Odiados por el protestantismo y el catolicismo, estos “radicales reformadores” no simplemente quisieron reformar la iglesia, sino restaurarla.
Viviendo en una era de pluralismo religioso, nos preguntamos por qué
personas en el siglo XVI eran torturadas y ahogadas por el simple hecho de
discrepar en el modo y la forma de bautismo.
Cuando Lutero, Zwinglio, y otros guiaron su movimiento fuera del catolicismo,
muchas prácticas habían cambiado; pero el bautismo de infantes, el modo
aceptado por mucho tiempo en la historia del cristianismo, no había cambiado. El
bautismo de adultos, quiere decir, personas que decidían por sus medios ser
bautizados, era una idea radical que atravesó el corazón tanto de la iglesia
como del estado. Aunque era solo una entre muchas ideas típicas revolucionarias
de un grupo diverso llamado Anabaptistas. Su movimiento también es conocido en
la historia como la Reforma Radical.
Origen de los Anabaptistas
El asunto inmediato que dio origen a los Anabaptistas no fue el bautismo,
sino, el gobierno civil. (Los dos estaban relacionados. Ser bautizados era un
asunto civil y rechazar el bautismo rasgaba la costura de la sociedad
cristiana.)
Bajo el liderazgo de Zwinglio y el concilio de la ciudad de Zurich, la
reforma estaba en proceso. Pero Conrado Grebel, Félix Manz y otros asociados de
Zwinglio no sentían que la reforma estaba yendo al punto en que debía llegar. Ellos
querían hacer distinción con el diezmo, la usura y el servicio militar. Además,
algunos de estos radicales querían una iglesia que fuera totalmente
autogobernada, libre de la intervención del gobierno civil.
Zwinglio, quien buscaba un cambio gradual y ordenado se separó de ellos. El
21 de enero de 1525, el concilio de Zurich que los radicales diseminaran sus
puntos de vista. Esa tarde de invierno, en una villa cercana, se reunieron
estos radicales y se bautizaron unos a otros. El nombre Anabaptista, significa “rebautizadores”
y se les fue dado más tarde por sus detractores.
Distintivos de los
Anabaptistas
Estos creyentes no solo querían reformar la iglesia; ellos buscaban una
total restauración de la misma que la llevara a su pureza y simpleza inicial. Tal
iglesia, sostenían ellos, consiste solo de personas que se presenten ellos
mismo como bautizados.
El congregacionalismo fue otra creencia esencial. Los Anabaptistas no podían
encontrar una justificación para elaborar burocracias en la iglesia. Las decisiones
no debían ser tomadas por líderes jerárquicos, sino por la totalidad de la congregación
local. De hecho, los Anabaptistas fueron los primeros en tratar de practicar la
democracia en la congregación.
Otra enseñanza central era la separación entre la iglesia y el estado. La iglesia,
decían ellos, debería estar compuesta de personas voluntarias. El estado no
debe usar la coerción en la conciencia de las personas.
Jesús enseñó el camino de la paz, creían los Anabaptistas, y por lo tanto
el pacifismo se convirtió en otro importante tema en sus vidas. Incluso los
odiados turcos no debían ser combatidos con la espada. Según la obediencia
clara a los mandamientos de Jesús, sus seguidores deberían ser diferentes a la
sociedad, incluso a una sociedad que clamaba ser cristiana.
¿No vieron acaso Lutero y los otros reformadores la sabiduría de los
Anabaptistas? En parte no porque ellos pensaban que la teología Anabaptista estaba
errada, y en parte porque los Anabaptistas parecían un movimiento desordenado. En
un caso extremo en Munster en 1534-1535 los Anabaptistas se levantaron en armas
(temporalmente tiraron a un lado sus tabúes y desataron la violencia) practicaron
la poligamia (citando precedentes del Antiguo Testamento) y reclamaron haber
recibido de parte de Dios extrañas revelaciones. Para ambos, católicos y
protestantes estos extremos justificaban la persecución de los Anabaptistas, ejecutándolos
por fuego, espada o ahogamiento.
Desarrollo Anabaptista
A pesar de la persecución, el movimiento se expandió, mayormente entre la
clase baja. Como los Anabaptistas no tenían una sanción oficial, pudieron
crecer en número a través de la predicación abierta del evangelio, algo nuevo
en la supuestamente Europa cristiana. Algunos líderes con coraje se levantaron,
particularmente el ex sacerdote Menno Simons (1496-1561) un dotado organizador
cuyo nombre ha sido usado para referirse a los Menonitas. Otros líderes
incluyendo Conrado Grebel, Tomás Muntzer, Hans Hut, Pilgram Marpeck, Melchior
Hoffmann, Jacob Hutter y Baltasar Hubmaier. Como puedes ver por sus nombres,
muchos Anabaptistas eran de los territorios de habla alemana, que fue siempre
el área donde tuvieron mayor fuerza. Aunque no hubo una persona que unificara
el movimiento, los Anabaptistas compartieron muchas creencias centrales, las
cuales fueron establecidas en la confesión de fe de Schleitheim en 1527.
Hoy no hay una lista de “iglesias Anabaptistas” en las páginas amarillas. Tal
vez puedas encontrar lista de sus descendientes, Menonitas e iglesias hermanas,
por ejemplo. Hay cientos de estas en Estados Unidos y en el resto del mundo. Aunque
pequeñas en miembros comparadas con las Bautistas o Metodistas, su influencia
ha sido grande, particularmente en las áreas del pacifismo y el servicio a la
comunidad.