesia reformada europea que Zwinglio soñaba nunca se logró fundar. Zwinglio, por otro lado, tuvo éxito en introducir conceptos de la Reforma de la iglesia en los mayores cantones urbanos, los cantones dominados por las ciudades alemanas y suizas. En Berne, Shafthausen y Zúrich, los conceptos eclesiológicos de Zwinglio fueron adoptados. Para Zwinglio esto era el primer paso y por un tiempo parecía que el programa de Zwinglio sería efectivo en toda Suiza.

            La Paz de Kappel en 1529 dejó a los protestantes en la libertad de expandir sus doctrinas en las áreas de la Confederación de Suiza. Se dio la oportunidad a las congregaciones de esta confederación de estas regiones a decidir por ellas mismas si debían o no aceptar la Reforma. En teoría, la misma libertad iría a ser extendida a las congregaciones de los bosques y las montañas de la Confederación: Schwyz, Uri, Niedwald y Lucerne junto con su aliado el cantón de Zug. La solución fue, de hecho, no aceptable para los católicos.

            También inaceptable fue el deseo de los protestantes de poner un fin a la costumbre de vender soldados como mercenarios al servicio de los franceses y el papado. Sin el dinero que se ganaba de esta práctica los cantones del bosque creían ser incapaces de comprar el grano necesario para alimentar a los habitantes de los estados montañosos.

            Para hacer el asunto peor, los cantones protestantes comenzaron un bloqueo de barcos de grano hacia las regiones católicas, con el objetivo obligarles a aceptar el esparcimiento del protestantismo en sus territorios. Zwinglio se opuso a esta política y acertó que sería más sabio ir a la guerra contra las regiones católicas que someterlos a una inanición lenta y violenta.

            Llevados por la desesperación, los cantones católicos decidieron ir a la guerra contra los protestantes. Lanzaron su ataque hacia el centro del protestantismo en Suiza, el cantón de Zúrich, a principios de octubre de 1531. Los cantones protestantes habían firmado una alianza militar (La Unión Cívica Cristiana) para protegerse de cualquier desarrollo como estos, pero no estaban preparados para la guerra, y además había algunas divisiones internas entre ellos.

El sueño de Zwinglio destruido

            En los años previos a lo que terminó como la segunda guerra de Kappel en octubre de 1531, Zwinglio había soñado con crear una alianza por toda Europa contra los Hapsburgos y hasta llegó a creer que los católicos franceses bajo el reinado de Francis I se unirían a la alianza. Estos esquemas eran extremadamente irrealistas y demostraban el entendimiento limitado que tenía Zwinglio de las situaciones diplomáticas en Europa y como subestimaba el disgusto tanto de los católicos como de Francis I por las enseñanzas del protestantismo.

            Con el objetivo de lograr estas esperanzas y con el apoyo del conde Philip de Hesse, Zwinglio hizo lo posible por lograr una alianza con los protestantes de Alemania. La condición para dicha alianza era el acuerdo teológico entre los cantones de Suiza que eran protestantes y los territorios luteranos de Alemania. El conde de Hesse arregló una reunión entre Zwinglio y Lutero en Marburg en 1529, la que llegó a conocerse como el Coloquio de Marburg. Zwinglio y Lutero estuvieron de acuerdo en catorce puntos doctrinales, pero estaban en desacuerdo en el número quince, el cual tenía que ver con la presencia de Cristo en la Cena del Señor. Este desacuerdo básico impidió una alianza con los estados luteranos. Con la excepción de Berne los protestantes suizos no hicieron una alianza con Hesse, Estrasburgo y Constanza quienes no eran parte de la confederación suiza, pero los protestantes suizos estaban aislados en un tiempo en que los Hapsburgos estaban directamente detrás de los cantones católicos como miembros y seguidores de una alianza cristiana.

            Zwinglio además no calculó bien la situación en Suiza. Berne era la clave para la alianza protestante por ser la Unión Cívica Cristiana el mayor cantón militar de la confederación. Zwinglio había dependido de su amigo en Berne, Nicolás Manuel, para mantener el control de los asuntos en Berne y para mantener la ciudad con firmeza en la alianza protestante. Manuel murió en 1530, y Zwinglio había perdido el contacto con la situación en Berne. La mayoría de los berneses favorecía la política de la expansión hacia el oeste con el apoyo del duque de Savoy y la alianza con Francia. Además, no tenían mucho interés en ir a la guerra con los cantones católicos, porque creían que esto solo fortalecería a Zúrich al agregarse a su territorio y poder militar.

            Cuando la ofensiva católica comenzó, Zúrich estaba al comienzo sola. Antes de que Berne viniera a su ayuda, Zúrich fue derrotada por los católicos. Zwinglio murió peleando en la segunda línea de la segunda batalla de Kappel junto con otros treinta pastores de la iglesia cantonal. Zúrich y Berne hicieron las paces con los católicos y el próximo detenimiento del protestantismo tuvo lugar en la Alemania suiza. Los planes de Zwinglio para el establecimiento de una Europa anti Habsburgo y una Europa protestante murieron con él.

            El resultado final de la guerra perdida fue que Berne fue liberada para proceder con la conquista del cantón Vaud que fue ocupado en 1536. Este avance expandió el protestantismo a las fronteras de la ciudad episcopal de Geneva. Donde quien regía era el duque de Savoy. Como resultado de este desarrollo, fue posible introducir el protestantismo en Geneva con la ayuda de Berne. Sin el apoyo de Berne, Geneva nunca hubiera sido un centro internacional para el protestantismo bajo la influencia de Juan Calvino. De hecho, eventualmente Geneva se volvió más importante para el desarrollo del protestantismo reformado que Zúrich.

Bullinger expande las ideas de Zwinglio

            Quedó bajo la responsabilidad del sucesor de Zwinglio, el obispo de Zúrich, Heinrich Bullinger, quien sirvió alrededor de cuatro décadas entre 1531-1573, el establecer la ciudad de Zúrich como un centro internacional para el protestantismo. Hasta la fundación de la academia de Geneva en 1556, el Carolino de Zúrich era el único colegio teológico en Europa donde los estudiantes tenían acceso a la teología reformada. Más tarde, ambos Zúrich y Geneva fueron opacados por las universidades de Heidelberg y Dutch que se convirtieron en los centros del pensamiento reformado a principios del siglo XVII. Sin embargo, el liderazgo de Bullinger logró una contribución notable al protestantismo reformado.

            Las “Décadas de Sermones” de Bullinger, que comenzaron a aparecer en 1549, fueron más ampliamente leídas en algunas partes de Europa que “Institución de la Religión Cristiana” de Juan Calvino. Después de 1586 fueron un requerimiento que debía ser leído por todos los clérigos que no habían obtenido un grado universitario. Los barcos de la compañía Dutch East India transportaron las “Décadas de Sermones” tan lejos como hasta Java y Sumatra. Los “Comentarios de las Epístolas Paulinas” de Bullinger tuvieron siete ediciones y fue probablemente más diseminado que los de Calvino. La incipiente teología del pacto presente en los escritos de Zwinglio fue eventualmente elaborada por Bullinger en su “De Testamento” y “Der alte Gloub”. La concepción de la teología del pacto de Bullinger, sin dudas, jugó un rol en el desarrollo de la teología del pacto normativa, tal es el caso de la teología federal durante la primera parte del siglo XVII. Esta teología fue exportada a América del Norte por los puritanos. Bullinger, además, profundizó la teología de la Eucaristía de Zwinglio, la cual ciertamente influenció el desarrollo de la doctrina anglicana de la Cena del Señor.

            Bullinger, además aceptó la idea de Zwinglio de que el control de la excomunión debía estar en manos del magistrado. Los esfuerzos de Bullinger de expandir la doctrina en el Rhineland-Palatinate por medio de su amigo y seguidor el médico Thomas Erastus, fueron un fracaso. El conflicto con Geneva acerca de la Eucaristía que sostenía que la iglesia podía prohibir a los pecadores de compartir la Cena del Señor opacó los años finales de Bullinger en su ministerio en Zúrich. Catorce años después de su muerte, la defensa de Erastus de la concepción de Zúrich acerca de la excomunión fue publicada en Londres con la ayuda del arzobispo de Canterbury, John Whigift.

            La relación de Bullinger con Inglaterra y Hungría fue particularmente exitosa. Este éxito fue debido en parte a las notables correspondencias que Bullinger llevaba con los teólogos y políticos de todas partes de Europa. Esto hizo que Bullinger llegara a ser uno de los hombres más informados entre sus contemporáneos. En febrero de 1567 se llevó a cabo en Debrecen el primer sínodo de la iglesia reformada de Hungría, la ciudad de Debrecen estaba destinada a ser el mayor centro educacional reformado el cual aceptó la obra de Bullinger “Confessio Helvetica Posterio” como su máxima confesión nacional para la iglesia.

            Los contactos de Bullinger con Inglaterra se ampliaron mucho más de lo que habían sido al principio para finales de la vida de Zwinglio, cuando a los artistas de Zúrich se les había pedido la opinión acerca de la validez del matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón. Para 1538 Bullinger había dedicado su “De Scripturae Sanctoe Authoritate” y su “De Episcoparum qui verbi ministri sunt” al rey Enrique VIII. Estos contactos fueron fortalecidos por el vice regente del rey Enrique Thomas Cromwell, aunque no hubo un contacto directo entre Cromwell y Bullinger. La tercera y cuarta “Decades of Sermons” escrita por Bullinger fue después de dicada al hijo de Enrique VIII, Eduardo VI (1547-1553), lo cual es una indicación de que estos vínculos entre Zúrich e Inglaterra se fortalecieron con el paso del tiempo.

            La hospitalidad de Bullinger con un grupo de exiliados marianos entre 1533 y 1558 cementó su relación con la iglesia de Inglaterra. Este grupo incluía a quien después sería el apologista de la iglesia de Inglaterra, John Jewel, más tarde obispo de Salisbury y al futuro arzobispo de York, Edmund Sandys, como también al Timonel de Ely y el Parkhurst de Noruega y al influyente segundo conde de Bedford. Bullinger trabajó junto a estos obispos para evitar que los seguidores de la doctrina luterana de la Santa Cena tomaran cargos eclesiásticos en las iglesias de Inglaterra. Además, también les ayudó y apoyó en su lucha contra los puritanos guiada por Thomas Cartwright al igual que su ayudante Rudolph Gwalther. La base para su cooperación era una creencia común de que el estado no debía controlar los asuntos externos de la iglesia y una convicción por ambas partes, Bullinger y los obispos de Inglaterra, de que el episcopado reformado era la manera correcta de gobernar la iglesia de Cristo. Los ingleses no adoptaron las concepciones de Zúrich con relación al papel del magistrado en el clero y el gobierno cristiano en la sociedad como algunos habían aclamado. Ya ellos habían desarrollado una concepción similar antes de que hubieran aprendido la forma en que la iglesia de Zúrich era dirigida. Después de la muerte de Bullinger, la conexión de Suiza con Inglaterra llegó a su fin.


Schlatter y Schaff

            Dos pastores reformados suizos tuvieron una gran influencia en la historia de la iglesia en América. Michael Schlatter (1716-1790) era nativo de San Gall y vino a América en 1746 como un representante de los clásicos reformados holandeses de Ámsterdam. Su papel en organizar el sínodo de las iglesias reformadas alemanas en las colonias americanas fue un éxito. Sin embargo, su deseo de cooperar con la sociedad anglicana para la propagación del conocimiento de Dios, con el propósito de ayudar a los reformados alemanes y su dificultad con los pietistas radicales guiados por Philip William Otterbein (1726-1813) arrojó mucha sombra a sus últimos años en las colonias.

            El segundo pastor reformado suizo y teólogo de gran importancia en América fue Philip Schaff (1819-1893) quien vino desde Berlín a Mercerburgo en 1843 y junto con John Williamson Nevin (1803-1886) desarrollaron la teología de Mercerburgo. Esta teología fue en realidad la primera teología de América, la cual tomó en consideración la contribución de la teología alemana y el criticismo bíblico del pensamiento religioso moderno. Este hecho no se hizo popular en América y la aserción de Schaff en su “The Principe of Protestantism, as Related to the Present State of the Church” el cual la reforma reflejó como un florecimiento del catolicismo medieval enojó a muchos.


            Schaff fue en realidad el padre del estudio científico en la iglesia en América. La obra “What is Church History? A Vindication of the Idea of Historical Development” fue de enorme importancia para los historiadores de la iglesia americana. El volumen 7 de “History of the Christian Church: Modern Christianity The Swiss Reformation” le recordó a los americanos la importancia de la moderación en la teología de Zwinglio. La forma en la que Schaff retrató a Zwinglio ofrecía una alternativa a los conceptos rígidos de la teología reformada presentada por los adherentes de Calvino y sus seguidores. Gracias a Schaff, Zwinglio finalmente llegó a jugar un papel en pequeño pensamiento teológico americano.           

Thursday, June 7, 2018

Zwinglio: El Padre de la Reforma Suiza: Radicales Impacientes: Los Anabaptistas






Algunos de sus asociados más cercanos creyeron que Zwinglio y el concilio de Zúrich estaban yendo muy despacio en la implementación de la Reforma Suiza. Su protesta inició una persecución.

La Reforma de Ulrico Zwinglio estaba basada en la Escritura. Era una reforma que entendía que la Biblia era la que debía sentar las bases para los cambios que debían ser instituidos. Tras el reto dramático de la iglesia establecida que surgió de las bases establecidas por Zwinglio, la base para dicha reforma estaba en la autoconciencia escritural.

A las monjas del claustro de Oetenbach en 1522 Zwinglio había afirmado enérgicamente el principio de la autoridad escritural y había dicho que la Biblia era fácil de entender si uno confiaba en la dependencia del Espíritu Santo para la iluminación de la mente humana. Zwinglio había afirmado que la Palabra de Dios era certera y no podía fallar. Y que además era clara y podía ser entendida por cualquiera que en verdad tuviera una mente abierta al mensaje que ella misma contenía. De esa manera, Zwinglio abrió la puerta para la interpretación de la Escritura en la totalidad de la iglesia. No era necesario depender de las autoridades eclesiásticas para la verdad. Esta podía venir directamente de Dios a través de su Palabra.

Esta fue la base sobre la cual la Iglesia Reformada había sido establecida en la Primera Disputa de Zúrich en enero de 1523. La predicación en Zúrich debía estar en concordancia con la Palabra de Dios. Zwinglio mismo había concluido en su artículo catorce antes de la disputa con la declaración: “Cada cristiano debería usar la más grande diligencia para que el evangelio de Cristo y solo el evangelio de Cristo sea predicado en todas partes”.

La Reforma en Zúrich no fue una reforma monolítica. Hubo algunos seguidores nominales de Zwinglio que se consideraban evangélicos solo por oponerse a la iglesia católica. Y otros pocos porque querían ser libres de las restricciones morales que la iglesia buscaba mantener. Zwinglio tenía poca simpatía con estos débiles seguidores.

Un grupo de los devotos seguidores de Zwinglio iría a causarle serios problemas. El primer líder de este cuadro de cristianos rigorosos fue Conrado Grebel, el hijo de una familia aristocrática de Zúrich. Al igual que Zwinglio, Grebel fue entrenado en el humanismo, habiendo estudiado en Basel, Viena y París. Grebel se convirtió en un ardiente seguidor de Zwinglio, escribiendo un pequeño poema de apreciación al final de uno de los tratados de Zwinglio en 1522, el “Archeteles”. Grebel fue ampliamente persuadido por la visión de Zwinglio respecto al cristianismo bíblico.

Durante los primeros años de la Reforma, Grebel se hizo amigo de otro seguidor de Zwinglio llamado Félix Manz. Estos dos se comprometieron a la restauración del cristianismo primitivo bíblico y pensaron que Zwinglio al igual que ellos lo estaba.

En los primeros años de la Reforma en Zúrich, como en todas partes, hubo unos considerables disturbios muchos de los cuales no fueron conocidos. No todos esos disturbios fueron de índole religioso, pero si tenían una tonalidad religiosa de vez en cuando. Algunos radicales atacaban el pago de las rentas, el diezmo y los intereses. Al mismo tiempo, surgían esporádicas manifestaciones de iconoclasticismo en las iglesias de Zúrich y en las afueras de la ciudad, muchas de estas intensificadas por la predicación de Zwinglio y sus colegas.

Durante el curso del año 1523 una cuestión seria estaba comenzando a fomentarse en Zúrich a la misma velocidad que la Reforma. En un esfuerzo por mantener el control del rápido avance de los eventos, el concilio de la ciudad llamó a una segunda disputa, la cual tuvo lugar en octubre de 1523. En esta disputa se decidió que las imágenes debían ser eventualmente removidas de las iglesias y que la misa no debía ser considerada un sacrificio. También se decidió que estos cambios debían llevarse a cabo solo de manera gradual, después que el pueblo y los pastores fueran educados en las razones para los cambios. Solo de esta manera era posible saber que el cambio ocurriría con una verdadera convicción.

No mucho tiempo después de la disputa, Conrado Grebel, Félix Manz y varios otros, comenzaron a cuestionar no tanto la esencia de la disputa sino la velocidad en que estas decisiones eran llevadas a cabo. Zwinglio era mucho más gradualista. Grebel y Manz abogaban por barrer de un soplo los abusos.

Los radicales seguidores de Zwinglio se fueron tornando impacientes con su líder de manera gradual. Llegaron al punto de creer que Zwinglio no estaba comprometido a llevar a cabo los cambios como lo estaban ellos. Comenzaron a reunirse para leer y estudiar el Nuevo Testamento. Mientras más se reunían, más llegaban al convencimiento que era el momento para una reforma radical. Su intento de convencer a Zwinglio para llevar a cabo más rápido la reforma fue un fracaso por lo que en ellos la frustración fue creciendo cada vez más.

En septiembre de 1524, Grebel y otros amigos que vinieron a ser el núcleo de este movimiento radical escribieron una carta a Thomas Muntzer. En esencia dijeron en la misma que habían descubierto que los pastores se habían mantenido en el error, incluso sus propios líderes. Y que por lo tanto ellos estaban también en el error, y que hasta que no comenzaran a tomas la Palabra de Dios en sus manos y leerla no podrían llevar a cabo lo que Dios esperaba de ellos que era una vida santa de fe y práctica.

Claramente, en su impaciencia, los Zwinglianos radicales comenzaron a separarse del gran reformador. De todos modos, seguían siendo seguidores de Zwinglio de una manera significativa.: estaban comprometidos a la Biblia, pero su biblicismo tenia una fuente más radical. Llegaron a afirmar que solo debía ser aceptado lo que estaba expresamente permitido en la Escritura. Zwinglio, por otro lado, estaba convencido de que las reformas debían estar unidas a la autoridad y el magistrado civil.

Al poco tiempo los radicales comenzaron a cuestionar la consejería para el bautismo de niños. En una carta al concilio de la ciudad para finales de 1524, Félix Manz expuso varios argumentos para afirmar que el bautismo de infantes no tenía apoyo Escritural. En respuesta el concilio convocó una disputa que tuvo lugar en enero de 1525. Las decisiones tomadas por el concilio iban en contra de los radicales. Estos decretaron que los niños debían ser bautizados en un periodo de ocho días de nacido en adelante, además les fue prohibido a los radicales reunirse en privado.

Los radicales no podían esperar más. Continuar con la práctica del bautismo de niños iría en contra de todo lo que ellos ahora creían que era verdadero y correcto. Unos días después la hermandad de los radicales se reunió en casa de Félix Manz después de orar juntos, uno de los de la hermandad llamado Jorg Blaurock, le pidió a Conrado Grebel que le bautizara. Grebel en respuesta bautizó a todos los que estaban presentes. Este evento es considerado hoy como el comienzo del movimiento Anabaptista o Anabautista.

En los siguientes días de la reunión en casa de Félix Manz, se llevaron a cabo otros varios eventos de bautismos a creyentes que habían confesado públicamente el arrepentimiento de sus pecados. El número de adherentes creció al domingo siguiente Blaurock subió al púlpito en Zollikon, cerca de Zúrich, para proclamar que el llamado Anabaptista al arrepentimiento y al bautismo había sido forzadamente desalojado.

El concilio actuó rápidamente. Después de arrestar y examinar a la mayoría de los ofensores, fue decidido que los líderes debían salir de una vez por todas, o sufrir los más serios castigos. El grupo fue multado, los líderes abandonaron Zúrich, solo para ser arrestados más tarde en el verano cerca de Grunigen. Después de otra disputa y dos juicios, a los tres fueron condenados a cadena perpetua, pero escaparon. Grebel murió por la plaga mientras permanecía en el exilio. Blaurock huyó a Tyrol donde continuó su ministerio, y donde eventualmente murió en la estaca en 1529. Félix Manz fue arrestado otra vez a finales de 1526 y el 25 de enero de 1527 fue ahogado por las autoridades con la aprobación de Zwinglio y aparentemente de la población cristiana de Zúrich. Manz murió como un mártir por su fe y entre los Anabaptistas y Bautistas es considerado como tal hasta el día de hoy.

Carta de un Anabaptista contemporáneo a Ulrico Zwinglio:

Me dirijo a ti como tío porque en sentido real seguimos siendo familia y te debemos mucho como padre en la fe. A ti, reconocemos, que te debemos mucho, pero a la Biblia que nos enseñaste le debemos más.

¡Oh, como las pasiones del movimiento revelan la debilidad de nuestra condición humana! Todos fuimos cautivos de una creciente ola de historia y ambos nos comprometimos completamente con Cristo y la Palabra de Dios pero que obvio es ahora cuando nuestro compromiso siempre fue expresado por nuestra naturaleza la cual tiene mucho que aprender del amor de Cristo y la unidad del Espíritu.

Insististe en reformar la existente iglesia. Demandamos regresar a las bases del Nuevo Testamento. Tu no te reformaste del todo y nosotros no regresamos del todo. Y nosotros hemos continuado experimentando futuros deslices y divisiones, así como tu. De todas formas, Dios en su amor nos ha seguido dando gracia y un ministerio para nuestros movimientos.

A medida que miramos para atrás ahora, podemos ambos ver los problemas desde otro punto de vista y como han sido manejado de manera distinta. Los enemigos tanto como los problemas han tomado nuevas formas en mi generación, estos quinientos años. ¿Podemos aprender de los errores de Zúrich? ¿Cómo actuarías diferentemente? ¿Cómo actuaríamos nosotros? Tanto el tiempo como el evangelio tiene nuestras respuestas. Quiera Dios que comencemos con el perdón.

Atentamente: Un Anabaptista.    

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