Wednesday, January 15, 2014

Una perspectiva historica de la musica cristiana

 
 
 
Una perspectiva de la música a través de la historia dentro de la iglesia.
 
Extraído del libro en inglés Jubilate II Church Music in worship and renewal de Donald P. Hustad
 
Al comienzo de la tradición cristiana parecía que los idiomas de la música en las Iglesias variados en forma de cantos (siríaco, copto, gregoriano, mozarabico, etc.) eran únicamente sagrados. Aun cuando estos habían sido desarrollados por fuentes de gente secular, eran usados solo en la adoración. Al comienzo del siglo X dC comenzaron a surgir las composiciones polifónicas (cantadas por varias voces) y los primeros compositores identificados en esta época fueron Leonin (Siglo XII) y Perotin (Siglo XII y XIII). Desde el principio de la historia de la iglesia hasta la reforma, toda la música sagrada estaba controlada por la iglesia y se esperaba que esta apoyara y mejorara la adoracion en la iglesia. Desde nuestro punto de vista hoy sería presuntuoso tratar de evaluar la calidad de la adoración de un individuo ya sea un siervo, persona de negocios, o alguien de la nobleza mientras escucha las misas medievales de Perotin u Okeghem o los motetes de Josquin de Prez o Guillaume Dufay. Nosotros sabemos que muchos de los servicios de adoración fueron conducidos en idioma que pocos entendían, con poca o ninguna participación verbal por la congregación. Tendemos a presumir que la música era parte de la experiencia de misterio de los servicios de adoración medieval. Sin dudas los músicos, los clérigos y la nobleza lo entendían muy bien, pero los no lustrados, la gente común habría experimantado más significado de asociación que lo que podemos imaginar. Es cierto que los estilos de música religiosa aparecieron con el paso del tiempo, estos podían ser una parte constante de la vida medieval, pero eran usados en su mayoría en situaciones extra-litúrgicas, como proseciones religiosas, en las casas o la vida dentro de las villas. Es seguro afirmar que en este período pre-humanista eran más para glorificar a Dios que para edificar la humanidad de los individuos. Por otra parte toda la música oficial de la iglesia, era música artística aun cuando en este período antes que los artistas estuviaran elitistamente autoconscientes los músicos eran considerados unos buenos artesanos más que gente de la alta clase.
Bajo el liderazgo de Martín Lutero, Juan Calvino y Tomás Crammer en el siglo XVI, con la reforma protestante que engendró las tradiciones luteranas, calvinistas y anglicanas, una nueva y mas simple música en la iglesia se comenzó a desarrollar basada en el compromiso de la participación congregacional. Si el a-musical o amateur laicado iban a participar en los himnos y la liturgia el material debía ser suficientemente simple para que ellos lo pudieran interpretar. Para Lutero el arte musical de la liturgia compartía algo del carácter sacramental de la Palabra predicada. Por lo tanto los compositores luteranos hasta el tiempo de J. S. Bach disfrutaron una continua tradición de música artística, soli Deo Gloria (solo para la Gloria de Dios). Juan Calvino no tenia ese tipo de optimismo acerca del significado de la música sagrada de órganos y coros en la experiencia humana, por lo que inicialmente esta fue completamente eliminada de la adoración calvinista.
En el siglo XVII el crecimiento de la consciencia evangélica dictaminó que toda la música de la iglesia debería ser compartida por adoradores especiales, esta debería ser un “sacrificio de alabanza” y la gente debería entrar en el significado de ambas, la melodía y la letra, aun cuando la música fuera interpretada por especialistas musicales. En efecto la música debería ser evaluada por que tanto esta ministraba a la congregación. Los pietistas alemanes se opusieron a todo tipo de forma de música artística en las Iglesias y solo usaban canciones congregacionales, por esto vivieron en constantes tensiones con los tradicionalistas incluyendo J. S. Bach. Los puritanos en Inglaterra (incluyendo los rebeldes anglicanos y los separatistas) en rección contra lo que ellos juzgaban un realismo impotente del estado de la iglesia abolieron los coros, y destruyeron en numerosos casos invaluables órganos de Iglesias y partituras de música de iglesia, su música consistía de salmos cantados sin acompañamiento de instrument y cantados por la congregación. Los primeros bautistas en Inglaterra no tuvieron ningún tipo de música, cuando esta apareció mas adelante estuvo al principio limitada a cantos congragacionales del salterio.
Parecía obvio que comenzando con la reforma la iglesia comenzaba a alejarse de la música de arte. Serios compositores fueron moviendo su lealtad de la iglesia. Desde el tiempo del renacimiento comenzó a dársele atención a la música secular y ya para el siglo XIX y XX ya este era su interés central. Por los 1850 las mas grandes Iglesias protestantes en Europa y America había retornado al uso de los coros, la literatura tradicional de esos días ampliamente escrita por dotados artesanos musicales, tendía a imitar las formas de los maestros, pero fue poco desarrollada como una habilidad artística, poco desafiante a la imaginación y más amplio en su apariencia. A través del siglo XIX muchos grupos evangélicos inspirados por los avivamientos masivos usaron coros para introducir las nuevas formas congregacionales polupares y también para cantar himnos expandidos que eran llamadas múcia coral por ejemplo “Awakening Choir” por C. H. Gabriel o “Hallelujah for the Cross” con música de McGranaham. Mas alla de esto, el reavivamiento había marcado influencia en todas las Iglesias ya sea que estas participaran o no en los servicios de reavivamiento. Sin duda un popular acercamiento a la música había tenido lugar en la típica iglesia, grandemente debido a las crecientes mareas de humanismo, de democracia y de “religión del corazón”. La música de la iglesia se esperaba que ahora funcional en el sentido de que todo el  mundo podia compartirla. Consecuentemente esto tendió a mover el nivel de los adoradores que raramente frecuentaban los salones de concierto.
Para asegurarse de que la diversion musical no faltaba en la vida cotidiana del siglo XIX. Comenzando con la revolución industrial, la música popular estaba disponible ahora para las personas ordinarias en los salones de música. Para los miembros de las Iglesias avivadoras que huían de tal entretenimiento mundano, había conciertos de la nueva música evangélica ofrecida por individuos como: Philip Philip a quien le llamaba “el peregrine cantante” este fue otro recordamiento que la música para el pueblo común el cual en días anteriores estaba anónimo, el admirable resultado de un arte folklórico cultural, ahora estaba diseminado y anunciado. Como siempre pasa la atracción por la recompensa financiera motivó la producción de un flujo de materiales menos dignos (tanto seculares como sagrados) para suplir la demanda pública de entretenimiento.
El siglo XX trajo promesas de un despertar en el arte en la iglesia lo que muchos aclamaron como nueva y mejor reforma que la reforma del siglo XVI. Con el surgimiento de la Educación musical en todas las Iglesias protestantes, el movimiento litúrgico y al  menos un modesto renacer de un interes serio en la música de la iglesia compuesta en Inglaterra, Alemania y America. Parecía que seríamos testigos del mayo avivamiento de música artísticamente digna en las Iglesias, posiblemente desde los días de Bach. Ciertamente la segunda mitad del siglo XX atestiguó el mayor grande número de músicos profesionales en las Iglesias en la historia de America y probalbemente el mayor porcentaje de entradas invertidas en la música de la iglesia.
Sin embargo, la visión optimista de un milenio en el arte de la iglesia, comenzó a desvanecerse rapidamente en los últimos dias del siglo XX. Actualmente la alta clase de arte más grande del mundo en el siglo XX, nunca ha estado interesada en servir a la iglesia, aun si esta tuviera los recursos para hacerlo. Ahora la alta clase de arte está más interesada en alcanzar sus propias metas neo-romanticistas de individualismo, las que han producido diversos estilos que son comunmente agrupados juntos bajo el término de “arte moderno” el cual muchas personas insisten que no es arte. En muchas maneras el alto arte moderno simplemente deroga el estandar que lo distinguió como arte popular, como Kenneth Mayer había dicho: “La alta cultura, con sus disciplinas, estandares, y convicciones acerca de la verdad, acerca de la realidad objetiva, acerca de la dignidad del hombre, se rinde a la cultura popular y adapta sus caminos”. Si la obra de los cubistas, los dadaístas, y los surrealistas en pintar y los atonalistas en música fueran el primer fruto de esta revolución quizás los más extraños ejemplos de su punto de vista nihilista fueran las creaciones de Andy Warhol, y la música ruidosa de John Cage. La bancarrota estética de este movimiento artístico es probada a la larga en el libro de H. R. Rookmaaker “El arte moderno y la muerte de una cultura”. Por supuesto que hubo buenos ejemplos de verdadero arte musical en los finales del siglo XX como las obras para órgano de Messiaen y la Pasión según San Lucas por Krystof Penderecki, pero las Iglesias que estaban comprometidas a la alta clase debían estar satisfechas de usar materiales mayormente tomados de períodos anteriores. Bien puede ser que la desilusión general del público con la alta clase llevó al desinterés en el financiamiento de la educación musical la cual en una moda cambiante causó un declive en el talento disponible para el uso de la iglesia. Otros factores estuvieron igualmente involucrados: la declinación de las fuerza de Iglesias en la línea principal, el impacto de 40 años del más primitivo entretenimiento de música secular en la historia (rock), la influencia del teleevangelismo y el rápido crecimiento de la música cristiana popular como un medio de negocio en conciertos, grabaciones y música publicada. Todo esto contribuyó a la revolución en la música de la iglesia hoy la cual está otra vez alejándose del alto arte y aún de sus formas tradicionales. En efecto la música popular en la iglesia mucha de las cuales puede ser catalogada por la influencia del despertar carismático y el crecimiento de grupos de Iglesias es lo que ahora se está convirtiendo en un Nuevo nivel de fuerza y está haciendo nuevas incursiones incluso en las Iglesias de la línea conservadora.
 
 

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