Friday, April 17, 2015

Los cien eventos más importantes en dos mil años de historia cristiana: Vladimir adopta el cristianismo en 988 dC.



El príncipe pagano de Kiev adopta una nueva fe, guiando la cristianización de las personas en Ukrania, Rusia y Bielorrusia.

En 1988 el mundo cristiano celebró los mil años de cristianismo en Rusia. Aunque el año 988 dC fue en efecto un año crucial para los cristianos en Rusia, no es muy exacto describir ese año como el año del nacimiento del cristianismo en Rusia.
El cristianismo había penetrado en efecto en Rusia para los primeros años de los novecientos, cuando al menos una iglesia había sido construida en la ciudad de Kiev. En los 950, Olga la abuela de Vladimir, fue bautizada. Ella pidió al rey de Alemania Otto I enviar misioneros a su país, pero aparentemente ellos no tuvieron mucho éxito.
El nieto de Olga, Vladimir practicó la vieja religión. Construyó un número de templos paganos y fue reconocido por su crueldad y traición. Vladimir tenía ochocientas concubinas y varias mujeres, y pasaba su tiempo cuando no había guerra cazando y fiesteando. Vladimir difícilmente parecía ser el que expandiría el cristianismo entre los ucranianos.

Comprando una iglesia
Vladimir aparentemente quería unir el pueblo bajo una religión, por lo tanto, alrededor de 988 dC, envió mensajeros a examinar las mayores religiones. Las opciones eran Islam, Judaísmo,  el Cristianismo Católico de Europa Occidental y la Iglesia Ortodoxa de Europa Oriental. (Ya que todavía no había una ruptura oficial entre la iglesia ortodoxa y el catolicismo cristiano).
La historia de cómo Vladimir seleccionó el cristianismo ortodoxo es en parte una leyenda, y en parte una realidad. De acuerdo a la tradición, Vladimir no estaba de acuerdo con las estrictas dietas del Islam y el Judaísmo. El cristianismo católico estaba bien, pero lo que impresionó al gran príncipe fue la deslumbrante adoración que sus embajadores describieron haber visto en la gran catedral de Hagia Sophia en Constantinopla: “No sabíamos dónde estábamos si en la tierra o en el cielo, porque de seguro no existe esplendor y belleza en ningún otro lugar sobre la tierra. No te lo podemos describir. Solo sabemos que Dios habita allí entre los hombres, y que su servicio sobrepasa la adoración de todos los lugares. No podemos olvidar esa belleza”.
Así Vladimir optó por la ortodoxia, debido a su bella adoración. El nombre que Vladimir escogió para la religión fue de hecho, Pravoslavia una palabra que significa “verdadera adoración” o “gloria correcta”. La Ortodoxia era además la religión de los más poderosos, adinerados y civilizados de las naciones fronterizas con Rusia, el imperio bizantino. Y si Vladimir estaba impresionado por la belleza de la Ortodoxia, también estaba impresionado por otra belleza: Ana, hermana de los emperadores bizantinos Basilio II y Constantino, quienes ofrecieron su hermana a Vladimir como novia con la condición de que este fuera bautizado.
En 988 dC, Vladimir fue bautizado. En 989 se casó con Ana. Ningún acta fue firmada de que él estaba sometiendo la autoridad tanto política como religiosa al imperio bizantino. Aunque adoptó la religión bizantina, la iglesia rusa fue siempre independiente.

Forjando una iglesia nacional
De gran significación para la historia de la iglesia, Vladimir ordenó entonces que todos los habitantes de Kiev fueran al río Dnieper para ser bautizados o si no iban a ser considerados enemigos del reino. Esto no quiere decir que la nación eslava se hizo cristiana de la noche a la mañana. Pero con la ayuda de los monjes, la nueva nación comenzó a ver la influencia del evangelio.
En el caso personal de Vladimir, su estilo de vida fue claramente afectado. Cuando se casó con Ana, puso a un lado sus otras cinco anteriores mujeres. No solamente construyó iglesias, sino que también destruyó los ídolos, abolió la pena de muerte, protegió a los pobres, estableció escuelas y se las arregló para vivir en paz con sus naciones vecinas. En su lecho de muerte dio todas sus posesiones a los pobres.
Siglos más tarde, cuando Moscú, no Kiev, se hizo capital de Rusia, la iglesia ortodoxa rusa había agarrado una fuerza tan grande que los habitantes de Moscú la consideraban una tercera Roma, la nueva capital del imperio cristiano. Vladimir no sabía que abrazando el cristianismo estaba pavimentando el camino para una república rusa descrita por un escritor como “entre las más cristianas naciones del mundo, una tierra con una rica historia de iglesias y monasterios, la fuente de origen de numerosos reverenciados santos y mártires, con un querido y abundante legado de música sagrada, iconografía, y literatura espiritual”.

Aun así la Iglesia Ortodoxa Rusa se hizo tan estrechamente alineada con el régimen zarista que fue grandemente desprevenida por la Revolución Bolchevique en 1917. Desde entonces, la iglesia ha sufrido grandemente, pero continúa sobreviviendo. La historia de la iglesia que traza sus raíces hasta el príncipe Vladimir aún no ha terminado.

Monday, April 13, 2015

Los cien eventos más importantes en dos mil años de historia cristiana: Benedicto escribe su regla monástica en 540 dC.




Sus flexibles y compasivas directrices para la comunidad cristiana marcaron para siempre la vida monástica e influyeron en la sociedad occidental.
Tenemos, por lo tanto, que establecer una escuela para el servicio del Señor, en la institución en la cual esperamos establecer nada que sea riguroso o áspero,” escribió Benedicto en el prólogo de su Regla. La Regla de San Benedicto es un documento corto, quizás unas trece mil palabras y aun así ha influído en todas las formas de vida religiosa organizada, protestantes y católicas en el occidente.

Leyendo la Regla.
Estudiosos especulan que Benedicto (c. 480-549) escribió la Regla en la primera mitad del siglo VI como una constitución para su propio monasterio de Monte Cassino entre Roma y Naples; o a petición de otras comunidadades monásticas locales, o en respuesta a una petición papal para una guía normativa para muchos grupos de monjes y monjas a lo largo de Italia y del occidente cristiano.
La Regla representa la sabiduría espiritual acumulada de varios siglos de experiencia monástica. Traza su curso sobre las enseñanzas de los padres del desierto de Egipto, la práctica de la vida monástica en el sur de Europa y específicamente la Regla del Maestro, un largo y altamente detallado document. Por las normas clásicas, Benedicto no era una persona altamente educada: su Regla no contiene una referencia a ningún autor griego o latino. Pero muestra un amplio conocimiento de las Escrituras, los escritos de los padres de la iglesia, y la tradición monástica de Egipto que había venido al occidente en los Institutos y Conferencias de Juan Casiano. Estudiosos modernos insisten en que la mayor influencia de la Literatura de Sabiduría viene del Antiguo Testamento y la Apócrifa, el libro de los Salmos, Eclesiástico y Sabiduría.

Viviendo la Regla.
La Regla de Benedicto contiene contiene tanto principios teo-éticos para la vida monástica y práctica como directivas para el diario vivir. Benedicto hizo una legislación para una comunidad de laicos dirigidos por un abate, una comunidad cuyo propósito era la gloria de Dios y la salvación personal de cada monje. Después de un año de prueba, un monje profesaba tres votos: estabilidad, la reforma de la vida del monje y obediencia. La vida benedictina significaba una rutina llevada a cabo en el espíritu del silencio, dedicada a la oración y al trabajo, y caracterizada por la moderación y la flexibilidad en todas las cosas. Esta flexibilidad, y lo que San Gregorio el Grande llamó la Regla de la “discresión” ambos distinguen la vida benedictina anteriores como una forma más austera de vida monástica y ayuda a explicar la adopción de la Regla de forma amplia. Por ejemplo, discutiendo asuntos como la comida y la bebida, Benedicto escribió (cap. 40): “aunque leemos que el vino no es una bebida propia para un monje, aun así, como en nuestros días no podemos ser persuadidos por esto, al menos estemos de acuerdo en no beber en exceso, sino escasamente, porque el vino que incluso el más caiga” (Eclesiástico 19:2).
Benedicto se propuso que el día de los monjes estuviera centrado alrededor de la liturgia, el Opus Dei (obra de Dios) “ante lo cual nada más debía ser preferido” (cap. 46). El código litúrgico consistía de las noches de oficina (vigilias o maitines) y de siete días oficinas (alabar, prima, tercia, sexta, ninguno, vísperas y reclamo) como está aconsejado en el Salmo 119:147, 164. En cada oficina los monjes recitaban salmos con refranes y versículos puntuados por oraciones silentes, un himno, y lecturas de las Escrituras y de los comentarios patrísticos en esas Escrituras. En los días de Benedicto la costumbre era recitar los 150 salmos durante el período de una semana.
San Benedicto planeó el monasterio como una unidad autosificiente y socio económica “por lo tanto construyó dentro del mismo todas las necesidades, como agua, molino, y jardines que contenían variedades de prácticas y manualidades. Por lo tanto no había necesidad para los monjes de vagar en el exterior del monasterio, ya que eso no era para nada bueno para sus almas (cap. 66). Habiendo dicho que ”la ociosidad es el enemigo del alma; por lo tanto, los hermanos deberían estar ocupados por tiempo indicado en labores manuals, y otro tiempo indicado para los escritos sagrados” (cap. 48), la Regla prescribe que todos los monjes en buena salud deben pasar parte de su día en labores manuals. Aquí Benedicto hizo una profunda contribución al concepto de la dignidad del trabajo. El mundo antiguo consideraba el trabajo manual como degradante e idealizaban la vida del ocio. El hombre libre, el caballero, no trabajaba con sus manos. Benedicto implicó el trabajo manual, incluso aparte de su importancia económica, este era físicamente y psicológicamente saludable, el trabajo era digno de hacerse.
Benedicto nombró su monasterio “una escuela para el servicio del Señor” y usó la palabra “escuela” tanto en el sentido espiritual como intelectual. En el monasterio el monje aprendía a servir al Señor, suavemente reprimiendo sus faltas y pecados y adorando al Todopoderoso. Adorar al Señor en el Opus Dei, de todos modos el monje tenía que aprender a leer. Desde la entera concepción espiritual de Benedicto, ahí, gradualmente evolvían las escuelas dentro de los monasterios cuyo propósito práctico era la educación de jóvenes monjes y los niños de la comunidad. Entre los años seiscientos y mil, el período que John Henry Newman llamó “El Siglo Benedictino”, las escuelas monásticas proveían mucho del entrenamiento disponible en la Europa occidental. Los libros son una necediad para cada escuela, y la preparación de libros y manuscritos se hizo una actividad distintiva de los monasterios. Al contrario del punto de vista moderno popular, sin embargo, muchos monjes medievales no estaban involucrados en la copia de manuscritos. Sin contar el hecho obvio de que trabajos de muchos tipos son requeridos para la operación de un grande o pequeño establecimiento, pocas personas en cualquier era tienen una inclinación o disciplina para largos períodos de tiempo de obras literarias intelectuales.

Entendiendo la Regla.
Benedicto consideró su Regla una guía para el hombre y la mujer ordinaries, no santos o místicos o intelectuales. La Regla implica que el nuevo adepto al monasterio no haya tenido ninguna previa experiencia asceta, ni siquiera algún lazo fuerte con la vida religiosa. En su advertencia al abate “no dejes que él haga distinción de personas en el monasterio… no dejes que ninguno de noble nacimiento sea puesto antes que él quien fue anteriormente un esclavo” (cap. 2). Benedicto anticipó la entrada de personas de todas las clases sociales. Su aviso a los monjes “que sean soportadas con gran paciencia las enfermedades los unos a los otros ya sea de cuerpo o de carácter” (cap. 72) claramente anticipado muy diferente y tal vez dificil los tipos de personalidad dentro de la comunidad. Y otra vez, en su recomendación al abate “que siempre exalte la misericordia sobre el juicio… que siempre mantenga su fragilidad ante sus ojos y recuerde que la caña que humea no debe ser quebrada” (cap. 64) Benedicto instó a la compasión, no al gobierno dictatorial.
¿Qué hay de la profunda influencia de la Regla en la cultura occidental? La compasión de la Regla por la debilidad y el fracaso mientras se establecen sus ideales; la flexibilidad y la adaptabilidad; su gobierno monárquico además de su respeto individual por la libertad; y su discreción proverbial.
El perdurable legado de “La Regla de Benedicto” al mundo modern es una tradición de vida ordenada y disciplinada, una profunda apreciación de la liturgia antigua, la sabiduría de una cultura rica en literature, un respeto por la dignidad del trabajo y un misericordioso entendimiento de la condición humana.


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