Usando su revolucionario invento, la imprenta de tipo móvil, Gutenberg hace las Escrituras potencialmente accesible para cada persona.
Hace unos años se logró ver un elemento curioso: la Biblia entera en una
computadora portátil. La maravilla tecnológica puede buscar capítulos y versículos
instantáneamente y proyectarlos en la pantalla, ahorrando al lector el tener
que saltar de página en página. Aun así todo este invento palidece ante la
ruptura de la imprenta alemana más de quinientos años atrás. En efecto, es difícil
imaginarse una iglesia moderna, o el mundo en general, sin la producción masiva
de páginas que una imprenta puede hacer.
En busca de la impresión eficiente
El cristianismo, seguido del judaísmo ha sido siempre la religión del
libro. Por siglos escribas se dedicaron a la copia de las escrituras con sus
propias manos, primeramente en papiros o en pieles de animales o pergaminos. Con
el surgimiento de los monasterios, la copia de las escrituras se convirtió en
el oficio de algunos monjes. Pero esto era ciertamente una labor muy ardua. La idea
de que cada creyente o familia pudiera tener una Biblia era algo inimaginable.
En los años 1440, el alemán Johannes Gutenberg comenzó a experimentar con una
novela, misteriosas formas de acercamiento a la impresión. Lo mismo hicieron
otros europeos, todos buscando por la más rápida y barata forma de producir
libros. Usualmente, si los europeos no escribían a mano, usaban cuños de mano o
xilografías, una mejoría pero seguía siendo dolorosamente lento. Y los métodos de
impresión en el oriente, primariamente la impresión en bloques, era desconocida
en Europa.
Gutenberg tenía una ventaja: era aventajado en grabar y en trabajar con los
metales. Mientras vivía en Estrasburgo, Gutenberg perfeccionó varias ideas
únicas: un molde portátil que podía ajustar para emitir cualquier carta de
forma precisa y en grandes cantidades; una aleación de estaño que se derretía y
solidificaba rápidamente y sin distorsión; una tinta confeccionada de aceite; y
una imprenta modificada. Para alrededor de 1440, había ensamblado los
componentes necesarios para la impresión de forma masiva, pero si imprimía
cualquier cosa en Estrasburgo, esta no hubiera sobrevivido.
Para 1448, Gutenberg regresó a su pueblo natal de Mainz y pidió dinero
prestado para sus negocios de impresión. Gutenberg no pudo pagar el dinero
prestado y en 1445 sus acreedores y socios le embargaron y tomaron posesión de
las tipografías de Gutenberg para dos proyectos en marcha: una Biblia imprenta
en cuarenta y dos líneas por página, y un salterio. Así, es que no existe
ningún material impreso que contenga el nombre de Gutenberg que haya
sobrevivido. Ni tampoco existe un retrato auténtico suyo ni una copia de su autógrafo.
La famosa Biblia de cuarenta
y dos líneas
Para el siguiente agosto, una copia de la Biblia de cuarenta y dos líneas de
Gutenberg, especialmente una traducción de la Vulgata de Jerónimo, fue
completada. La Biblia, que había sido impresa simultáneamente en seis imprentas
era maravillosa. Algunos coleccionistas dicen que este primer libro impreso es además
el más bello que se haya impreso, y pagan sumas exageradas por las cuarenta o
cincuenta copias que sobrevivieron de las doscientas originales. La tipografía de
Gutenberg no era como la nuestra; al contrario, se asemejaba al florido escrito
a mano de las cartas de los escribas que había sido usado por las edades. Cada capítulo
comenzaba con una gran inicial iluminada. Después, para ahorrar papel, una tipografía
más sencilla era desarrollada, fácil para emitir, fácil para leer, pero menos
elegante.
Las técnicas de Gutenberg mantenían un intercambio vigilado en Mainz, pero
no por largo tiempo. Para cuando Martín Lutero nació, en 1483, cada uno de los grandes
países europeos tenía al menos una imprenta. Dentro de cincuenta años de la
primera Biblia de Gutenberg, más copias de libros fueron producidas que lo que
se produjo en varios siglos anteriores juntos.
Revolución y Reforma
El nuevo proceso de Gutenberg provocó una revolución en la sociedad y en la
iglesia. Los libros podían ahora ser producidos en cantidades y en un precio
que los hacía disponibles a mucha gente, no meramente a estudiosos y a monjes. La
explosión resultante de conocimiento continúa acelerándose hasta nuestros días.
En la iglesia, la reforma protestante no hubiera sido posible en la era
pre-Gutenberg. De hecho, la reforma vino, en algunas formas como una guerra de
libros, cada partido apuntaba los terrores de otro. Todo lo que los
reformadores decían acerca del sacerdocio de los creyentes era enraizado en la suposición
de que el pueblo pudiera tener acceso a la Biblia en su propio idioma. Así,
Lutero y los otros reformadores trabajaron en traducir las Escrituras de modo
que ningún sacerdote, papa o concilio tendría que interceder entre el campesino
y la Palabra de Dios.
El principal libro en ser impreso fue la Biblia, así se expandieron las
enseñanzas cristianas. Mientras más se imprimía, más personas se volvían lectoras,
y más lectores demandaban más libros, así se erradicaba el analfabetismo. Incluso
para los iletrados la Biblia se volvió más accesible, porque el pastor podía
leer de y predicar acerca de la Biblia la cual estaba más leíble y disponible.
El cristianismo, la religión del Libro, se estaba volviendo universal en
una nueva forma. La religión no tenía que terminar en la puerta de la iglesia;
gracias a la posesión de Biblias, cada casa podía convertirse en un terreno de
entrenamiento para la fe cristiana.
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