Fueron ordenados como ministros y misioneros. Entonces sus corazones fueron calentados de una forma extraña, y sus vidas dieron inicio a un movimiento global.
Juan y Carlos Wesley eran dos de los
diecinueve hijos que le nacieron al matrimonio de Samuel y Susana Wesley. Samuel
ejercía las labors del ministerio anglicano en Epworth, Inglaterra, mientras
Susana, siendo una cristiana modelo, formó en sus hijos tanto las inclinaciones
académicas como espirituales.
Aunque de diferentes temperamentos,
Juan y Carlos siguieron intereses similares académicos y religiosos. Ambos entraron
en la Iglesia de Cristo, ino de los colegios más grandes de Oxford. Juan comenzó
en 1720 y Carlos en 1726. Después de recibir su educación, Juan fue elegido
miembro en el colegio de Lincoln, en Oxford y ordenado dos años más tarde.
El
“Santo Club”: una misión fracasada.
El primer año de Carlos en Oxford fue algo
insignificante, pero en su segundo año estableció una vida un poco más seria. Junto
a un grupo de amigos formó el “Santo Club”. Ellos se comprometieron unos a
otros a vivir una vida cristiana disciplinada y dedicados al estudio serio de
las Escrituras, la oración, el ayuno y las obras de caridad. Carlos fue el
primero del grupo en ser burlosamente llamado “Metodista” por sus compañeros
estudiantes, sin embargo este título se convirtió en el distintivo de honor
para estos buscadores del camino Cristiano. Juan Wesley se unió al club despues
de una ausencia a Oxford para ayudar a su enfermo padre en las labores de la
parroquia, y luego eventualmente se convirtió en el líder del grupo.
En 1753 los hermanos Wesley zarparon
con el general Oglethorpe en su segunda expedición a Georgia, pero aun en este
viaje de servicio misionero, las viejas dudas acerca de sus experiencias de
salvación salieron a la superficie. Ni Juan ni Carlos pudieron encontrar la
seguridad de que ellos eran en realidad hijos de Dios por su gracia. Regresaron
a Inglaterra creyendo que sus vidas y ministerios habían fracasado. Juan Wesley
escribió de su experiencia en Georgia: “fui
a América a convertir a los indios; pero, oh, ¿quién me convertirá a mi?”
Corazones
“extrañamente calentados”
La respuesta a su pregunta vino poco
tiempo después de su regreso de América. Ambos, Juan y Carlos fueron
influenciados por los amigos Moravos quienes portaban el mensaje de salvación
por gracia por medio de la fee n Cristo.
Carlos Wesley fue el primero de los dos
en ser justificado por la fe, y en el domingo de Pentecostés del 21 de mayo de
1738, experimentó el pentecostés en su vida. Escribió en su diario que el
Espíritu de Dios “sacó fuera la oscuridad
de mi incredulidad”. El prolífico compositor de himnos, que eventualmente
compuso entre seis mil a siete mil himnos, escribió un himno para conmemorar su
salvación. Mientras los estudiosos debaten acerca de cual de los tres fue el de
su conversión, el más probable es el himno que pregunta: “¿Y puede ser que yo pueda ganar algún interés en la sangre de nuestro
Salvador?” La última estrofa triunfantemente proclama:
Ahora no temo de ninguna condenación, Jesús, y todo en El es mío: vivo en El, mi cabeza viviente, y vestido en su divina justicia, valiente me acerco al trono eternal y reclamo la corona, a través de Cristo mi Señor.”
Tres días después, el 24 de mayo de
1738, la búsqueda de Juan por la gracia de Dios terminó en una reunión casera
en la calle Aldersgate en Londres. Escribió es su diario aquel famoso relato de
su conversión: “En la noche fui de muy
poca gana a una sociedad en la calle de Aldersgate, donde uno estaba leyendo el
prefacio de la carta a los Romanos de Lutero. Alrededor de un cuarto de hora
para las nueve esta persona estaba describiendo el cambio que Dios obra en el
corazón a través de la fe en Cristo, sentí que mi corazón ardía de una forma
extraña”
Juan inmediatamente compartió las
buenas nuevas con Carlos. Carlos escribió: “Alrededor
de las diez, mi hermano fue traído en triunfo por una tropa de amigos, y declaró:
‘Yo creo’. Cantamos un himno con gran gozo y participamos en una oración.”
Hasta su conversión los Wesley tenían
lo que Juan describía como “una religion justa y veraniega”. Ambos fueron
ordenados. Ambos predicaron, enseñaron, escribieron, compusieron himnos e
incluso se dieron a sí mismos a la obra misionera. Todo lo aprovecharon. Ellos no
tenían a Cristo, o mejor dicho, Cristo no los tenia a ellos. Vivían por buenas
obras pero no por su fe.
Ministerio
Herculeano
Con la iglesia establecida cerca de su
ministerio, Juan Wesley comenzó su ministerio, predicando a mineros de carbon y
plebeyos. A pesar de la oposición, su evangelismo itinerante pronto se expandió
a lo largo de las islas británicas. Se estima que Juan viajó alrededor de unas
doscientas cincuenta mil millas a caballo y predicó alrededor de cuarenta mil sermones.
Además publicó selecciones de sus sermones y escribió de una forma voluminosa. Su
uso de predicadores laicos y pequeñas sociedades dispersó el movimiento a unos
ciento veinte mil seguidores para el tiempo de su muerte.
Su hermano Carlos también predicó
ampliamente, eventualmente se estableció en Londres. Se convirtió en el más
prolífico y habilidoso compositor de himnos en la historia de Inglaterra, escribiendo
que muchos de los cuales son ampliamente cantados hoy, tales como: “O Quien
Tuviera Lenguas Mil”.
A pesar de todo, sus conversiones y
subsequentes ministerios no fueron eventos aislados cuyo impacto terminó
después del siglo XVIII. Sus vidas continúan grandemente afectando a la
iglesia. Muchas denominaciones Metodistas hoy alrededor del mundo suman más de
cincuenta millones y siguen abrazando los notables elementos del ministerio de
los Wesley: un énfasis en la predicación la organización de grupos pequeños
para la oración y el estudio de la Palabra, la importancia de la distribución
de libros y tratados y el amor por el pobre, el oprimido, que para los Wesley y
sus seguidores llegaron a ser la mayor expresión de la vida religiosa.
La teología de los hermanos Wesley
también tiene una influencia que continua fuera de los círculos metodistas. El énfasis
de los Wesley en el rol del Espíritu Santo en la vida de los creyentes y en la
iglesia ha afectado la santidad del movimiento, el movimiento Pentecosta, e
incluso el reciente movimiento carismático.
Un clero educado y la disponibilidad
del laicado también eran asuntos de mucha importancia para los Wesley, guiando
a la fundación de muchos colegios y seminarios wesleyanos. El balance entre la
vida y la mente y la vida y el espíritu, sigue siendo una tradición crítica
wesleyana, que busca predicar el evangelio a queinquiera que se convierta de
sus pecados, y se levanter en santidad.