Thursday, June 18, 2015

Los cien eventos más importantes en dos mil años de historia cristiana: Martín Lutero clava sus 95 tesis en 1517




Un desconocido monje invitó al debate sobre un tema apremiante en la iglesia, y desató el estremecedor movimiento de la historia conocido como la reforma religiosa.

En algún momento durante el 31 de octubre de 1517, el día antes de la fiesta de todos los santos, el joven de treinta y tres años Martín Lutero, clavó las tesis en la puerta de la iglesia en Wittenberg. La puerta funcionaba como una tabla de varios anuncios relacionados con el mundo académico y los negocios. Las tesis fueron escritas en latín e impresas en un papel de folio por el impresor John Gruenenberg, uno de los muchos empresarios en el nuevo medio de impresión usado por primera vez en Alemania alrededor de 1450. Lutero estaba llamando a un debate con relación al poder y la eficacia de las indulgencias sobre la base del amor y el celo por la verdad y el deseo de traer esta verdad a la luz. La razón por la que Martín hizo esto fue porque era un monje y predicador fiel que había sido seleccionado como profesor de teología bíblica en la universidad de Wittenberg, un pueblo pequeño y una institución virtualmente conocida en dicho pueblo.

Algunas copias de las tesis fueron enviadas a varios amigos y a oficiales de la iglesia, pero el debate nunca se dio. Alberto de Brandenburg, que era arzobispo de Mainz, envió las tesis a algunos teólogos quienes incitaron a Alberto a enviar una copia a Roma para demandar una acción en contra de Lutero. Para los primeros meses de 1518, las tesis habían sido reimpresas en varias ciudades, y el nombre de Lutero había sido asociado con demandas de cambios radicales en la iglesia. Se había convertido en la figura de primera página en los periódicos.


El asunto de las indulgencias.

¿Por qué? Lutero estaba llamando al debate en el asunto más neurálgico de su tiempo: la relación entre el dinero y la religión. “Indulgencias” del latín indulgentia: permiso, se había convertido en un complejo instrumento para la obtención del perdón de pecados. La obtención del perdón en los sacramentos de penitencia estaba basada en el poder de las llaves dada a los apóstoles según Mateo 16:18, y era usada para disciplinar a los pecadores. A los pecadores penitentes se les pedía mostrar lamento por sus pecados (arrepentimiento), confesarlos a un sacerdote (confesión) y hacer una obra de penitencia para expiarlos (satisfacción).

Las indulgencias eran emitidas por una orden ejecutiva papal y por permiso escrito en varios obispados, y tenían la intención de relajar o conmutar la obra de satisfacción del pecador penitente. Para finales del siglo XI se había vuelto costumbre la emisión de indulgencias a  los voluntarios tomaran parte en las cruzadas a Tierra Santa contra los musulmanes; todos los pecados serían perdonados a cualquiera que participara en estos peligrosos pero santos viajes. Después de 1300 una conmutación completa de satisfacción (indulgencia plenaria) era otorgada a todos los peregrinos que visitaran los santos santuarios en Roma durante los años de jubileo (al principio cada cien años, y eventualmente cada veinticinco años).

Los abusos pronto abundaron: “permisos” eran emitidos ofreciendo la liberación de todo castigo temporal, en efecto, por castigos en el purgatorio por un pago específico determinado por la iglesia. Algunos papas persiguieron sus “complejos edificios” colectando grandes sumas de dinero a través de la venta de indulgencias. El papa Julio II, por ejemplo, concedió la “indulgencia de jubileo” en 1510, las ganancias de esta indulgencia fueron usadas para construir la nueva basílica de San Pedro en Roma.

En 1515, el papa Leo X comisionó a Alberto de Brandenburg a usar la orden dominicana para vender indulgencias de San Pedro en sus tierras. Alberto debía una larga suma a Roma por habérsele concedido la dispensación especial de convertirse en el príncipe eclesial que regiría tres territorios Mainz, Magdeburg y Halberstadt. Alberto pidió prestado el dinero del banco Fugger en Augsburg, el cual tenía experimentado representante en indulgencias, el dominicano John Tetzel, a quien pusieron a cargo del tráfico de indulgencias, la mitad de las ganancias serían para Alberto y los Fuggers y la otra mitad para Roma. La campaña de Tetzel dio origen a un famoso refrán que decía: “Tan pronto como una moneda suena en el cofre, un alma es liberada del purgatorio”.

El asunto de las indulgencias se había ahora convertido en un vínculo entre la prevaleciente ansiedad entre la muerte y el juicio final. Esta ansiedad era alimentada por una autopista de sistema de crédito basada en el dinero impreso del nuevo sistema bancario de la época.



El mensaje de Martín Lutero

Lutero atacó el abuso de la venta de indulgencias en sus sermones, en las sesiones de consejería y finalmente en las 95 tesis, las cuales despertaron el tema revolucionario de la reforma: “Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo “arrepentíos” quiso que toda la totalidad de la vida del creyente fuera un arrepentimiento.

Para 1520, Lutero anunció que el bautismo es la única indulgencia necesaria para la salvación. Todo en la vida es un regreso al bautismo en el sentido de que uno se adhiere a la divina promesa de salvación a través de la fe en Jesucristo solamente, quien a través de su vida, muerte y resurrección liberó la humanidad del castigo del pecado. Uno vive por la fe en Cristo solamente y así se hace como un Cristo para su prójimo en necesidad, en vez de tratar de pacificar a Dios.

Esta es su simple reafirmación del antiguo concepto cristiano de “Buenas Nuevas”, el evangelio, que creó en la iglesia católica el movimiento de reforma que atrajo legiones en Alemania y otros territorios europeos. El movimiento fue propulsado en las calles por el eslogan que trazó las esencias del cristianismo: Sola Fe (sola fides), sola gracia (sola gratia) sola gratia)  y solo Cristo (solus Christus). Muchos se unieron porque Lutero criticaba el papado, el cual había declarado tener autoridad sobre todas la almas. 

“Por qué no el papa que tiene una riqueza hoy mayor que la riqueza del millonario Craso (un rico que vivió antes de Cristo y murió en el 53 aC) construyó una basílica de San Pedro con su propio dinero en vez de usar el dinero de los pobres creyentes” (Tesis 87)

Las 95 tesis fueron la vara que quebró la columna vertebral del camello católico. Cuando a Lutero se le preguntó, más tarde, porque había hecho lo que hizo, respondió: “Yo nunca quise hacerlo, fui forzado a hacerlo cuando me hice doctor de las Santas Escrituras en contra de mi voluntad” aunque condenado por la iglesia y el estado, Lutero sobrevivió a los intentos de ser quemado como hereje.

La retrospectiva sugiere que las tesis de Lutero plantaron la semilla de un diálogo ecuménico en lo que es esencial para la unidad cristiana, en efecto para la supervivencia, en el intermedio entre la primera y la segunda venida de Cristo. Ese diálogo traerá frutos mientras se luche como lo hizo Lutero, con el propósito de distinguir entre el poder de la Palabra de Dios y el poder del pecado humano.

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