Thursday, July 16, 2015

Los cien eventos más importantes en dos mil años de historia cristiana: Inicio del Concilio de Trento en 1545







En respuesta a la Reforma, el concilio trazó el curso de la Iglesia Católica por los próximos cuatrocientos años.
Si 1517 marca el comienzo de la Reforma Protestante, entonces 1540 (la fundación de la orden de los Jesuitas) y 1545 (el inicio del Concilio de Trento) marcan el comienzo de la Reforma Católica, también conocida como la Contra Reforma.

Cuando Lutero estalló el llamado a la Reforma, no todos los católicos abandonaron sus iglesias y se volvieron protestantes. Al contrario, muchos permanecieron, esperando una renovación. El papa Leo X, amante del placer, no era la persona adecuada para traer la reforma. Pero un papa posterior, Pablo III (1534-1549) convocó una comisión para examinar el estado de la iglesia. El reporte de la comisión, “Acerca de la Reforma de la Iglesia” fue mordaz: los papas y los cardenales se habían vuelto muy mundanos, el soborno para obtener oficios en las igleias estaba ampliamente diseminado; los monasterios habían perdido su disciplina; y la venta de indulgencias estaba siendo ampliamente abusada. (los protestantes obtuvieron una copia y la publicaron como una evidencia de la corrupción de la iglesia).


Intereses en Conflicto

En 1537, Pablo III convocó un concilio, pero las disputas políticas pospusieron su apertura por ocho años. El concilio finalmente comenzó, en la ciudad norteña de Italia de Trento, en 1545. Este concilio sostuvo un número de reuniones, con las tres mayores sesiones ocurridas en 1545-1547; 1551-1552 y 1562-1563. Las interminables sesiones y los largos periodos entre estas, significaba que los representantes cambiaban sus opiniones sobre el curso del concilio. Y la asistencia era pequeña; la sesión de apertura atrajo solo a treinta y cuatro líderes, y las reuniones largas en la tercera sesión solo tenían doscientos cincuenta y cinco.

El concilio trajo consigo una variedad de agendas en discrepancias. Algunos clérigos, particularmente miembros de la curia papal, se resistieron a cualquier reforma que estropeara su estilo de vida. Los obispos de España y Francia querían un papel más fuerte de independencia. Los Jesuitas, por otro lado, se mantenían firmes en la supremacía papal. Algunos delegados del concilio, como el emperador Carlos V (quien enfrentó un reto protestante en su reinado, el vasto Sacro Imperio Romano) quería que los católicos y los protestantes llegaran a un acuerdo. (Bajo esta presión, el concilio permitió a los protestantes presentarse a la segunda sesión, y sostuvieran conversaciones informales. Pero cuando las demandas protestantes no fueron puestas en la agenda, estos se fueron, en 1552). En pocas instancias los delegados se fueron a las manos.


Resoluciones

La Reforma tenía prioridad en la agenda. En el asunto que había provocado la Reforma, la venta de indulgencias, el concilio abolió los vendedores de indulgencias y detuvo algunos de los peores abusos. Además, el concilio tomó numerosas medidas para prohibir la corrupción en el clero. A sabiendas de que Lutero había desatado la Reforma precisamente por ambición, la avaricia, y la codicia del clero, esto provocó un llamado a los líderes a evadir incluso las faltas más insignificantes. Muchos abusos fueron condenados, tales como la posesión de varias catedrales, ofreciendo favores a los representantes y la tenencia de amantes.

El concilio lidió extensivamente no solo con la moralidad, pero también con la doctrina. Reafirmó el entendimiento tradicional medieval y rechazó las enseñanzas protestantes contemporáneas en cada aspecto.

El concilio sostuvo que había siete sacramentos, no solamente dos como los protestantes reclamaban, y que estos eran necesarios para la salvación. Todas las interpretaciones protestantes acerca de la Comunión fueron condenadas y la transubstanciación (la creencia de que el pan y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo) fue reafirmada. Los protestantes adoraban en su propio idioma, pero el concilio elevó y sostuvo la misa en latín. Y esto definía más precisamente el entendimiento sacrificial de la misa.

En el asunto crítico de la justificación, el concilio no pudo apoyar el entendimiento de la Reforma de la salvación solo por fe. Afirmó que ninguna persona puede saber con certeza si es justificado o no y que las buenas obras si contribuyen a una verdadera posición con Dios.

En el asunto de la autoridad de las Escrituras, la iglesia católica se alejó más del protestantismo. Los reformadores como Lutero habían traducido la Biblia al idioma común del pueblo. El concilio sostuvo, por el contrario, que la única versión oficial de la Biblia era la Vulgata Latina, y que no había interpretación privada de las Escrituras que pudiera estar fuera de la Vulgata ni de las enseñanzas de la iglesia. También el concilio rechazó el punto de vista protestante sobre la “Sola Scriptura” y declaró que junto con las Escrituras, la tradición tal y como había sido preservada por la iglesia eran una fuente de autoridad.


Resultados

El Concilio de Trento ayudó a traer una reforma necesaria sobre la Iglesia Católica. Además, refinó la estructura de la iglesia y estableció una fuerza para los años venideros.

En asuntos de doctrina, por otro lado, el concilio creó un abismo profundo y duradero entre católicos y protestantes. Toda esperanza de reunificación se desvaneció.


El Concilio de Trento definió lo que la iglesia iría a ser por los próximos cuatro siglos. No fue hasta el Concilio del Vaticano II en los 1960 que hubo una reexaminación del Concilio de Trento de 1545. 

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