El tratado teológico estableció un sistema teológico tan influyente que ha sido declarado de valor eterno.
“El buey mudo”, fue el nombre dado por sus compañeros de colegio al pesado,
tranquilo y serio muchacho de la familia Aquino. Nunca hubieran adivinado que
el buey pudiera producir dieciocho grandes volúmenes de teología, ni que es
sistema teológico que construyó se iría a convertir en la teología oficial del
catolicismo.
El gran teólogo de la Edad Media nació alrededor del 1225, proveniente de
una familia noble y adinerada. A la edad de cinco años el gordiflón muchacho
fue enviado a la escuela del monasterio cercano en Monte Casino (la comunidad
fundada por Benedicto setecientos años antes). A la edad de catorce años, Tomás
fue a la Universidad de Naples, donde su maestro Domiciano le impresionó tanto
que Tomás decidió también unirse al nuevo sistema de la orden domiciana.
Su familia se opuso ferozmente a tal decisión (aparentemente anhelando que
Tomás se convirtiera en un influyente abate de dinero o un arzobispo antes de
hacer votos de pobreza). El hermano de Tomás le secuestró y lo confinó por
quince meses; su familia le tentó con una prostituta y con una oferta de
comprarle el puesto de arzobispo de Naples.
Todos los intentos fallaron, y Tomás fue a París, el centro del estudio teológico
de la época medieval. Mientras estaba
allá cayó bajo el hechizo del famoso maestro Albertus Magnus, también conocido
como Alberto el Grande.
El ambiente educacional de
Tomás.
En la Europa medieval, la idea de la educación secular no había pasado por
la mente de todo el mundo. Toda enseñanza tenía lugar bajo la supervisión de la
iglesia, y la teología reinaba por encima de todas las ciencias. Aun cuando
Tomás vivía en una época en que los filósofos no cristianos estaban agitando
las mentes de muchos pensadores. Aristóteles el griego, Averroes el musulmán,
Maimonidas el judío y las obras de otros eran traducidas al latín. Los estudiosos
estaban fascinados, particularmente con Aristóteles, cuya obra había sido
desconocida en Europa por siglos. Aristóteles parecía haber explicado todo el
universo sin usar las Escrituras, simplemente usando sus poderes de observación
y lógica.
Las nuevas traducciones de los filósofos enfatizaban
la razón, y por lo tanto amenazaban con socavar las creencias cristianas
ortodoxas. ¿Podría una persona intelectual que había sostenido el razonamiento
de los nuevos filósofos retener su fe?
La Summa de Tomás.
Tomás ávidamente siguió a Aristóteles. Pero, con sentimientos más devotos a
la iglesia que a cualquier otra rama de filosofía, Tomás determinó extraer de
los escritos de Aristóteles lo que era aceptable para el cristianismo.
Al comienzo de su masiva Summa Teologiae (lo que quiere decir un resumen del conocimiento teológico).
Tomás declaró “En la sagrada teología,
todas las cosas son tratadas desde el punto de vista de Dios”. Tomás procede
a distinguir entre la filosofía y la teología, y entre la razón y la revelación,
aunque enfatizó que estas no se contradicen la una con la otra. Ambas son
fuentes de conocimiento, ambas vienen de Dios.
La razón, decía Tomás (siguiendo a Aristóteles) está basada en datos
sensoriales, lo que podemos ver, sentir, oír, respirar y tocar. La revelación
está basada en más. Mientras que la razón nos puede llevar a creer en Dios,
algo que otros teólogos habían ya propuesto, solo la revelación puede mostrarnos
a Dios tal y como Él es, el trino Dios de la Biblia.
La teología de Tomás no es fácil de leer. Pocos lectores modernos se pueden
sentar a través de muchas páginas de intrincados razonamientos. Aunque todos
pueden apreciar su intento de armonizar la revelación y la razón. Tomás mostró
que aunque la revelación nunca contradice la razón, una conclusión que muchos
discuten, la razón sola no es suficiente para entendernos a nosotros mismos ni
a Dios. El sentido de la experiencia puede explicar algo de la naturaleza de
los escritos, pero el conocimiento celestial solo, el cual cada creyente
experimentará después de la muerte, provee el conocimiento claro de Dios. Y aunque
una persona separada del cristianismo puede practicar ciertas “virtudes
naturales”, solo un creyente puede practicar la fe, la esperanza y el amor, las
verdaderas virtudes cristianas.
El legado de Tomás.
La obra de Tomás, junto a sus otros numerosos escritos (notablemente la Summa
Contra Gentiles un manual para los misioneros de los musulmanes, el
cual también contiene muchos himnos conocidos), no fue recibido universalmente
al principio. Varias de sus declaraciones fueron condenadas después de su
muerte, aunque las condenaciones fueron después retractadas. Pero antes de que
el gran sistema de Tomás ganara preeminencia. Cuando el catolicismo enfrentó el
crecimiento del protestantismo en Europa, usó las obras de Tomás en la redacción
de los credos del concilio de Trento en 1545-1563. Cuatro años más tarde, Tomás
fue declarado un “doctor de la iglesia”. Y en 1879, la bula papal A
eterni Patris endorsó el “Tomismo” (La Teología de Tomás) como una
autentica expresión de doctrina y dijo que debía ser estudiada por todos los
estudiantes de teología. Hoy, ambos protestantes y católicos extraen de sus
escritos, y nadie puede decir ser un teólogo a menos que no esté familiarizado
con la obra de Tomás de Aquino.
Tomás de Aquino como tal pudo no haber sido aprobado. A pesar de su
estatura como maestro y autor, se mantuvo humilde a lo largo de su vida. Consistentemente
rechazó ofertas para ser obispo o abate. Más remarcable que esto fue el anuncio
que hizo tres meses antes de su muerte en 1274. Él dijo después de
aparentemente ver una visión celestial durante un servicio de adoración “Todo lo que tengo hasta ahora escrito para mí
es como si fuera paja… comparado con lo que me ha sido revelado”. Tomás dio
todos sus escritos teológicos, y así la Summa Teologiae nunca fue
actualmente terminada.
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