Una perspectiva de la música a
través de la historia dentro de la iglesia.
Extraído del libro en inglés Jubilate II Church Music in worship and
renewal de Donald P. Hustad
Al comienzo de la tradición
cristiana parecía que los idiomas de la música en las Iglesias variados en
forma de cantos (siríaco, copto, gregoriano, mozarabico, etc.) eran únicamente
sagrados. Aun cuando estos habían sido desarrollados por fuentes de gente
secular, eran usados solo en la adoración. Al comienzo del siglo X dC comenzaron
a surgir las composiciones polifónicas (cantadas por varias voces) y los
primeros compositores identificados en esta época fueron Leonin (Siglo XII) y
Perotin (Siglo XII y XIII). Desde el principio de la historia de la iglesia
hasta la reforma, toda la música sagrada estaba controlada por la iglesia y se
esperaba que esta apoyara y mejorara la adoracion en la iglesia. Desde nuestro
punto de vista hoy sería presuntuoso tratar de evaluar la calidad de la
adoración de un individuo ya sea un siervo, persona de negocios, o alguien de
la nobleza mientras escucha las misas medievales de Perotin u Okeghem o los
motetes de Josquin de Prez o Guillaume Dufay. Nosotros sabemos que muchos de
los servicios de adoración fueron conducidos en idioma que pocos entendían, con
poca o ninguna participación verbal por la congregación. Tendemos a presumir
que la música era parte de la experiencia de misterio de los servicios de
adoración medieval. Sin dudas los músicos, los clérigos y la nobleza lo
entendían muy bien, pero los no lustrados, la gente común habría experimantado
más significado de asociación que lo que podemos imaginar. Es cierto que los
estilos de música religiosa aparecieron con el paso del tiempo, estos podían
ser una parte constante de la vida medieval, pero eran usados en su mayoría en
situaciones extra-litúrgicas, como proseciones religiosas, en las casas o la
vida dentro de las villas. Es seguro afirmar que en este período pre-humanista
eran más para glorificar a Dios que para edificar la humanidad de los individuos.
Por otra parte toda la música oficial de la iglesia, era música artística aun
cuando en este período antes que los artistas estuviaran elitistamente
autoconscientes los músicos eran considerados unos buenos artesanos más que
gente de la alta clase.
Bajo el liderazgo de Martín
Lutero, Juan Calvino y Tomás Crammer en el siglo XVI, con la reforma
protestante que engendró las tradiciones luteranas, calvinistas y anglicanas,
una nueva y mas simple música en la iglesia se comenzó a desarrollar basada en
el compromiso de la participación congregacional. Si el a-musical o amateur
laicado iban a participar en los himnos y la liturgia el material debía ser
suficientemente simple para que ellos lo pudieran interpretar. Para Lutero el
arte musical de la liturgia compartía algo del carácter sacramental de la
Palabra predicada. Por lo tanto los compositores luteranos hasta el tiempo de
J. S. Bach disfrutaron una continua tradición de música artística, soli Deo Gloria (solo para la Gloria de
Dios). Juan Calvino no tenia ese tipo de optimismo acerca del significado de la
música sagrada de órganos y coros en la experiencia humana, por lo que
inicialmente esta fue completamente eliminada de la adoración calvinista.
En el siglo XVII el crecimiento
de la consciencia evangélica dictaminó que toda la música de la iglesia debería
ser compartida por adoradores especiales, esta debería ser un “sacrificio de
alabanza” y la gente debería entrar en el significado de ambas, la melodía y la
letra, aun cuando la música fuera interpretada por especialistas musicales. En
efecto la música debería ser evaluada por que tanto esta ministraba a la
congregación. Los pietistas alemanes se opusieron a todo tipo de forma de
música artística en las Iglesias y solo usaban canciones congregacionales, por
esto vivieron en constantes tensiones con los tradicionalistas incluyendo J. S.
Bach. Los puritanos en Inglaterra (incluyendo los rebeldes anglicanos y los
separatistas) en rección contra lo que ellos juzgaban un realismo impotente del
estado de la iglesia abolieron los coros, y destruyeron en numerosos casos
invaluables órganos de Iglesias y partituras de música de iglesia, su música
consistía de salmos cantados sin acompañamiento de instrument y cantados por la
congregación. Los primeros bautistas en Inglaterra no tuvieron ningún tipo de
música, cuando esta apareció mas adelante estuvo al principio limitada a cantos
congragacionales del salterio.
Parecía obvio que comenzando con
la reforma la iglesia comenzaba a alejarse de la música de arte. Serios compositores
fueron moviendo su lealtad de la iglesia. Desde el tiempo del renacimiento
comenzó a dársele atención a la música secular y ya para el siglo XIX y XX ya
este era su interés central. Por los 1850 las mas grandes Iglesias protestantes
en Europa y America había retornado al uso de los coros, la literatura
tradicional de esos días ampliamente escrita por dotados artesanos musicales,
tendía a imitar las formas de los maestros, pero fue poco desarrollada como una
habilidad artística, poco desafiante a la imaginación y más amplio en su
apariencia. A través del siglo XIX muchos grupos evangélicos inspirados por los
avivamientos masivos usaron coros para introducir las nuevas formas
congregacionales polupares y también para cantar himnos expandidos que eran
llamadas múcia coral por ejemplo “Awakening Choir” por C. H. Gabriel o
“Hallelujah for the Cross” con música de McGranaham. Mas alla de esto, el
reavivamiento había marcado influencia en todas las Iglesias ya sea que estas
participaran o no en los servicios de reavivamiento. Sin duda un popular
acercamiento a la música había tenido lugar en la típica iglesia, grandemente
debido a las crecientes mareas de humanismo, de democracia y de “religión del
corazón”. La música de la iglesia se esperaba que ahora funcional en el sentido
de que todo el mundo podia compartirla.
Consecuentemente esto tendió a mover el nivel de los adoradores que raramente
frecuentaban los salones de concierto.
Para asegurarse de que la
diversion musical no faltaba en la vida cotidiana del siglo XIX. Comenzando con
la revolución industrial, la música popular estaba disponible ahora para las
personas ordinarias en los salones de música. Para los miembros de las Iglesias
avivadoras que huían de tal entretenimiento mundano, había conciertos de la
nueva música evangélica ofrecida por individuos como: Philip Philip a quien le
llamaba “el peregrine cantante” este fue otro recordamiento que la música para
el pueblo común el cual en días anteriores estaba anónimo, el admirable
resultado de un arte folklórico cultural, ahora estaba diseminado y anunciado.
Como siempre pasa la atracción por la recompensa financiera motivó la
producción de un flujo de materiales menos dignos (tanto seculares como
sagrados) para suplir la demanda pública de entretenimiento.
El siglo XX trajo promesas de un
despertar en el arte en la iglesia lo que muchos aclamaron como nueva y mejor
reforma que la reforma del siglo XVI. Con el surgimiento de la Educación
musical en todas las Iglesias protestantes, el movimiento litúrgico y al menos un modesto renacer de un interes serio
en la música de la iglesia compuesta en Inglaterra, Alemania y America. Parecía
que seríamos testigos del mayo avivamiento de música artísticamente digna en
las Iglesias, posiblemente desde los días de Bach. Ciertamente la segunda mitad
del siglo XX atestiguó el mayor grande número de músicos profesionales en las
Iglesias en la historia de America y probalbemente el mayor porcentaje de
entradas invertidas en la música de la iglesia.
Sin embargo, la visión optimista
de un milenio en el arte de la iglesia, comenzó a desvanecerse rapidamente en
los últimos dias del siglo XX. Actualmente la alta clase de arte más grande del
mundo en el siglo XX, nunca ha estado interesada en servir a la iglesia, aun si
esta tuviera los recursos para hacerlo. Ahora la alta clase de arte está más
interesada en alcanzar sus propias metas neo-romanticistas de individualismo,
las que han producido diversos estilos que son comunmente agrupados juntos bajo
el término de “arte moderno” el cual muchas personas insisten que no es arte.
En muchas maneras el alto arte moderno simplemente deroga el estandar que lo
distinguió como arte popular, como Kenneth Mayer había dicho: “La alta cultura,
con sus disciplinas, estandares, y convicciones acerca de la verdad, acerca de
la realidad objetiva, acerca de la dignidad del hombre, se rinde a la cultura
popular y adapta sus caminos”. Si la obra de los cubistas, los dadaístas, y los
surrealistas en pintar y los atonalistas en música fueran el primer fruto de
esta revolución quizás los más extraños ejemplos de su punto de vista nihilista
fueran las creaciones de Andy Warhol, y la música ruidosa de John Cage. La
bancarrota estética de este movimiento artístico es probada a la larga en el
libro de H. R. Rookmaaker “El arte moderno y la muerte de una cultura”. Por supuesto
que hubo buenos ejemplos de verdadero arte musical en los finales del siglo XX
como las obras para órgano de Messiaen y la Pasión según San Lucas por Krystof Penderecki, pero las Iglesias que
estaban comprometidas a la alta clase debían estar satisfechas de usar
materiales mayormente tomados de períodos anteriores. Bien puede ser que la
desilusión general del público con la alta clase llevó al desinterés en el
financiamiento de la educación musical la cual en una moda cambiante causó un
declive en el talento disponible para el uso de la iglesia. Otros factores estuvieron
igualmente involucrados: la declinación de las fuerza de Iglesias en la línea
principal, el impacto de 40 años del más primitivo entretenimiento de música
secular en la historia (rock), la influencia del teleevangelismo y el rápido
crecimiento de la música cristiana popular como un medio de negocio en
conciertos, grabaciones y música publicada. Todo esto contribuyó a la
revolución en la música de la iglesia hoy la cual está otra vez alejándose del
alto arte y aún de sus formas tradicionales. En efecto la música popular en la
iglesia mucha de las cuales puede ser catalogada por la influencia del
despertar carismático y el crecimiento de grupos de Iglesias es lo que ahora se
está convirtiendo en un Nuevo nivel de fuerza y está haciendo nuevas incursiones
incluso en las Iglesias de la línea conservadora.
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