En sus escritos, estas personas
preservaron la adoración temprana de la iglesia y desde entonces le dieron
forma al servicio de adoración cristiano.
Justino Mártir (c. 100-165) defensor de la adoración comunitaria.
Justino Mártir preservó el
reporte más temprano de un servicio de adoración cristiano con fecha de
mediados del Segundo siglo. Justino nació en la ciudad romana de Flavia, Neapolis,
hijo de padres paganos, buscó encontrar el significado de la vida en las
filosofías de su época, esto le trajo una serie de frustraciones.
Su primer maestro fue un estoico
que no sabía nada de Dios y que creía que ni siquiera pensar en Dios era necesario,
luego siguió un peripatético (filósofo itinerante), quien parecía estar más
interesado en el pago de la matrícula. Luego siguió un pitagorista, pero este
requería cursos de música, astronomía y geometría, lo cual parecía mucho a muy
poca velocidad, finalmente el platonismo, aunque su demanda intelectual probó
ser insuficiente para el hambre de Justino Mártir.
Al fin, alrededor del 130 dC,
después de una conversación con un hombre mayor de edad, su vida fue
transformada, un fuego fue repentinamente
encendido en mi alma me enamoré de los profetas y de este hombre que amaba a
Jesucristo, me vi reflejado en todas sus palabras y encontré que esta filosofía
de por si era verdadera y útil. Así es cómo y por qué me hice filósofo y deseo
que cada uno sienta lo mismo que yo”
Justino continuó usando su manto
de filósofo buscando reconciliar la fe y la razón, su ministerio de enseñanza
le llevó primero a Efeso (c. 132) donde llevó una disertación con Trifo, un
judío. Más tarde se mudó a Roma donde fundó una escuela cristiana donde
escribió dos fuertes apologías dirigidas a las autoridades romanas. La primera
(c. 153) dirigida al emperador Antonio Plus e hijos ha ganado la mayor atención
y preserva descripciones detalladas de la temprana adoración cristiana.
Lo que sale a la luz de esto es
no solo un escritor que ama a la cristiandad sino también a los cristianos. Justino
vio a creyentes bautizados “para que no
nos quedásemos como niños en necesidad e ignorancia, sino, de libre elección y
conocimiento. Justino tomó lugar en las oraciones comunes, el beso de la paz,
la Eucaristía, y la distribución de recursos a aquellos que estaban en
necesidad. En la adoración nos reunimos con otros para escuchar las memorias de
los apóstoles y leer los escritos de los profetas, para escuchar la exhortación
del presidente y mantenernos en oración”.
Alrededor del 165 dC, en parte
por su defensa a los mártires en su segunda apología, Justino intencionalmente
se denuncia como un cristiano. Rehusando rectractarse y ofrecer sacrificios
paganos, Justino fue azotado y
decapitado. Habiendo nacido como un pagano dio su vida por esta “verdadera
filosofía”, el cristianismo, y siempre sería conocido como Justino Mártir.
Mileto de Sardis (muere c. 190 dC.) conservador del calendario
cristiano.
En la segunda mitad del siglo II,
el obispo Policrates de Efeso escribió acerca de Mileto el eunuco, que vivió totalmente en el Espíritu Santo, y
está entre las más grandes lumbreras que se encuentra en reposo en Asia y
resucitará otra vez en el día de la venida del Señor”. Mileto viajó a
Palestina a visitar los lugares sagrados, virtualmente no se conoce mucho más
que eso de su vida.
La importancia de Mileto descansa
en su obra más popular “Homilía en la
Pascua” y en su papel en la controversia sobre la adecuada fecha para
celebrar Resurrección. En los días de Mileto algunas Iglesias de oriente
(especialmente en Asia Menor) siguieron la costumbre judía de celebrar
resurrección al mismo tiempo que la Pascua judía. Esta “Pascua cristiana”
marcaba no solo la rerurrección del Señor sino su sufrimiento como el cordero
pascual
Otras Iglesias (los cristianos
romanos bajo Victor) celebraban resurrección el domingo después de Pascua,
marcando una vital importancia en la resurrección, la cual ocurrió en el primer
día de la semana.
Como obispo de Sardis, Mileto
defendió la posición anterior denominada “cuatrodecimana” (lo que quiere decir 14).
El creía que esto había sido fechado desde que el apóstol Juan estaba en Efeso,
por último, sin embargo, la posición del domingo de resurrección triunfó. El concilio
de Nicea en 325 rechazó la práctica cuatrodecimana.
Esta decision junto con decisiones
adyacentes de conmemorar la epifanía cristiana y pentecostés tanto como el día
para los mártires, muestra el incremento de la importancia del calendario
cristiano, un medio para los cristianos marcar las festividades sagradas.
La Homilía en la Pascua de
Mileto, no solo muestra algunos de estos desarrollos, sino que es una de las
más bellas meditaciones que se hayan escrito acerca de la obra de Cristo. La palabra
Pascua, evocó en los cristianos tempranos un número de temas: la Pascua judía,
la cena pascual, el cordero sacrificado y comido en la Pascua, la semana santa
y resurrección, algunas veces todas al mismo tiempo. En este sermón la prosa
rítmica declara este misterio: El
misterio de la Pascua es Nuevo y viejo, eterno y temporal, corruptible e
incorruptible, mortal e inmortal, nacido como hijo, llevado como un cordero,
sacrificado como una oveja, enterrado como un hombre, se levantó de los muertos
como un Dios, siendo en naturaleza Dios y hombre al mismo tiempo.
El es todas las cosas: cuando juzga El es la ley, cuando enseña, el
Verbo, cuando salva, Gracia, cuando engendra, Padre, cuando es engendrado,
Hijo, cuando sufre, cordero, cuando es enterrado, un hombre, cuando resucita,
Dios, así es Jesucristo, a El sea la Gloria por siempre.
Perpetua (m. 203 dC) Mártir por Cristo.
El emperador romano Séptimo
Severo prohibió las conversaciones de judaísmo y cristianismo en el 202 dC. Al norte
de Africa, Vivia Perpetua, Felicitas y varios otros catecúmenes (nuevos
cristianos) fueron tomados prisioneros y eventualmente sentenciados a muerte en
las arenas de Cartago. En el registro del martirio de estas mujeres la joven de
veintidos años Perpetua, una muy educada esposa y madre lactante, describió su
vida en prisión concluyendo: la mazmorra se convirtió en un palacio.
Perpetua fue una mujer
privilegiada en conversar con el Señor, ella vio en una visión la revelación de
como termiaría su confinamiento y eran dos opciones o liberación o martirio y
ella recibió en vívido mensaje que sería un martirio. Después de esto dio
expectaciones para esta vida.
Sus días en la mazmorra fueron
marcados por las reuniones de oración, una palabra de sabiduría, varias
visiones y el parto de Felicitas quien dio a luz una hermosa niña después de
ocho meses de embarazo.
En la noche anterior al día del
martirio, las prisioneras celebraron una fiesta agape. Entonces cuando se
acercaban a las arenas, Perpetua cantaba salmos, enfrentada a las bestias, en
espíritu y en un éxtasis, se unió a la compañía de quienes en sangrienta
matanza acompañados por las burlas de la multitud cantaban el canto bautismal
que decía “lavado y salvo, lavado y salvo”.
Muchos elementos de la temprana
adoración cristiana eran evidentes en esta pasión de Perpetua y Felicitas. Por otra
parte, estos mártires dieron forma a la adoración de la iglesia por los siglos
venideros, las fiestas eran dadas en su honor, sus reliquias eran reunidas para
la veneración, se les erigieron monumentos.
A pesar de la especulación de que
Perpetua era una Montanista la mayoría de la familia cristiana la acogió como una
santa de incomparable gracia.
Clemente de Alejandría (c. 150-215) Maestro en canción y símbolo.
Tito Flavio Clemente nació en la
segunda mitad del siglo II, al parecer de padres paganos en Atenas. Bien educado
y convertido al cristianismo durante sus años de adultez temprana, Clemente
viajó ampliamente en busca de la excelencia en los maestros, esta búsqueda le
llevó finalmente a Alejandría en Egipto donde se convirtió en un estudiante de
Panteneo, el primer maestro conocido de la catedrática escuela de la ciudad.
Para alrededor del 190 dC,
Clemente superó a su maestro y comenzó a escribir y componiendo tres obras mayores
“Exhortación a los griegos” “El Instructor” y “Misceláneas” esta última de
estudios por temas, en cada una de ellas la fe cristiana engrana la cultura
clásica.
En el 202 dC, la persecución bajo
el emperador Séptimo Severo obligó a Clemente a huir de Alejandría, se
estableció en Capadocia y murió para el 215 dC.
En la cima de su ministerio en
Alejandría, Clemente fue el excepcional maestro cristiano en una ciudad donde
quizás había un millón de habitantes, por otra parte, como presbítero ayudó a
darle forma a la vida de la adoración en la comunidad de la iglesia. Uno de los
himnos cristianos mas antiguos es un anexo en la obra de Clemente “El
Instructor” llamado “Himno de Cristo el Salvador”, su más temprana
representación en inglés fue en 1846, el cual aparece en muchos himnarios hoy
con el nombre en inglés “Shepherd of tender youth”. Tres estrofas traducidas
del griego original dan una vídida imagen de la vida de adoración de la iglesia
de Alejandría:
Poca rienda de potros salvajes, alas de pajarillos que no van rectas,
timón seguro de barcos, pastor de las ovejas del Rey.
Une a tus hijos, los que viven en simplicidad, permíteles cantar en
santidad, dejáles celebrar con sinceridad, con una boca que no conoce el mal,
el Cristo que guía a sus hijos.
Oh Rey de los santos, oh soberano Verbo del más sublime Padre, príncipe
de sabiduría, apoyo a los hombres fatigados, gozo eterno de la familia humana,
Oh Jesús Salvador.
Clemente también defendió las
artes visuales en la adoración, muchos cristianos primitivos eran reacios a
hacer pinturas o dibujos, temiendo que su obra de arte pudiera provocar la
idolatría. Clemente se enfrentó a la cabeza del problema y concluyó que los
cristianos no están para representar dioses paganos, ni espadas, ni arcos, ni
copas de vino, ni recordatorios a la inmoralidad sexual, pero “los cristrianos
pudieran dejar que su emblema fuera una paloma, o un pez, o un barco navegando
frente al viento, o una lira musical, o un ancla de barco y su hay un pescador,
el nos podría recordar a un apóstol, y un pequeño niño siendo sacado de las
aguas”
Hipólito de Roma (c. 170 - c. 236) preservador de la sagrada tradición.
Hipólito fue el primer antipapa (el
obispo cismático de Roma) aun así es venerado por la iglesia católica como un
mártir y un santo. Muy poco es conocido de su vida temprana, algunos sostienen
que su familiarización con la filosofía griega y las religiones de misterio del
oriente sugieren los primeros lazos con el oriente.
A fines del siglo III, Hipólito
se convierte en presbítero en la iglesia de Roma bajo el obispo Zefirino. Cuando
Orígenes visitó la ciudad en 212 dC, escuchó con alegría el vigoroso mensaje de
Hipólito. Diferentes puntos de vista en cuanto a la doctrina y la disciplina de
la iglesia pusieron a Hipólito en contra del obispo y su compañero en el
presbiterio Calixto.
Cuando Calixto se convirtió en
obispo en 217 dC, Hipólito dejó la iglesia y probablemente fue elegido obispo
de Roma por sus influyentes partidarios. Este cisma persistió hasta el 235 dC,
cuando las autoridades romanas encontraron a ambos papas Ponciano y el antipapa
Hipólito culpables de predicar el evangelio. Ellos fueron enviados a las minas
de exterminio en Sardinia, esto les llevó a cada uno a abdicar su episcopado y
reestablecer el seguimiento. Ambos se hicieron mártires en la “isla de muerte”
El nuevo obispo de Roma, Fabian,
hizo traer los cuerpos de ambos a Roma, con sus funerales celebrados el mismo
día, 13 de agosto. Una lista con similitudes a los escritos de Hipólito y
tablas de resurrección fue encontrada en una antigua estatua desenterrada en
Roma en 1551.
Hipólito fue el teológo más
influyente en Roma durante el siglo III, escribió libros, comentarios y
tratados de varios temas. La obra que más ha llamado la atención en este siglo
es su “Tradición Apóstolica” lo cual es un manual sistemático de la vida de la
iglesia y la práctica, escrito alrededor del 215 dC abre una ventana a la
iglsia en Roma. Las liturgias por las santas órdenes, el bautismo, la
eucaristía y son dadas también la observancia de varios cristianos.
Hipólito da largas oraciones y
añade: “no es necesario para nadie recitar las palabras exactas que hemos
prescrito… sino que cada uno ore según su habilidad, si en efecto, está
capacitado para orar competentemente elevando una oración está bien, pero
incluso si es solo un cristiano moderadamente disponible para orar y dar
alabanzas, nadie le puede prohibir, solo dejen que ore sanamente en la fe”.