Tuesday, July 22, 2014

Siguiendo las pistas de los primeros cristianos.






¿Hasta que punto podemos hoy imitar las práctias de adoración de la iglesia primitiva?

Muchas prácticas de adoración que encontramos en las páginas del Nuevo Testamento y en la cristiandad primitiva son tentadoramente oscuras ¿Por qué los cristianos eran bautizados para la muerte? ¿Por qué a las mujeres se les requería cubrirse su cabeza? ¿Por qué los creyentes se lavaban los pies los unos a los otros? ¿Qué es lo que hacemos hoy en día de esas prácticas? ¿Debemos continuar haciéndolas?
Muchas son claramente obligatorias, o totalmente descritas como válidas, en el Nuevo Testamento. Pero aun así descubrimos muchas de ellas difíciles de practicar en nuestra contemporánea adoración.
Algunas veces nuestro problema es falta de conocimiento. Mucha de la descripción de la adoración en el Nuevo Testamento da la impresión de que las prácticas de adoración eran desarrolladas, a propósito, desarrolladas por las necesidades del momento.
Algunas veces no conocemos la intensión de los varios significados de las prácticas de adoración ni sus ocasiones. Pero otras veces podemos leer los textos muy claramente. La pregunta es ¿Qué principio es ilustrado y puesto en vigor? Para que podamos genuinamente rompernos la cabeza en el por qué los primeros cristianos practicaros ciertos ritos y si podemos y debemos o como seguir su ejemplo.

El lavamiento de los pies.
Podemos tomar como un caso que nos pueda ayudar la práctica del lavado de pies. Esta práctica es prescrita en el Nuevo  Testamento y es observada en las comunidades tempranas de los cristianos. Aun cuando ha sido tanto practicada y negada en las iglesias de hoy en día. ¿Debería el lavamiento de pies ser parte de nuestra adoración hoy?
El Nuevo Testamento apoya el lavamiento de pies en Juan 13:4-5; 12-15, cuando se narra el evento de Jesús lavando los pies a sus discípulos en la escena de la última cena.
Lavar los pies de los discípulos refleja una civilización que conocía solo calles y caminos no pavimentados, sandalias con los dedos al descubierto y un clima que agravaba los pies de los cansados viajeros. Lavar los pies era una señal de hospitalidad para los visitantes tanto de Israel como del mundo greco-romano (Lc. 7:44; 1 Ti. 5:10)
Los cristianos primitivos preservaron esa práctica como parte del bautismo o incluso como dentro de la misma fórmula bautismal. Ambrosio el obispo de Milán alrededor del 380 dC, enseñaba que así como los pecados de una persona eran lavados por el bautismo, el lavamiento de los pies quitaba el pecado hereditario de Adán. La iglesia católica romana (con el orden litúrgico de la iglesia) ha preservado el lavamiento de pies con algunos significados modificados cuando lo celebran los lunes y los jueves.
Aunque los protestantes rechazan el razonamiento sacramental el lavamiento de pies ha continuado entre grupos pietistas alemanes y las denominaciones anabaptistas como la Iglesia de los Hermanos y algunos adventistas, La santidad, y las iglesias pentecostales. Estas toman su postura en las palabras del Señor “yo les he dado ejemplo, para que hagan conforme yo he hecho con ustedes” el lavamiento de pies es para ellos tanto una obediencia como una lección de humildad.
Lo misterioso  no es que muchos cristianos continúen esta práctica, sino que nunca ha sido tan prominente en la iglesia como lo ha sido la comunión. El lavamiento de pies es mandado por el Señor, quizás, con más autoridad que la comunión. En los terrenos de la lógica y la claridad el caso es aparentemente irrefutable. ¿Por qué entonces la mayoría de los cristianos observan el mandamiento del partimiento del pan y la copa en la cena, y el del lavamiento de los pies como una ordenanza que no hay que cumplir?

El trasfondo cultural.
Primero, hay un único establecimiento cultural para la ceremonia del lavamiento de los pies, nuestros pies no se ensucian ni se manchan en las condiciones de los modernos caminos y carreteras. Lo mismo no sucede para la Eucaristía, ya que tomar el pan y el vino, o el comer o el beber son aspectos universales a cualquier cultura. Para algunos el pan y la copa son elementos apodados, ya que son elementales para toda la vida.
Segundo, muchos creen que lo que Jesús intentaba en realidad decir con “ejemplo” significa para los discípulos más tarde algo más que lavado en agua en los servicios de la iglesia. Jesús estaba simbolizando dramáticamente el Espíritu que dirigía tal acto, lo cual era una disposición a servir a aquellos que necesitan asistencia. Ellos podrían comparar el mandamiento de Jesús en el lavamiento de los pies los unos a los otros con las palabras de Pablo acerca de mostrar bondad hacia los demás con alegría (Ro. 12:8) y desarrollar labores de humildad para el seguimiento cristiano (1 Ti. 5:10).
Podemos desechar del Nuevo Testamento varias prácticas misteriosas, muchas llevan un elemento de prescripción, el texto del Nuevo Testamento indica que ciertas prácticas podían o tenían que ser hechas. Y en cada una de ellas hay cuestiones vitales en juego.
Al mismo tiempo, para cada práctica hay un contexto cultural que necesita ser respetado, las directivas eran particularmente necesarias e inteligibles en esa era cuando la iglesia comenzó.
Hoy, las iglesias debatirán como y cuando tales prácticas deben ser observadas, algunos cristianos seguirán la forma de las prácticas primitivas, otros buscarán en cada una de ellas el principio universal. En cada acercamiento los principios se mantienen y son tan válidos y obligatorios como siempre han sido.

Lavando el alma mientras lavamos los pies.
El bautismo hoy muchas veces significa, rociar agua sobre la cabeza. En un tiempo, para algunos cristianos esto significó el lavamiento de pies.
Muchos cristianos primitivos practicaron en bautismo por inmersión, pero una minoría tomó su significado de Juan 13:10, ellos creyeron que el bautismo a través del lavado de los pies producía la necesidad de lavar la cabeza y las manos. Esta idea comenzó en Siria y se expandió al oeste para finales de los años 100 dC, Ireneo, el obispo de Lyon, conjeturó     que Jesús durante su descenso al infierno purificó los muertos a través del bautismo y del lavamiento de los pies. Nadie estaba de acuerdo en el valor sacramental del lavamiento de los pies para los años 300 dC, el rito era muy controversial un importante concilio de la iglesia lo sacó de la ley. Para finales del siglo IV, aunque Ambrosio el obispo de Milán defendía el significado bautismal del lavamiento de pies. En el periodo medieval temprano el lavamiento de los pies fue visto como un ejemplo supremo de humildad. Y el rito fue movido a los lunes y los jueves, la noche que se conmemoraba la última cena.

Hoy, varios grupos protestantes sostienen el lavamiento de los pies en alta estima. Los adventistas del séptimo día a diferencia de Ambrosio creen que el bautismo representa la justificación hecha una vez y por todas, y el lavamiento de los pies la santificación que va en aumento cada día, algunos aun ven la ordenanza como un bautismo en miniatura.

Wednesday, July 9, 2014

Repitiendo lo irrepetible.








¿Cómo es que hemos llegado desde la última cena de Jesús a la santa comunión?

En la última cena Jesús dijo a sus discípulos “haced esto en memoria de mí”, pero después que Jesús les dejó la iglesia cristiana reconoció que la cena que Jesús compartió con sus discípulos había sido en efecto su última cena y por lo tanto era única. La adivinanza era: ¿Cómo seguimos haciendo un evento irrepetible? Por ejemplo, si, como parecía, la cena era una comida pascual, la iglesia cristiana se preguntaba si esta debía ser realizada una vez al año como lo era la Pascua. ¿Iban a obedecer su mandamiento literal una vez al año como la tradición judía? Pero eso daría la tendencia a mantenerse efectivamente dentro del judaísmo. Esta solución habría eclipsado la unicidad de Jesús y hubiera barrido la realidad de una nueva era prometida por Jesús.
Por otro lado, si ellos iban a celebrar la cena más de una vez al año. ¿Cómo sería llevada a cabo fuera de un formato pascual?
La iglesia cristiana se dio cuenta rápidamente que tenían que ser litúrgicamente creativos, incluso atrevidos, si se querían mantener haciendo un evento irrepetible.

De sábado a domingo.
La iglesia primitiva decidió adoptar el formato de una comida no pascual, que pudiera ser observada cualquier momento y tantas veces como fuera necesaria para el bien de la creciente iglesia. Tal formato estaba a la vuelta de la esquina: en la comida semanal de los judíos que hacían cada viernes en la víspea del sábado, la comida cristiana, aunque no enfatizando el sábado sino el domingo, con el tema central en la resurrección de Cristo y el comienzo de una nueva era mesiánica, donde el Mesías había sido consumador tanto de la Pascua como del sábado.
Así, la estructura de la comida semanal fue tomada del judaísmo, pero el contenido fue cristianizado y la comida movida al domingo, esto dio como resultado la primera “regla litúrgica” para los cristianos: “La Cena del Señor el Día del Señor”. Con este paso la última cena de Jesús modulaba dentro de la eucaristía de la iglesia. Esta fue la primera manera en que el nuevo vino era derramado dentro de un odre viejo, como los primeros cristianos se esforzaron en obedecer el mandamiento del Señor

De bendición a acción de gracias.
En adición, la oración judía sobre el pan y la copa fueron reelaboradas, la palabra cambió de bendición a Dios por la comida y la creación a acción de gracias por la revelación en Jesús el Hijo de Dios.
Este cambio verbal comienza en el Nuevo Testamento. En Mateo 26 y Marcos 14 Jesús es mostrado bendiciendo el pan, en Lucas 22 y 1 Corintios 11, Jesús da gracias, el cambio se hace completo para el tiempo de la Didaché, especialmente cuando comparamos las fórmulas de sus oraciones con las de la comida pascual judía.
Por ejemplo, en la comida pascual judía la primera de las tres cortas oraciones dichas sobre la copa de vino mezclada con agua en la conclusión de la comida decía: “Bendito seas tu nuestro Dios, Rey del universo porque alimentas a tu pueblo y al resto del mundo con bondad, gracia amabilidad y misericorida. Bendito seas tu, Señor, porque alimentas al universo”.
La oración correspondiente en la Didaché dice así: “Te damos gracias Santo Padre, por tu Santo Nombre el cual has consagrado en nuestros corazones, y por el conocimiento y la fe y la inmortalidad la cual nos has dado a conocer a través de Jesús tu Hijo, Gloria tu nombre por siempre”.
En efecto, en la Didaché toda la comida cristiana es vista como una acción de gracias, aunque el formato judío se mantiene, el contenido y el vocabulario son nuevos.
Como un estudioso del judaísmo notó: “el protocolo de las oraciones judías tendían a bendecir a Dios por la creación, agradecer a Dios por la revelación y pedir a Dios por la redención”  así cuando los cristianos emplearon el lenguaje de acción de gracias en las oraciones de sus comidas, estaban marcando a Jesús como la revelación de Dios.
El ejemplo primitivo de creatividad litúrgica iba a ser manteido fielmente y seguido por todas las iglesias cristianas por los siguientes quince siglos y se mantiene siendo observado por las iglesias catolico-romana y las igleisias ortodoxas. En décadas recientes el énfasis en dar gracias ha sido recobrado en las oraciones de las comuniones en varias iglesias de la reforma.

La disminución de la comida.
Está claro en el Nuevo Testamento que la úlima cena no contenía solamente comida, sino que era una comida. Era una costumbre especial de Jesús de impartir, especialmente a aquellos mas cercanos a El, el evangelio mientras comía con ellos. Incluso después de su resurrección se aparece a dos de sus desalentados discípulos en el camino a Emaús y tienen una cena juntos cuando llegan a Emaús (Lc. 2413-35). Y a otros a la orilla del mar de Tiberias para un desayuno (Jn. 21:1-29).
La antiguedad de la Didaché es evidente en que simplemente presupone una comida. Durante la comida una acción de gracias (eucaristía) era llevada a cabo después que el padre de familia judía hacía lo establecido. Antes de la comida oraciones de acciones de gracias eran dadas sobre la copa de vino y el pan. Después de la comida las tres oraciones de acción de gracias eran dichas sobre una copa final con agua mezclada con vino (esta es la copa de bendicón mencionada por Pablo, usando el mismo nombre judío para esta).
Pero ya en 1 Corintios 11 Pablo reprende a los cristianos en Corinto por haberse vuelto glotones y borrachos en la Cena del Señor. Es posible que la comida se hiciera separada de las oraciones debido a que este comportamiento inedificable estaba ocurriendo.
Cuando la comida fue separada de las oraciones sobre el partimiento del pan y sobre la copa de vino mezclada con agua, estas dos oraciones fueron puestas espalda con espalda del orden de su sentido original: primero el pan, después la copa. La desventaja inmediata es que la observancia se volvió tan débil para ser despreciable, las oraciones de la Didaché pueden ser dichas de manera despacio en solo treinta segundos.
Esta pudo ser, tal vez, la razón central para el expandimiento de las oraciones breves a una más larga y retórica oración. Esta oración eventualmente incluyó no solo un recordatorio de las oraciones de la última cena  en la Didaché sino de toda la historia de la salvación, comenzando en Génesis, hasta la vida de Cristo y el presente. Claramente vemos este desarrollo en las oraciones de la primera mitad del siglo III en Siria, Egipto e Italia. Para finales del siglo IV la oración unificada había crecido en varias páginas como se puede ver en la Constitución Apostólica de Siria.

¿Qué pasó con la comida?
La porción de comida de la eucaristía de la iglesia primitiva, no desapareció, sino que migró a otra parte en la vida de la comunidad cristiana. La tradición apostólica de Hipólito (c. 220 dC), por ejemplo, describe una comida formal,  creada por algunos en la comunidad y supervisada por el obispo y otros miembros del clero. La comida era llevada a cabo para proveer instrucción religiiosa y caridad así se ayudaba a la alimentación de los pobres.
Hipólito fue cuidadoso, sin embargo, en distinguir esta comida la cual el llama “La Cena del Señor” de la eucaristía la cual el llama “La Ofrenda” los catecúmenes que no eran bautizados podían paricipar de esta comida siempre y cuando estuvieran sentados a la mesa con los bautizados, pero no podían particiapr de la Ofrenda.
Las conversaciones llevadas a cabo en la mesa debían ser de temas religiosos y dirigidas por el obispo, el presidente, el maestro de la iglesia, o en la ausencia del obispo por un presbítero o un diácono. Nadie que no fuera del clero podía dar a los bautizados el pan porque solo el clero podía invocar tales bendiciones.
La cena, la cual autores posteriores la llaman ágape o fiesta de amor (aunque Hipólito nunca usó esos términos para referise a ella) era estíctamente disciplinada para evitar escándalos. Hipólito, al igual que Pablo advirtieron en contra de los excesos en la cena: “pero cuando tu comas y bebas, hazlo en un buen orden y no con borracheras y así nadie se burlará de ti y aquel que te invitó no se avergonzará de tu desorden”.
Eventualmente, esta comida parecía haber quedado en el olvido, al menos como una actividad oficial de la vida común de la iglesia. Por una razón los ágapes y las comidas eran tenidas en los cementerios para honrar a los muertos, algunas veces se volvieron rituales e incluso hasta peligrosas, especialmente después que caía la noche. Para otros, la iglesia encontró otros medios para dar ayuda a los pobres e instrucción religiosa.
A medida que las iglesias crecían y se establecían en sus rutinas las oficinas a tiempo completo desarrollaron formas más profesionales de lidiar con estas necesidades. En la iglesia urbana de Roma, por ejemplo, se desarrolló un sistema de centros de distribución de caridad conocido como diaconías fue establecido en vecindades pobres entre los muelles y los almacenes a lo largo del río Tiber. En adición a esto, las academias para la instrucción reigliosa fueron iniciadas en Egipto para finales del siglo II, a medida que el número de convertidos creció, debido a la necesidad de más adecuada preparación para el bautismo. Estas instituciones gradualmente desplazaron la cena del Señor como la preeminente estructura para la privisión de caridad e instrucción religiosa.

La necesidad de seguimiento.
Pero la necesidad seria para el seguimiento cristiano que la cena o la fiesta ágape proporcionaba no se esfumó. En efecto, a medida que las iglesias crecieron hacia las comunidades urbanas, el íntimo seguimiento de las comunidades pequeñas parecía estar en peligro.
Esta fue una razón por la que muchos cristianos se retirarona grupos pequeños donde las personas pudieran tener seguimiento en el diario vivir de una forma más fácil. De hecho, el período de mayor crecimiento y urbanización en la iglesia primitiva es el tiempo cuando las grandes reglas monásticas fueron compuestas en el siglo III hasta el siglo VI.
En la regla de Benedicto, por ejemplo, la mesa común era un medio menos de nutrición que se trataba de la cena del Señor. Los monjes rompían su ayuno alrededor del medio día para recibir la Santa Comunión de parte de sus padres espirituales, los abates, y luego iban directo a la mesa común. La comunión y la comida formaban una sola unidad.

Hoy la comida de la eucarstía continúa desbordándose sobre su forma histórica para impregnarse en las vidas de los cristianos, haciendo esto cada vez que nos acercamos a una mesa en fe, y el ágape o la fiesta de amor del seguimiento supernatural con Dios en Cristo está presente donde hayan dos o tres congregados en su Nombre.    

Tuesday, July 8, 2014

¿Dónde adoraban los cristianos?









Trazando el movimiento desde las simples casas a los espléndidos edificios públicos.

El prefecto romano entrevistó a Justino Mártir y a sus asociados: ¿Qué clase de vida es la que llevas? ¿Cuáles son tus doctrinas? ¿Admites que eres Cristiano? A cada pregunta el filósofo cristiano dio una respuesta directa, entonces el prefecto Rústico preguntó: ¿Dónde se reúnen? “donde quiera que uno prefiera o tenga la oportunidad” dijo Justino, “En cualquier caso ¿Tu supones que todos nos podemos reunir en el mismo lugar?
Rústico lo presionó buscando la información que pudiera comprometer a otros: Dime ¿Dónde se reúnen, en que lugar?
Justino dijo: he estado viviendo encima de los baños de (el texto aqui se corrompió) por todo el período de mi estancia en Roma… y no he sabido de otro lugar de reunión que no sea aquí, cualquiera que desee puede venir a donde vivo y yo le daré  las palabras de verdad
Al cierre de esta interrogación Rústico pasó sentencia a Justino y sus acompañantes, obteniendo asi Justino su apelación: Mártir.
El procedimiento del juicio de Justino justo antes de 168 dC, revela algunas cosas acerca de los lugares de adoración y enseñanza de la iglesia cristiana primitiva.

Atrios y comedores.
En la Roma de los días de Justino las reuniones cristianas eran tenidas a escondidas en residencias privadas y del mismo modo fue así, siglos antes durante el ministerio de Pablo. Esto es remarcado a la luz de la descripción de Justino en cuanto a la adoración cristiana que incluía el bautismo, las oraciones comunes, la predicación, y la comunión. Aunque el bautismo jugaba un papel fundamental en la comunidad cristiana los bautisterios eran todavía algo que no se había desarrollado. El único comentario que hace Justino es que los candidatos eran llevados a donde había agua.
La defensa de Justino frente a Rústico sugiere, además, que aunque los cristianos en Roma se habían vuelto bastante numerosos, no abandonaron las reuniones en los hogares, incluso si eso quería decir que la comunidad cristiana no se podía reunir en un lugar. Así el patrón de las Iglesias en casas que fue articulado en el Nuevo Testamento continuó por las primeras generaciones de la expansión de la igleisa en el mundo romano.
Los Hechos de los Apóstoles retrata que la primera comunidad Cristiana de Jersualén se reunía en los atrios del templo y partían el pan en las casas. A medida que el mensaje Cristiano se fue expandiendo por las ciudades del este del Mediterráneo, los primeros creyentes comunmente se reunían en los hogare de los miembros de la comunidad que eran más prominentes, Gayo, Tito, Justo y Estefáno en Corinto, Febe en Cencrea, Priscila y Aquila en Efeso, Ninfa en Laodicea.
Aunque las casas eran de varios estilos y tamaños todas tenían un atrio o un comedor grande que podría acomodar las necesidades de las pequeñas comunidades cristianas. El relato de Eutico que bien tarde en la noche se cayó de la ventana, sugiere que en Troas se reunían en el comedor del tercer piso de las casas estilo griego.
Las circunstancias locales muchas veces determinaban algunos arreglos. Mientras en Efeso, Pablo predicó cada día en el salon de conferencias de Tirano el prefecto romano por dos años, y algunos escritos apócrifos relatan que había un almacén para granos que funcionaba de la misma manera cuando Pablo fue a Roma.
No obstante, las Iglesias en casas parecen haber sido el principal asentamiento para la adoración cristiana, al menos a través del tiempo de Justino Mártir.

La frontera de los edificios.
Menos de un silgo después de Justino Mártir, desarrollos importantes habían alterado las configuraciones de las adoraciones cristianas. El más chocante ejemplo de estos cambios puede haberse visto al borde del mundo romano en la guarnición del pueblo de Dura-Europos en los bancos del Eufrates
Dura-Europos era un bullicioiso pueblo fronterizo, un puente  de comunicación entre dos grandes fuerzas imperiales , el romano y el reviviente imperio persa de los sasánidas. La posesión de Dura había cambiado de manos varias veces a través del segundo y tercer siglo
A comienzos de los 250 dC, los sasánidas capturaron Dura, pero los habitantes de la ciudad rápidamente se rebelaron contra los señores persas. Los sasánidas regresaron y sitiaron la ciudad en 256 dC, durante el sitio los habitantes cosmopolitan de la ciudad indudablemente buscaron dirección divina en los templos de sus varios dioses, las oraciones se elevaron en los santuarios de los baales sirios, los dioses del sol del desierto y las deidades salvadoras persas, así como en los panteones de los dioses griegos y todo fue en vano. Dura-Europos fue saqueada, los habitantes escaparon y la ciudad fue dejada a las envolventes arenas del desierto.
Poco antes de la caída de Dura-Europos los habitantes desesperadamente intentaron frustrar el sitio de los persas con montículos llenos de tierra contra la muralla occidental. Al hacer esto, las casas enclavadas en esta pared fueron enterradas y así preservadas para los arqueólogos que las descubrieron en 1920-1930
Tres de estas residencies privadas habian sido renovadas para uso de edificios religiosos. Una había sido transformada en un mitreo para los devotos de los misterios de las mitras. Otra residencia había sufrido drásticas modificaciones estructurales incluyendo la destrucción de varias paredes interiores para convertirse en una sinagoga para la población judía de Dura. Más abajo en la misma calle otra casa privada había sido alterada para ser una iglesia cristiana.
Esta iglesia en Dura-Europos sin duda es la más singnificante en la historia arquitectónica de la iglesia cristiana antes de Constantino, este es el más antiguo templo completo existente y que contiene mucho de la igleisa fuera de las catacumbas.
La residencia privada fue modificada removiendo una pared interior en el área del comedor, lo que creaba una habitación más grande para los servicios cristianos, un pequeño estrado en el extremo oriente del pasillo probablemente servía como el centro de adoración. Bancos fueron instalados alrededor de las paredes del patio interior, quizás para marcar los lugares de instrucción. Dentro de otra habitación fue eregida una pila baustismal con dosel , flanquada con pinturas de Adan y Eva y el Buen Pastor, quizás significando la caída y la redención. El bautismo era posiblemente llevado a cabo por derramamiento de agua o aspersión ya que el bautisterio era muy pequeño para la inmersión.

Crecimiento estable.
La iglesia de Dura-Europos ocupa un punto medio en la evolución de las tempranas Iglesias en casas a los monumentales edificios de la época de Constantino. Aunque comenzó con una casa privada después de la renovación de la misma, cesaron todos los usos domésticos y el edificio vino a ser propiedad de la iglesia. Las inscripciones en su interior “RECORDAR AL CRISTO DE LOS HUMILDES DE SISEOS” y “RECORDAD AL CRISTO DE PROCLO EN MEDIO DE TI” probablemente se refería a los donantes de la casa.
Es posible observer el mismo proceso ocurriendo en el resto del mundo romano, en diversas regiones como Croacia, Túnez y Gran Bretaña. El llamado tituli para las iglesias en la ciudad de Roma comunmente llegó a ser el nombre de los donantes que daban sus casas a la iglesia. Varios de estos tales como Titulis Equitii, Titulis Byzantis, y Titulis Clementis muestran muchos de los mismos signos de las adaptaciones arquitectónicas de Dura. Estas antiguas Titulis Iglesias eventualmente se convirtieron en las primeras parroquias del imperio romano.
¿Por qué estas casas privadas fueron transformadas en estructuras formales para Iglesias?
Primero, la iglesia estaba teniendo un crecimiento estable, los comedores privados no podían acomodar las crecientes comunidades cristianas y los cristianos de la alta clase y la alta sociedad estaban ansiosos en donar propiedades para el uso de las cosas de Dios.
Segundo, los desarrollos en la liturgia requerían nuevas estructuras. De especial importancia era la separación gradual de las fiestas ágapes de la Eucaristía, para la mitad del segundo siglo esta separación era completa y así el comedor privado fue transformado en un salón para reuniones.
Aunque el proceso fue relativamente lento, la creencia de la iglesia primitiva en el inminente regreso de Cristo disuadía la construcción de iglesias, como también las amenazas de persecución.
Celebraciones en los cementerios.
A lo largo de este período, de todas maneras, las propiedades seguían siendo añadidas a la iglesia, incluyendo parcelas y tierras fuera de las murallas de las ciudades, tierras que podrían haber sido usadas como cementerios cristianos. Los más famosos fueron los cementerios subterráneos a las afueras de  Roma conocidos como las catacumbas.
Durante los primeros varios siglos de la existencia de la iglesia, sin embargo, los cristianos adoraron en los cementerios locales. Muchas veces las fiestas conmemorativas fueorn llevadas a cabo entre las tumbas debido al amplio deseo de adorar “en compañía de los mártires”. Algunos pensaban que el cementerio era el lugar donde los muertos descansaban hasta la segunda venida de Cristo ya que cementerio del griego es koimeteria o lugar de descanso. Otros creían que los muertos aunque compartían triunfamtemente en el reino de Cristo, estaban también sacramentalmente presentes en sus restos.
Los cristianos adoraban también en cementerios locales debido a la práctica de mantenerse alejados de la vista del imperio y las autoridades locales dentro de las ciudades. En muchos lugares, incluso los servicios de adoración llegaron a hacerse por notificaciones oficiales. Encontramos el prefecto imperial de Alejandría (c. 258 dC) procamando: “No te será permitido bajo ninguna circunstancia ni a ti ni a nadie mantener reuniones o incluso entrar a los llamados cementerios”.

Espaciosos salones de oración.
Cuando el emperador Valeriano cesó su persecución contra los cristianos, en el 260 dC, su hijo Galiano ordenó que todos los edificios y las propiedades de las Iglesias fueran devueltas a los cristianos. Esta restauración marcó el comienzo de la última fase mayor previa a Constantino, en la evolución de los edificios de las iglesias.
A diferencia de las iglesias en casas, que parecían externamente casas de habitaciones privadas, las Iglesias eregidas durante este período fueron grandes estructuras. Fueron diseñadas para acomodar las multitudes de nuevos creyentes que iban llenando las filas de la iglesia. En muchos casos las comunidades cristianas adquirieron propiedades adyacentes a las casas renovadas, las cuales fueron derribadas o modificadas para construir nuevos y espaciosos salones de oración.
En adición, debido a la gran devoción a los mártires, grandes Iglesias fueron eregidas en las vecindades de los sagrados cementerios. Estas nuevas estructuras, muchas veces ubicasas en lugares rurales, fueron eventualmente transformados en terrenos urbanos del tardío imperio romano. El historiador de la iglesia primitiva Eusebio describió el programa de expansión de los edificios de la iglesia en estos términos: “!Cómo alguien puede describer esas vastas asambleas y las multitudes que se unen juntas en cada ciudad y las famosas reuniones en las casas de oración, los cuales no satisfechos con los edificios antiguos han construído desde sus cimientos grandes edificios en cada una de las ciudades!”.

A pesar de algunas hipérboles, Eusebio deja claro que la cristiandad había comenzado un crecimiento visible en el impero romano. No todos estaban contentos con este desarrollo. Los edificios de las Iglesias atrayeron la ira de Diocleciano y sus colegas durante la última y más grande persecución de la era Cristiana (303 dC-311 dC). Se dejó a la advocación de Cosntantino (312 dC-337 dC) el reconstruir estas Iglesias y de una manera aún más esplendorosa.

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