Amilenialismo
El Milenio
hoy
Agustín cambió su opinión y la de la iglesia en occidente por los próximos 1500 años.
Una de las cosas interesantes de Agustín de Hipona el famoso
norteafricano que se convirtió al evangelio en 386 dC es como y por que el
cambió su punto de vista durante sus cuarenta y cinco años de carrera como
escritor Cristiano. Quizás su más influyente cambio está encontrado en “La Ciudad de Dios” su gran obra
literaria,, con una amplitud masiva de alrededor de mil páginas en la
traducción moderna le tomó cerca de una docena de años en completarse.
Allí en el libro XXII, Agustín fija su comprensión madura del
Milenio de Apocalipsis 20:3-6. Su nueva posición que es llamada como
Amilenialismo se convierte en el punto de vista de la mayoría de los cristianos
en occidente, incluyendo los reformadores por casi mil quinientos años.
El milenio ahora
Agustín había seguido el punto de vista de la mayoría de los
cristianos anteriores a él, lo que había sido conocido como chiliasmo (de la palabra griega para mil
años). El tradujo esto al latín en la palabra Mileniarismo.
Ahora en La Ciudad de
Dios Agustín vio los mil años de Apocalipsis 20 no como un tiempo especial
en el futuro, sino como el período que comenzó con la primera venida de Cristo,
lo que es la era de la iglesia Cristiana, a través de esta era los santos reinarían
con Cristo, no en la plenitud del reino venidero preparado para los benditos de
Dios el Padre, pero, en una forma inferior.
De hecho, el pueblo de Dios no reina hoy con Cristo, dijo
Agustín, la iglesia no debería ser el reino de Cristo, el reino de los cielos,
(aunque Agustín sugiere diferentes significados de reino en las Escrituras).
Entonces ¿Qué hay de la maldad que el pueblo experimenta en
el reino de Cristo? Agustín dijo: el diablo está encadenado a lo largo de todo
el período desde la primera venida de Cristo hasta el fin del mundo, que será
la segunda venida de Cristo, esto no quiere decir que el diablo sea incapaz de
tentar a los cristianos alejados de Cristo, sino que no le es permitido ejercer su
total poder de tentación ya sea por fuerza o por engaño a seducir a los
cristianos. Aun cuando el diablo es desatado por un poco de tiempo, al final
del milenio de la iglesia su envestida revelará no solo la profundidad de su
malvado poder, sino también la maravillosa perseverancia del pueblo Cristiano. “El
Todopoderoso lo desatará para que la Ciudad de Dios pueda ver en cuan poderoso
enemigo se ha convertido para la inmensa Gloria de su Redentor, Ayudador,
Libertador”
Agustín dijo: “La primera resurrección de la cual Juan habla
es una resurrección espiritual y esta tiene lugar a lo largo de la historia de
la iglesia en la muerte espiritual, oye la voz del Hijo de Dios y pasa de la
muerte a la vida y asi ellos continúan en lo sucesivo en esta condición de
nueva vida”. Aquellos que no hayan venido a la nueva vida en esta era, en la
segunda resurrección pasarán a la segunda muerte con sus cuerpos.
Agustín nunca dejaba un problema sin resolver si podía evitarlo,
tomó los tronos de Apocalipsis 20:4 como “los asientos de las autoridades por
las cuales la iglesia es gobernada ahora” el juicio que ellos ejercen ahora es
lo que Jesús les habló cuando dijo: “cualquier cosa que hatareis en la tierra
será hatado en los cielos”.
Esta interpretación acoplada con este énfasis en la iglesia
como el reino, no dejaba noción de que Agustín había previsto: en la edad media
la iglesia sería vista como el lugar donde las reglas de Dios serían ejecutadas
en la tierra a través de la monarquía papal.
El cielo es la cosa
Esta era la nueva forma de entender las últimas cosas, y la
pregunta naturalmente surgió: ¿Por qué Agustín abandonó la interpretación
dominante de cristianos muchos de los cuales eran profundamente respetados?
Primero Agustín debía mucho a un notable escritor Cristiano africano
llamado Ticonio, quien murió alrededor del 400 dC, sabemos muy poco de él pero
lo suficiente para estar seguros de que estos escritos conformaron las
creencias de Agustín.
Segundo Agustín cada vez más se enfocaba en la vida en los
cielos, ambas ahora y en lo adelante. La realidad terrenal e histórica iba
siendo cada vez menos importante para él. La verdadera plenitud estaba más allá
de este mundo. La idea de un Milenio literal en la tierra después del regreso
de Cristo era para el demasiado burda.
Tercero Agustín estaba luchando con reacciones al saqueo de
la “ciudad eternal” de Roma por los
godos en 410 dC. Muchos cristianos con este punto de vista habian invertido mucho
capital espiritual en la permanencia del imperio romano y por lo tanto habían
sido perturbados cuando la ciudad cayó. Agustín quería cortar toda la historia
secular a su tamaño, todo lo que importaba era la historia de la Ciudad de
Dios.
Cuarto Agustín había venido a ver todo el período entre la
primera venida de Cristo y su segunda venida como una era única uniforme y sin
interrupción por ningún evento especial que iniciara nuevas eras en la historia
de la salvación. Por eso mostró tan poco interés en la revolución de
Constantino.
Agustín creía que los própositos de Dios serían siempre
cumplidos, el evangelio estaba avanzando hacia las naciones en las cuatro
esquinas de la tierra, los santos que habían resucitado a la nueva vida a
través del bautismo estaban siempre reinando con Cristo y siempre sufriendo
hostilidades demoníacas.
El evento histórico desicivo
había tenido lugar en Belén, Nazaret y Jerusalen y estos iban a tener total
cumplimiento solo cuando Cristo viniera otra vez. Con la primera venida de
Cristo había comenzado “los últimos tiempos” de la era terrestre, la
consumación estaba más allá de este mundo cuando Cristo reinara en medio de
su pueblo restaurado, cuando las luchas y preocupaciones de esta era hayan
terminado.