Monday, February 10, 2014

El premilenialismo dispensacional: La era Dispensacionalista.





“1878 Fundamentalistas firman el “Credo de Niagara” el cual incluye enseñanzas premilenialistas”

“Como una otrora ridícula idea comenzó a dominar el mundo evangélico”.

La creencia del regreso personal de Cristo a establecer su reino terrenal, en otras palabras, el premilenialismo, siempre ha ganado adherentes, pero muy pocas personas para los 1800 se imaginaban que que esta creencia atraería a más de un puñado.
Todavía para 1875 un nuevo tipo de premilenialismo llamado dispensacionalismo se comenzó a espandir, debido a la desconcertante historia reciente del premilenialismo en los Estados Unidos (ver artículos anteriores) este reavivamiento no fue nada más y nada menos que maravilloso.
El nuevo premilenialismo vino a los Estados Unidos seguido de la Guerra Civil, después de un florecimiento en Gran Bretaña entre la hermandad de Plymouth. Uno de los más notados maestros de la hermandad fue John Nelson Darby (1800-1882) un ex-predicador de la Iglesia Anglicana de Irlanda, quien desarrolló una nueva variedad de premilenialismo futurista. El mismo lo llamó con el nombre de Dispensacionalimso, debido a la división de la historia en dispensaciones o eras.
“Estos períodos o eras son marcadas en las Escrituras por el cambio en los métodos de Dios en el trato con la humanidad en realación a dos eventos: el pecado y la responsabilidad del hombre” según explica C. I. Scofield, quien popularizó el sistema de creencia de Darby en América. “Cada dispensación debe ser considerada como una nueva prueba para el hombre natural y cada una termina con un juicio marcando un fracaso total en cada dispensación”.
Los dispensacionalistas son quisquillosos en los números y nombres de las dispensaciones, pero muchos dispensacionalistas americanos siguieron el sistema de siete dispensaciones de Scofield: Inocencia (antes de la caída), Consciencia (de la caída al diluvio), Gobierno Humano, promesa (desde Abraham hasta Moisés) Ley (de Moisés a Cristo), Gracia (la era de la iglesia), y el reino (el milenio).
No había nada especialemente radical en dividir la historia en períodos. Lo que hacía diferentes a los dispensacionalistas de todos los demás grupos era su nuevo método de interpretación bíblica. Todo en el sistema dispensacionalista parece descansar en la convicción de que Dios tiene dos planes completamente diferentes operando en la historia: uno para el pueblo terrenal, Israel y otro para el pueblo celestial, la iglesia.
Para Darby el plan para el pueblo terrenal de Dios había sido revelado a través de una serie de pactos con la nación de Israel: el pacto incondicional abrahámico, el pacto orientado en la ley mosaica, el pacto real davídico, y un nuevo pacto mesiánico.
Hasta la venida del Mesías, sin embargo, el pueblo terrenal de Dios debería sufrir la dominación de los gentiles profetizada por Daniel. Esta hegemonía gentil debería terminar con la venida del Mesías, setenta semanas después que uno de los gobernadores gentiles lanzara un decreto permitiendo a los judíos regresar a Jerusalén para reparar las murallas derribadas. Pero cuando los judíos rechazaron a Cristo como su Mesías, Dios suspendió el calendario o reloj profético al final de la semana sesenta y nueve de Daniel y comenzó a construir un nuevo pueblo celestial, la iglesia.

Arrebatando la doctrina.

Los dispensacionalistas estaban convencidos de que Dios no lidiaría con los dos pueblos de manera concurrente, por lo tanto, parecía necesario que Dios removiera la iglesia antes de proceder con el plan final para Israel. Esto llevó al dispensacionalismo a su más controversial y distintiva doctrina: el inminente, secreto y en cualquier momento rapto pretribucional de la iglesia.
Los primeros premilenialistas creyeron que el rapto debería ocurrir al final de la gran tribulación, con la segunda venida de Cristo. Pero los dispensacionalistas separaron el rapto (cuando Cristo vendrá por sus santos) de la segunda venida (cuando Cristo vendrá con sus santos).
Una vez que el pueblo celestial de Dios haya sido raptado, creía Darby, el guión divino estaría llegando a su cuenta final. Se levantaría el anticristo, Cristo y sus santos irrumpirían en las nubes y destruirían al anticristo y sus seguidores en una batalla (la segunda venida) las naciones del mundo serían juzgadas y Satanás sería arrojado en el lago de fuego. Entonces con la consumación de la semana setenta de Daniel, el victorioso Mesías restauraría el trono de David y comenzaría el reino milenial seguido por el juicio final y los cielos nuevos y la nueva tierra. Y así las siete dispensaciones llegarían a su fin.

El frente unido.

Los primeros adherentes al dispensacionalismo se tuvieron que sobreponer a serios problemas en las relaciones públicas, especialmente al establecer sus creencias evangélicas. Por varias décadas muchos evangélicos no consideraban al dispensacionalismo ortodoxo, eventualmente, sin embargo, el surgimiento del liberalismo teologíco forzó a muchos evangélicos conservados a lograr una unión defensiva en forma de alianza.
Un ejemplo clave es el movimiento de conferencias bíblicas. Mientras Darby estaba plantando su semilla en suelo americano un grupo de conservadores, incluyendo premilenialistas, fundaron las Reuniones para el Estudio Bíblico de Creyentes, los que eventualmente establecieron su sede en Niágara en el Lago Ontario y le cambiaron el nombre por Conferencia Bíblica de Niagara, estos se reunían por dos semanas cada verano, conscientes de que se mantenían firmes en creer lo que otros comenzaban a negar.
Los premilenialistas rápidamente asumieron el liderazgo de las Conferencias de Niagara. James Brookes presidió por más de veinte años y fue el primer responsable de la elaboración del Credo de Niagara en 1878. En adición a este endamiaje en el premilianialismo, el cual dio una pausa a muchos partidarios de Niagara, el credo afirmaba distintivos tradicionales evangélicos, tales como la autoridad de la Biblia y la absoluta necesidad de la conversión personal a Cristo.
Mientras tanto, varios dispensacionalistas buscaban enfocarse en los temas profécitos. Así la Primera Conferencia de Profecía y Biblia en América tuvo lugar en Nueva York en 1878, y fue tan exitosa que le siguieron otras seis más con el mismo énfasis. Aquellos que convocaron la conferencia notaron que “cuando por cualquier causa alguna doctrina vital de la Palabra de Dios hubiera caído en negación o contradicción o desaprobación, sería un serio deber para aquellos que sostuvieran dicha doctrina traerla a la comprensión y aceptación del pueblo de Dios.

El solitario antídoto del liberalismo.

Con el incremento de credibilidad y aceptación entre los diferentes grupos, los dispensacionalistas comenzaron a ser un poco más atrevidos y reclamaron hacer suyas distintivas y extraordinarias doctrinas. Reuben A. Torrey, quien fuera el succesor de D. L. Moody en el circuito del avivamiento, dijo que las creencias premilenialistas de la segunda venida eran la cura definitiva para la infidelidad teológica y el impregnable baluarte contra los falsos cultos.
“La verdad concerniente a la segunda venida de Cristo es la garantía contra todas las corrientes heréticas, errores y falsedades… es remarcable como todas las formas de doctrnias erradas tocan la doctrina de la segunda venida de Cristo y son destrozadas por la verdad revelada al respecto en las Escrituras”
William Bell Riley quien eventualmente guió el fundamentalismo en Minnesota, llamó al premilenialismo “el suficiente si no el solitario antídoto para la presente apostasía”. Para llegar a la posición dispensacionalista uno tenía que interpretar la Biblia literalmente y así asegurarse de haber comprendido las otras doctrinas esenciales de la fe de igual manera.
Naturalmente cuando los premilenialistas decías tales cosas, irritaban a muchos aliados evangélicos conservados que pensaban que podían llevarse bien con ellos sin tener porque ser dispensacionalistas. El profesor del Seminario de Princeton A. A. Hodge quien tenía una doctrina de la inerrancia de la Biblia que muchos dispensacionalistas desposaron, llamó el rapto pretribucional de la iglesia “una teoría antibíblica e improbable”
J. Gresham Machen el líder de los presbiterianos conservadores en los 1920 demostró las ambivalentes actitudes de muchos evangélicos: “él escribió que el renacimiento del premilenialismo en las Iglesias modernas causa un serio problema que está acoplado, creemos, con un falso método de la interpretación de las Escrituras, que a la larga será solo productivo para perjudicar, sin embargo, cuan grande es nuestro acuerdo con aquellos que sostienen el punto de vista premilenial”
Tales críticas siempre picaban a los premilenialistas quienes estaban orgullosos de tener un recto sentido común de leer la Biblia. Aunque ellos participaban en las alianzas conservadas evangélicas, había veces en las que los premilenialistas se sentían solitarios, aislados e inapreciados. Se guste o no en una era cuando la verdad de la doctrina era muchas veces juzgada por la compañía que la mantenía, el dispensacionalismo, entonces tuvo que defender su doctrina mostrando a aquellos que creían en él.

Líderes fundados y creados.

Los premilenialistas pudieron apuntar a un número de respetados y prominentes líderes evangélicos dentro de su movimiento. El avivador D. L. Moody, fue uno de los primeros convertidos en casi todo el mundo a finales del siglo al premilenialismo (aunque no un muy dispensacionalista doctrinario). Casi todos los grandes renovadores desde su época hasta la Primera Guerra Mundial adoptaron su escatología.
Los premilenialistas pudieron también apuntar a un pequeño grupo de líderes en el mundo de las misiones dentro del movimiento, pero con mucho, los más importante símbolos de la respetabilidad del dispensacionalismo fueron los prominentes pastores que dieron a sus congregaciones una dosis estable del nuevo premilinialismo.
Desde el principio los dispensacionalistas idearon una forma de producir un flujo constante de nuevo liderazgo a través del movimiento de los institutos bíblicos, el cual ayudaron a establecer a finales del siglo XIX como cobertura contra la teología liberal.
Casi sin excepción las puntuaciones de institutos bíblicos fundados entre 1880 y 1940 enseñaron el nuevo premilenialismo. A través de los ministerios de los graduados de estas escuelas, pastores, evangelistas, maestros de Biblia, misioneros, maestros de jóvenes, el dispensacionalismo se difundió.

Tradicionalistas con un toque.

El dispensacionalismo se difundió también porque sus defensores estaban dispuestos a demostrar algunas claras continuidades con las prácticas y creencias evangélicas tradicionales. Primero fue su compromiso con la Biblia. En un tiempo cuando los conservadores estaban cada vez más interesados en el alto criticismo en la Biblia, los premilenialistas se mantuvieron firmes en la inerrancia y la autoridad bíblica.
Además, los premilenialistas mantenían que cualquiera podía leer la Biblia y entenderla. Los maestros dispensacionalistas estaban de acuerdo en que el texto bíblico era mejor estudiado de forma inductiva, eliminando los prejuicios y escollos personales de la interpretación subjetiva de la cual los liberales eran culpables.
Todavía los maestros premilenialistas de Biblia insistían que uno no podía hacer justicia ya sea de un cuadro grande de la Biblia o de una parte más pequeña, sin una firme comprensión de la verdad dispensacional. Irónicamente por encima de su método inductivo establecieron un sistema dispensacional enormemente complejo y forzaron el contenido de la Biblia a que pasara a través de esas rejillas. Segundo el premilenialismo fue leal a la doctrina apostólica. Para el rango y archivo evangélico la fe era “dada una vez para todos los santos” durante el tiempo de los apóstoles. Así la tarea de la iglesia en cada era debía ser simplemente reafirmar lo que los apóstoles enseñaron y sus palabras eran solo encontradas en la Biblia.
Ya que la Biblia claramente contenía pasajes acerca del regreso apocalíptico de Cristo, esto debería ser completamente suficiente para los cristianos en los tiempos modernos. Tercero el premilenialismo también siguió el abierto supernaturalismo de la tradición evangélica. Mientras los liberales estaban inquietos acerca del punto de vista del mundo supernatural, la afirmación dispensacionalista de lo supernatural era solo lo que muchos protestantes estaban buscando recibir. En vez de poner a Dios dentro del proceso evolutivo histórico, los premilenialistas seguían creyendo en un Dios que estaba fuera de la historia y destinado a intervenir en ella pronto.

¿Para bien o para mal?

Para finales del siglo XIX el premilenialismo se volvió mucho mas creíble que el postmilenialismo. A los ojos de muchas personas los eventos recientes señalaban tiempos peores y no mejores.
Howard Pope, quien fuera superintendente del Instituto Bíblico Moody fue entrenado como un postmilenialista en Yale, pero sus estudios en misiones y crecimiento de la población mundial lo convencieron de que el mundo no se estaba convirtiendo a Cristo, como él había sido enseñado, por eso se convirtió al punto de vista premilenial tan rápido como Saul fue convertido a Cristo, dijo una vez.
Otros expostmilenialistas dijeron lo mismo, se estaba volviendo cada vez peor leer las noticias matutinas de los periódicos y creer que el milenio estaba a la vuelta de la esquina. Lo que se veía inevitable en los 1830, la cristianización de la nación y del mundo a través del éxito del avivamiento y la reforma ya no se veía posible al no ser por una intervención milagrosa de Jesús mismo.
Los premilenialistas hicieron de muchas de las corrientes y problemas de la sociedad una interpretación que ellos llamaron “señales de los tiempos”. La corrupción política, la pornografía, el abuso escolar, el surgimiento de los monopolios, el trabajo sin descanso, la profanación del día del Señor por inmigrantes, la mundanería en las Iglesias, la teología liberal, los conflictos internacionales, los incendios forestales, terremotos, avivamientos, el surgimiento de sectas como La Ciencia Cristiana y Los Testigos de Jehová, la polio, influenza, enfermedades, los cambios bruscos del clima, el surgimiento del Zionismo, el hundimiento del Titanic, el particionamiento de Europa después de la Primera Guerra Mundial, la radio, y otros incontables eventos y tendencias eran vistas como pruebas de que el premilenialismo estaba en lo cierto y que el fin de una era estaba acercándose rápidamente, eventualmente hasta sus dectractores se dieron cuenta de que el premilenialismo parecia plausible.
Todavía el crecimiento del premilenialismo no puede ser explicado por motivos meramente ambientales. No puede haber una explicación adecuada de como el movimiento buscó mantener elementos importantes de la antigua tradición evangélica


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