En el 500 aniversario de la reforma nada honraría mejor nuestra historia
que dedicar unos cuantos artículos de este blog para hablar de la vida de
varios reformadores, que, con sus luchas y esfuerzos, e incluso al precio de sus
vidas, hicieron posible que hoy nosotros podamos tener un conocimiento más
claro del Dios que adoramos. Nuestra teología hoy es más sana gracias a que
Dios usó hombres como a los que hoy conocemos con el nombre de reformadores para
pulir, exponer y luchar por una doctrina sana y libre de errores. Por ello, los
once artículos que seguirán en este blog irán dedicados a Ulrico Zwinglio quien
murió con una espada en su mano luchando por la libertad para predicar la fe bíblica,
de quien los Bautistas trajimos muchas enseñanzas a nuestra teología.
El historiador suizo Wilhelm Oechsli dijo una vez que Zwinglio no fue el
personaje más importante en la historia de Suiza, sin embargo, fue el más audaz
y colorido.
Zwinglio se crio en las montañas, fue una combinación de intelecto, pasión,
e ingenio. Era un político hasta la médula. Pero en el centro del estudio de su
vida y obra está el hecho de que se convirtió en un devoto estudiante de las
Escrituras. Zwinglio fue transformado y cambiado por la Palabra, así como
muchos de nosotros, su visión estaba limitada a su tiempo y lugar en la
historia: la amante de la libertad ciudad de Zúrich a principios del siglo XVI.
Desde el ventajoso punto de medio milenio de historia, las debilidades y
errores de Zwinglio como líder cristiano lucen tan apercibidas como sus muchas
habilidades. Pero, ¿quién puede afirmar si el juicio futuro de la historia de
nuestra iglesia de hoy y sus líderes harán que nuestra crítica de la vida de
Zwinglio pueda parecer pálida al compararla? ¿Quién se atrevería a decir que el
juicio de Dios pudiera estar en nuestra vista corta o falta de caridad?
ALGUNAS CURIOSIDADES DE LA VIDA DE ULRICO ZWINGLIO
Dos de las declaraciones más famosas de Zwinglio son: “La verdad tiene un rostro feliz” y “No tener es la armadura”.
Zwinglio fue responsable del concilio en Zúrich de ordenanzas de
beneficencia el 12 de enero de 1525, en el cual los bienes de los monasterios,
que fueron tomados en la reforma, fueron usados para crear un fondo especial de
ayuda al pobre. Las escuelas también se beneficiaron de este fondo.
Zwinglio trabajó arduamente para cambiar la economía de Suiza de un
servicio dependiente y mercenario a una agricultura comercial. Animó al pueblo
a trabajar productivamente con la frase: “Tú
eres una herramienta en las manos de Dios. Él demanda tu servicio, no tu
descanso. Cuan afortunado eres en que Dios te deje tomar parte en su obra”.
De joven, Zwinglio tenía dones musicales y aprendió a tocar seis
instrumentos.
En 1519, mientras pastoreaba en Zúrich, la plaga se diseminó por la ciudad.
Cerca del 30% de las personas en la ciudad murieron. Zwinglio ministró las
víctimas y fue contagiado con la enfermedad, pero se recuperó. Compuso un himno
sobre la ordalía.
Durante 1516-1517 Zwinglio fue pastor en el pueblo de Einsiedeln. Más tarde
reconoció haber tenido una relación sexual mientras servía allí.
A medida que la reforma se llevaba a cabo en Zúrich, Zwinglio fue criticado
por los conservadores por ir demasiado rápido en sus ideas reformadoras y por
los radicales en ir demasiado despacio. Además de mover las estatuas y los
artefactos de adentro de su iglesia, también prohibió el uso del órgano. El pueblo
solo debía escuchar la Palabra de Dios.
En el Coloquio de Marburg en 1529 (nombrado así en honor al castillo donde
se llevó a cabo) Zwinglio y Lutero lograron estar de acuerdo en catorce puntos
doctrinales, pero estuvieron en desacuerdo en el último: el significado de la
cena del Señor. Zwinglio instó por diferentes puntos de vista. Lutero tomó la
tolerancia de Zwinglio como un indicio para decir que el pastor de Zúrich no
tenía su propio punto de vista muy seriamente definido, y que, por lo tanto,
Zwinglio no era un verdadero ministro del todo.
Zwinglio aprendió por su cuenta griego y hebreo para poder entender las
Escrituras mejor. Copió a mano las cartas paulinas del Nuevo Testamento de
Erasmo y las memorizó.
Mientras pastoreaba en Glarus, Zwinglio fue como capellán con tropas
mercenarias a Italia. Los suizos regularmente eran contratados para pelear
batallas de terceros países, creyendo que la estabilidad económica de la nación
dependía de la industria de la guerra. Durante la campaña militar en Italia
Zwinglio vio seis mil jóvenes suizos morir al servicio del papa en Marignon. Regresó
a casa convencido de que la “venta de sangre a cambio de oro” estaba
corrompiendo a su pueblo. Por sus esfuerzos para abolir esta práctica fue
forzado a salir de Glarus.
Zwinglio murió en combate en 1531, una batalla entre protestantes y
cantones católicos. Los protestantes estaban desorganizados y muy por debajo en
número, aun así, Zwinglio prefirió la guerra antes que el embargo que sus
aliados abogaron. Creyó que estaba peleando por preservar la libertad de
predicación del evangelio. Fue encontrado mortalmente herido por las tropas
enemigas y fue rematado por la espada de un capitán mercenario. Se dice que sus
últimas palabras fueron: “Ellos pueden matar
el cuerpo, pero no el alma”.
Zwinglio se casó con Anna Reinhart, una joven viuda que ya tenía tres hijos
y le concibió a Zwinglio otros tres. Zwinglio había escrito una carta al obispo
de Constanza pidiendo autorización para el matrimonio clerical, pero el obispo
se lo negó. Así que después de dos años de matrimonio secreto, Ulrico y Anna se
casaron públicamente.
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