Ya sea adorado o aborrecido, el reformador y sus enseñanzas permanecen con vida en su monumental obra.
“No hay una brizna de hierba, no hay color en este mundo que no tenga la intención de regocijarnos”. Estas palabras fueron escritas por un hombre que había sido acusado en de generar un cristianismo sin gozo. Es recordado como el hombre que enseñó la predestinación, una idea repugnante para muchas mentes modernas. Como diría el historiador Will Durant. “siempre será difícil amar al hombre que oscureció el alma humana con el más absurdo y blasfemo concepto de Dios el cual no tiene sentido en toda la larga y honrada historia de tonterías”.
Aun así aquellos que conocen a Calvino lo consideran como un santo. Philip Schaff escribió que Calvino: “debe ser contado como uno de los grandes y mejores hombres que Dios ha levantado en la historia del cristianismo”
El Calvino de Geneva
El controversial teólogo nació en 1509 en Picardy, una parte de Francia. Calvino
fue brillante. Inicialmente tuvo la intención de ser un sacerdote, pero su
padre le indujo a estudiar leyes. Calvino estudió en diferentes universidades,
incluyendo París, afilando su ya lógica mente y ávidamente leyendo los clásicos
griegos y latinos.
Alrededor de 1533 Calvino tuvo lo que él llamó “repentina conversión”: Dios subyugó y trajo mi corazón a la
docilidad” aparentemente se había encontrado con los escritos de Lutero. Rompió
con el catolicismo, dejó Francia y se estableció en Suiza como un exiliado.
En 1536, en Basel, Calvino publicó la primera edición de una de las más
grandiosas obras religiosas que jamás se hayan escrito. Institución de la Religión Cristiana. El título, quizás mejor
traducido como Principios de la Fe
Cristiana introdujo un libro diseñado para entregar una ayuda en algunas enseñanzas
elementales por las cuales cualquiera podía ser motivado con la intención de
que la religión pudiera formar la verdadera devoción. A la edad de 27 años,
Calvino había ya producido una teología sistemática, una clara defensa de las
enseñanzas de la reforma.
Sus escritos impresionaron al pueblo, incluyendo Guilaume Farel, un
reformador en Geneva, Suiza. De camino a Estrasburgo, Calvino se detuvo para
pasar la noche en Geneva. Cuando Farel supo que el autor de Institución de la Religión Cristiana estaba
en el pueblo, le buscó y le suplicó que se quedara con él y le ayudara en la
iglesia de Geneva. Calvino se rehusó, abogando que solo quería una vida
tranquila y dedicada al estudio. Por tal razón Farel pronunció una maldición para
los estudios de Calvino a menos que se quedara. “Sentí como si Dios desde los cielos hubiera puesto sus manos sobre mi”
dijo Calvino, y Geneva fue su nueva casa hasta su muerte en 1564 con un breve
exilio.
Calvino pastoreó la iglesia de San Pierre predicando casi todos los días. Produjo
comentarios de casi todos los libros de la Biblia y escribió docenas de
devocionales y panfletos doctrinales. Se las arregló para hacer todo esto
mientras estaba en una constante batalla con varias dolencias como migraña y
dolores de cabeza. Además se casó y tuvo un hijo. Tristemente su esposa murió
joven, al igual que su hijo. Calvino se rehusó a volverse a casar sintiendo que
su trabajo pudiera mantenerle ocupado, lo cual fue así.
Calvino quería que Geneva, la cual era una ciudad notoria por su flojera
moral, fuera una ciudad santa. Su influencia se sintió por todas partes,
notablemente en las escuelas. Instó a excomulgar a los miembros de las iglesias
cuyas vidas no estuvieran conforme a los estándares espirituales, y cada
ciudadano en Geneva tuvo que subscribirse a su confesión de fe. Algunos se
resistieron a las restricciones morales, pero Geneva se convirtió en un magneto
mora, atrayendo protestantes exiliados desde toda Europa. Uno de ellos, Juan
Knox, describió a Geneva como: “la más
perfecta escuela de Cristo desde los días de los apóstoles”.
Los Institutos de Calvino
¿Por qué es tan grandioso Instituciones?
Por una cosa, ningún otro reformador presentó las creencias protestantes tan sistemáticamente.
El libro de Calvino, el cual él continuó escribiendo a lo largo de toda su
vida, cubría todas las bases. La primera edición de las Instituciones de
Calvino, un delgado volumen de solo seis capítulos, fue revisado y expandido
por Calvino cinco veces; la edición final en 1559 contenía setenta y nueve capítulos.
Es ampliamente las Instituciones lo
que causó que Calvino fuera considerado uno de las más fecundas mentes en el
desarrollo de la cultura y la civilización de occidente.
Calvino, siempre lógico, partió desde un punto de vista lógico: el Credo de
los Apóstoles, aceptado por todos los cristianos. Se dio cuenta que este tenía
cuatro puntos principales: “Creo en Dios
el Padre… Cristo Jesús… el Espíritu Santo… la santa iglesia católica.” Estas
son las cuatro divisiones de las Instituciones. Dibujando en una lectura
amplia, y construyendo en la obra de los reformadores, Calvino presentó una
teología y su aplicación práctica en la vida de la iglesia.
El libro III de Instituciones ha recibido mucha atención. En consideración con
el Espíritu Santo, Calvino examinó el asunto de la regeneración, en otras palabras
¿Cómo es que somos salvos? Reclamó que la salvación solo es posible a través de
la gracia de Dios. Incluso antes de la creación, Dios escogió algunas personas
para ser salvas. Este es el hueso con el que muchas personas se ahogan: la predestinación.
Curiosamente, no es una idea particularmente de Calvino. Lutero creía lo mismo
al igual que muchos otros reformadores. Pero Calvino lo mantuvo y lo enseñó con
tanto ímpetu que la enseñanza quedará por siempre atribuida a él.
Para Calvino, Dios está sobre cualquier otra cosa, totalmente soberano. El tema
constante de Calvino fue: “Si tú eres
salvo, es por la obra de Dios, no la tuya”. Solo Dios sabe quién es elegido
y quién no.
Pero, Calvino dijo, una vida moral muestra que la persona es probablemente
uno de los elegidos. El mismo Calvino, un hombre intensamente moral y energético,
despertó en otros la necesidad de trabajar en su salvación, no para ser salvo,
sino para mostrar que ya son salvos.
Las Instituciones de Calvino también
fueron la base para el sistema presbiteriano de gobierno de la iglesia. El libro
IV de las Instituciones describe una
iglesia bajo la guía de ancianos (presbuteroi en griego), líderes morales
elegidos por la iglesia. Otros legisladores en la iglesia son pastores, diáconos
y maestros. Con modificaciones, este sistema se sigue usando en iglesias
llamadas Presbiterianas o Reformadas.
Para enfatizar la soberanía de Dios, las Instituciones de Calvino también llevan al lector a creer que no
hay persona humana, ni rey u obispo, que pueda demandar nuestra última lealtad.
Calvino nunca enseñó el derecho a la revolución, pero sus enseñanzas
establecieron las bases para las ideas revolucionarias. En este sentido sus
obras son admirablemente “modernas” y él mismo es conocido como el padre de la
democracia.
La Influencia de Calvino
Un solo artículo no puede hacer justicia a la influencia de Calvino. La teología
de Calvino encontró un hogar en lugares tan apartados como Holanda, Escocia,
Polonia y América. Muchos libros han sido escrito acerca de él, algunos aplaudiéndole,
otros llamándole un demonio puritano. Pero es seguro decir que pocos cristianos han sido tan brillantes, energéticos,
morales y dedicados a la pureza de la iglesia como lo fue Juan Calvino.
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